La Huella de carbono.
¿Qué es la huella de carbono?
La huella de carbono representa el volumen total de gases de efecto invernadero (GEI) que producen las actividades económicas y cotidianas del ser humano.
Que genera la huella de carbono.
La huella de carbono es el conjunto de emisiones de GEI generadas directa e indirectamente por una persona, un grupo, una organización, una empresa, una región, o incluso un producto, un servicio, o un evento.
No se trata de un asunto menor, el planeta Tierra se encuentra en un proceso de calentamiento: sequías, incendios forestales y olas de calor son cada vez más frecuentes. Quizá corras con la suerte de no experimentarlas donde vivís, pero sin duda alguna habrás oído hablar de este fenómeno a través de los medios de comunicación.
Según los Centros Nacionales de Información Ambiental de Estados Unidos, el año 2020 fue el segundo más cálido registrado después de 2016, y siete de los años más cálidos de la ocurrieron después de 2014.
El aumento de la temperatura media mundial se debe al aumento de los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera terrestre. La atmósfera deja pasar la energía del sol, pero los gases de efecto invernadero absorben y atrapan la energía que la Tierra normalmente emitiría al espacio, lo que genera más energía y temperaturas más altas. El nivel de dióxido de carbono (co2) en la atmósfera se considera la perilla de control más grande del termostato de la Tierra, por lo que el concepto de "huella de carbono" se ha vuelto cada vez más importante en las conversaciones sobre el calentamiento global y el cambio climático.
¿Qué significa "huella de carbono"?
Nuestra huella de carbono es la cantidad total de carbono que todos emitimos colectivamente debido a todas las actividades humanas. Actualmente, el mundo produce emisiones de carbono equivalentes a unas nueve gigas toneladas (mil millones de toneladas) de dióxido de carbono cada año. Aproximadamente la mitad de estas emisiones son absorbidas por los océanos y la biosfera terrestre, dejando un exceso de aproximadamente cuatro gigas toneladas de dióxido de carbono para acumularse en la atmósfera.
Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Estados Unidos produjo alrededor de 6,600 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente en 2019. Si bien el promedio mundial de huella de carbono personal es de aproximadamente seis toneladas de dióxido de carbono por persona por año, Estados Unidos es el el tercero más alto del mundo con alrededor de 20 toneladas de dióxido de carbono por persona por año, detrás de Australia y Arabia Saudita, según la investigación de ciencias climáticas de la Universidad de Berkeley.
La huella de carbono promedio de cada argentino es de 5,71 toneladas de CO2 por año.
Los mayores contribuyentes a las emisiones de carbono en los Estados Unidos, así como en países industrializados de características similares, son:
Transporte: 29% - Generación de electricidad: 25% - Actividades industriales: 23% - Calefacción comercial y residencial: 13% - Agricultura: 10%.
¿Qué efecto tiene nuestra huella de carbono en el medio ambiente?
Como resultado de los gases de efecto invernadero emitidos durante las últimas décadas, se ha desencadenado una cascada de eventos climáticos que incluyen:
Suelos más secos: el calentamiento global no se produce por igual en todo el planeta Tierra debido a las diferencias en las capacidades caloríficas de la tierra y el agua. Las superficies de la tierra se calientan más rápido que las superficies del agua y, como resultado, los suelos están más secos de lo habitual. Esto afecta el crecimiento de la vegetación y también hace que los incendios forestales se propaguen más fácilmente, según la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA).
Calentamiento de las temperaturas oceánicas: si bien el océano puede retener más calor debajo de su superficie que la tierra, eventualmente llega a la superficie y da como resultado altas anomalías en la temperatura de la superficie del océano. Entre otros efectos, el aumento de la temperatura del mar es perjudicial para la gran mayoría de peces y puede provocar el blanqueamiento de los arrecifes de coral. Acciones cuyos efectos tienen un alcance global y que sin duda alguna pone presión sobre los recursos marinos.
Acidificación de los océanos: a medida que bombeamos más y más dióxido de carbono a la atmósfera, los océanos han ido absorbiendo este exceso, haciéndolos más ácidos. Esto tiene consecuencias directas en la salud de todas las especies marinas, pero especialmente en los arrecifes de coral, que no pueden construir sus esqueletos, así como en las almejas, los mejillones y el plancton marino, cuyas conchas protectoras no pueden formarse en condiciones ácidas.
Pérdida de reservas de hielo y aumento del nivel del mar: resultado de un efecto conocido como amplificación polar o amplificación ártica, el incremento de las temperaturas es desigual en las diferentes latitudes del planeta. Las latitudes septentrionales y el Polo Norte se están calentando más rápido que el resto del mundo y esto ha resultado en la disminución de la duración de la capa de nieve en tierra, así como en los volúmenes de hielo marino ártico y glaciares de montaña.
