La ideología materialista, el conocimiento espiritual y el Impulso Crístico, por Andrés Piñán.
En la ideología materialista se hace creer que poco importa lo que se haga, se diga o se piense, que nada trasciende, que todo es relativo, y para ello se utiliza la ciencia como justificación veraz y demostrable de que solo existe la realidad físico material. Sin embargo sabemos que no existe en nuestro mundo nada que no sea trascendente: cualquier cosa que hagamos, sintamos o pensemos se difunde al resto de la creación, para bien o para mal, al igual que cuando respiramos compartimos el aire continuamente con todos los seres vivos que nos rodean. Por ello siempre debemos preguntarnos: ¿Puede ocasionar lo que hago, siento o pienso algún desequilibrio o trastorno a la humanidad o al entorno?. No somos nada si no nos sentimos vinculados a todo cuanto existe, si nos limitamos a reforzar nuestra individualidad.
Existe un creciente malestar y desasosiego anímico que se intenta compensar desesperadamente a través de la adquisición y disfrute de bienes materiales, lo que enseguida resulta insatisfactorio y frustrante, yen muchos casos conducente a depresiones y a otras enfermedades anímicas, cada vez mas de carácter endógeno y en aumento progresivo. El materialismo como ideología, como creencia de que no existe nada mas que lo material, puede parasitar y enfermar al ser humano.
En la actualidad se están ya descartando las concepciones puramente materialistas como teorías válidas para la ciencia moderna, fundamentada en la física cuántica, de partículas subatómicas y en la relatividad de Einstein, con lo que el conocimiento está empezando a adentrarse en la realidad suprasensible. No obstante, al nivel cultural de la inmensa mayoría de la gente, y tal como interesa al sistema de poder establecido para el mantenimiento de sus intereses , continúa fuertemente arraigada la creencia en la realidad del materialismo como la única existente, lo cual se manifiesta en un consumismo desacerbado y avances tecnológicos impensables hace pocos años.
Las condiciones culturales actuales han restringido al máximo la capacidad perceptiva del ser humano, consecuencia del incremento del “bombardeo” de estímulos visuales y auditivos mediáticos, publicitarios y de una cultura del ocio, en un stress generalizado y situaciones límite, ampliamente favorecido por las fuerzas que utilizan factores culturales interesados en el mantenimiento del sistema capitalista establecido, que privilegia a unas minorías de poder. Pero previsiblemente, unido al desarrollo del sistema nervioso autónomo, las personas cada vez percibirán en mayor medida reflejos de niveles suprafísicos de la realidad y adquirirán nuevas facultades de percepciones extrasensoriales en forma de imaginaciones, intuiciones y precogniciones.
Fuente: hermandablanca.org