El derretimiento de las reservas de hielo junto con la expansión térmica de la parte superior del océano debido al calentamiento, ha resultado en un aumento continuo del nivel del mar según la NASA. Los niveles actuales del mar son alrededor de 18 centímetros más altos que los niveles registrados en 1900. Este incremento trae consigo un aumento del riesgo de inundación de las áreas costeras. Sobra decirlo, pero no debemos olvidar que dos tercios de la población mundial viven a menos de 100km de la costa. Por lo tanto, cualquier desastre natural a gran escala podría conducir a cambios permanentes en nuestras costas, perturbando los asentamientos y provocando grandes pérdidas económicas.
Actualmente, estamos aproximadamente 1.1 ° C por encima de los niveles de temperatura preindustriales y es probable que superemos el límite de 1.5 ° C que se estableció como meta en el Acuerdo Climático de París. Este tratado internacional sobre cambio climático, adoptado en 2015 por 196 países, fue el primer acuerdo vinculante que reunió a todas las naciones para combatir el cambio climático. Se espera que cada nación se comprometa con ambiciosos objetivos nacionales para reducir los gases de efecto invernadero y colabore internacionalmente para desarrollar la resiliencia para adaptarse al aumento de las temperaturas.
Cómo calcular y reducir tu huella de carbono
La huella de carbono mide la cantidad de gases de efecto invernadero que emitimos a la atmósfera. Puede calcularse para una empresa, pero también para una persona. Contaminamos más de lo que creemos.
Puede que hayas escuchado hablar alguna vez de la huella de carbono. Se refiere al número de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero que cada persona, empresa, producto o servicio envía a la atmósfera. Todos contaminamos.
Cada hogar aprox. emite anualmente una media de 12,5 toneladas de gases de efecto invernadero. Una cantidad que sigue en aumento pese a la crisis económica, con incrementos de casi el 25% en las últimas dos décadas. La mayor parte de toda esta contaminación tiene que ver con el consumo de energía.
Pero más allá de las medias existen grandes diferencias entre la huella de una empresa y la de otra, o entre la huella de una persona y la de otra. El nivel de emisiones contaminantes varía según las rutinas y comportamientos. Todo esto se puede medir y tiene una lógica.
Piénsalo bien. ¿Cuánto agarras el coche? ¿Tienes alguna idea de cuántos kWh de electricidad consumes al mes y de si la electricidad que consumes es de origen renovable? ¿Reciclas todo, solo un poco o nada en absoluto?
¿Cuál es tu huella de carbono?
Solo conociendo tu huella de carbono podrás hacerte a la idea del daño que provocamos al planeta. Es el primer paso para concienciarte e intentar reducirla todo lo que sea posible (aunque tu paso por este mundo siempre va a dejar una cierta huella). Es el primer paso para modificar tus rutinas y convertirte en mejor inquilino del planeta Tierra.
Hay muchas maneras de medir la huella de carbono y, evidentemente, no se hace igual para un país que para una empresa o para un individuo. Por lo general se suelen tomar mediciones mensuales o anuales, destacándose variables como las siguientes:
Cuánta energía consumes en tu casa (electricidad, gas, butano, propano, carbón...).
Cuáles son tus hábitos de transporte, evitando desplazamientos innecesarios. Como, por ejemplo, utilizando los servicios de video llamada en lugar de acudir físicamente a una oficina.
Minimiza la generación de residuos, recicla y reutiliza aquellos que no puedas evitar generar. Una forma fácil y sencilla de contribuir es digitalizando tus facturas.
Otros hábitos como tener contratada una tarifa que promueva y certifique el uso de energías renovables.
Para conocer cuántos gases de efecto invernadero emites puedes echar mano de las distintas calculadoras que Internet y Google ponen a tu disposición.
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Reduce tu huella de carbono
Una vez que tengas el diagnóstico - tu huella de carbono- ya podés empezar a reducirla. Al principio puede parecer una tarea enorme, pero lo importante es recordar que bastan unos pequeños gestos para disminuir considerablemente tu impacto medioambiental.
1. Desconecta todos los electrodomésticos que no utilices. Algunos de los electrodomésticos de tu casa consumen más de lo que crees y no en todos los casos es necesario que estén siempre enchufados. No te digo que desenchufes la heladera, (a no ser que te cojas unas largas vacaciones), pero ¿qué sentido tiene tener en stand-by la tele y la cafetera? ¿Por qué tener enchufados tres o cuatro cargadores que no están conectados a ningún móvil ni Tablet? Y mejor no hablar de dejarse encendidas las luces de habitaciones en las que no hay nadie. Este frente de batalla es fundamental y además de reducir tu huella de carbono te ayudará a ahorrar en tu factura eléctrica.
2. Utiliza transportes ecológicos. Siempre que puedas deja guardado el coche o la moto y utiliza tus propias piernas o bicicleta para llegar a tu destino. O tal vez no tengas ni que ir, puedes evitar desplazamientos.
Si hablamos de distancias exageradas, elige el transporte público. Apuesta por la movilidad sostenible también con tu vehículo propio.
3. Recicla. No tienes excusa y no serás tan cínico como para escudarte en esa leyenda urbana que dice que después lo mezclan todo. Es mentira y existe todo un circuito estructurado de recogida y reciclaje para el vidrio, el cartón/papel, los plásticos, las pilas, las medicinas... Ya de paso, cuando salgas a la compra llévate contigo una bolsa de tela o un carrito para no tener que usar innecesariamente bolsas de plástico. Evitemos, en la medida de lo posible, la generación de residuos. Una forma simple y cómoda de hacerlo es activar tu factura digital, tan simple que la puedes activar ahora mismo desde la comodidad de tu sofá. Además de reducir las emisiones de CO2, tendrás toda la información sobre tus facturas inmediatamente tras ser emitidas, y podrás tener un mayor control sobre tus consumos.
4. Conoce los beneficios de instalar paneles solares para un consumo energético más renovable. Al producir tu propia energía, no solo estarás ayudando al planeta, si no que ahorrarás en tu factura.
Ya sabes lo que es la huella de carbono. Ya sabes cómo reducirla. Ahora solo falta que aportes tu granito de arena. Entre todos podemos levantar una montaña y ayudar a nuestro planeta.
Los próximos años serán decisivos en la batalla contra el cambio climático y nuestro éxito dependerá, sin duda, de nuestra capacidad para disminuir la huella de carbono. A continuación, te proponemos algunos consejos que ayudarán a conseguirlo:
1 - Apuesta por un consumo responsable, basado en productos de proximidad y elaborados de forma sostenible, y monta tu propio huerto urbano.
2 - Muévete de forma más sostenible, en transporte público, bicicleta o a pie, y compra vehículos más respetuosos con el medio ambiente.
3 - Elige un consumo de energía de origen 100 % renovable, adquiere electrodomésticos de bajo consumo y regula la calefacción y el aire acondicionado para ahorrar energía.
4 - Conciénciate a ti mismo y a los demás sobre la importancia de reducir la huella de carbono.
5 - Disminuye la cantidad de residuos: reutiliza tus envases, recíclalos y, si no es posible, tíralos al contenedor correspondiente.
¿Cómo se puede reducir la huella de carbono?
10 formas de reducirla:
1 - Reducir el uso del secarropa; ya que producen una gran cantidad de CO2. Se recomienda utilizar tender.
2 - Desconectar el cargador del celular cuando no se está usando. Si se deja conectado sigue consumiendo energía.
3 - Mantener limpia la heladera y evitar acumulación de bolsas de plástico; ya que generan que el aparato necesite más potencia para enfriar, y con ello se gasta más electricidad.
4 - Usar bicicleta como medio de transporte; también considerar el transporte público.
5 - Utilizar bolsas de tela para ir al supermercado, o cajas de cartón.
6 - Usar termo o botellas sustentables en vez de botellas de plástico
7 - Reducir la ingesta de carnes. El proceso de la industria cárnica gasta muchísima cantidad de energía.
8 - Mantener el auto en buen estado. Los autos con el mantenimiento adecuado, como las llantas infladas correctamente, generan menos emisiones de gases de efecto invernadero.
9 - Tener Plantas endémicas; ya que las plantas propias de cada localidad no requieren demasiado uso de agua, y sus beneficios son mayores al absorber el CO2 del aire.
10 - Recordar las 3 R; Reducir, Reutilizar y Reciclar.
ISO 14067.
La Organización Internacional de Normalización (ISO) está desarrollando una nueva norma para la huella de carbono de los productos, la ISO 14067. Los clientes, consumidores y accionistas están cada vez más preocupados por el impacto medioambiental de las actividades, productos y servicios que consumen.
ISO TS 14067 especifica los principios, requisitos y directrices, para la cuantificación, total o parcial, de la huella de carbono de los productos (PPC, en sus siglas en inglés), tomando como referencia las normas internacionales de análisis del ciclo de vida como ISO 14040 e ISO 14044.
ISO TS 14067 incorpora requisitos de evaluación que permiten identificar los procesos que, a lo largo de ciclo de vida del producto, contribuyen de manera significativa al aumento de su huella de carbono.
Con esta identificación las organizaciones pueden adoptar políticas de reducción de emisiones con medidas específicas en los principales focos y aumentar la eficiencia de la cadena de valor del producto.
La novedad de la comunicación de la huella de carbono, permite dar información transparente a los consumidores. Esto puede hacer que el producto tenga un elemento diferenciador que aporte valor.
“Si uno no modifica su rutina, este mundo no cambia. Si todos lo hacemos, crearemos un mundo nuevo.”
Gabriel Martins Galego.