La imagen pública del Sr. Desempleo
Intentaré hacer lo que Ray Embrey hizo con Hancock en 2008: veamos qué tan mala es la imagen pública del Sr. Desempleo.
Hay que reconocer que, en estos meses de auto asilamiento, muchos estamos en el grupo de aquellos que, por la razón que sea, hemos salido de las empresas y no conseguimos un empleo con relación de dependencia. En el Ecuador, esta tendencia se viene dando incluso mucho antes de conocer a la COVID-19... pero esto será tema de otro artículo.
Y algo que he notado, es que la palaba DESEMPLEO es algo incómoda. Como ejemplo, antes de la nueva herramienta "Open to Work" nadie había colocado en su perfil esta palabra. Todos somos consultores independientes o preferimos no actualizar nuestro perfil, incluso hay algunos que nos atrevemos a mentir un poco para no usar esta bendita palabra.
1) ¿Desempleado significa que no tienes trabajo?
No he tenido tiempo para jugar The Elder Scrolls V. Entre buscar vacantes, llamar amigos, la burocracia para facturar, los conflictos con mi seguro social y mi seguro privado, hacer cuentas de los gastos y de los posibles ingresos, mejorar constantemente mi hoja de vida, emprender proyectos nuevos, limpiar mi casa-oficina, arreglar una fuga de agua, intentar cocinar y cuidar mis almácigos; entre todas estas actividades, no he tenido tiempo para disparar dragones.
Coincido con muchos amigos que estamos en la misma situación cuando nos damos cuenta cómo el día se nos va tan rápido. Sé que esto se agrava con los hijos, con los horarios de uso del internet, con las mascotas, con las deudas, las amenazas de la enfermedad, el protocolo de salir de la casa-oficina, etc.
Al punto que quiero llegar es que estar desempleado no es estar de vacaciones. El trabajo de ser desempleado es un cúmulo de actividades, algunas de ellas productivas y otras no tanto. Asignarles prioridades es importante.
2) ¿A qué velocidad te estás postulando?
En son de broma, suelo comentar que ya no sé cuántas veces he enviado mi hoja de vida para nuevas vacantes, sino que llevo la cuenta de cuántas postulaciones envío por hora. Mi nuevo trabajo es buscar trabajo.
En páginas de reclutamiento, en las páginas de las propias empresas, chats de oportunidades laborales (¡Telegram es el éxito!), páginas extranjeras para trabajar de forma remota, en oportunidades con antiguos compañeros, en posibles sociedades con amigos, en ventas de alimentos o insumos de cuidado personal, alianzas con emprendimientos, asesorías o consultorías personalizadas, posibles webinars pagados, aquí mismo en Linkedin salen tantas cosas... O si no, revisen la perseverancia de José Barrantes.
Está de más decir que no todas las oportunidades son para uno. El 90% de todas las vacantes son para vendedores, así que el resto de profesionales tenemos que luchar ese 10% que se sobra. Estoy exagerando, como se habrán dado cuenta ya.
3) ¿Qué dijiste que sabías hacer?
Basta que lleves años haciendo algo y creas que lo dominas, para que se produzca cualquier imprevisto y te des cuenta de que eso del dominio era pura ilusión. Un baño de humildad no viene nunca mal.
Así como lo ejemplifica Juanma Romero en su blog, una de las cosas más difíciles de aceptar es que nosotros no tenemos el control sobre las cosas que pasan fuera de nosotros. Solamente podemos controlar lo que pasa dentro de nosotros.
Este tiempo de cambios, y cambios tan rápidos, no solo nos está dando baños sino inundaciones de humildad. Hay muchas noches que no puedo descansar por pensar en las personas que están en el empleo informal, en los jóvenes que no acaban sus estudios, en las personas que viven solas y en depresión, en mujeres y niños aterrados de vivir con un agresor, en los que no pudieron ver partir a sus seres queridos, en los que no tienen acceso a internet. Básicamente, los que no pueden leer este efímero artículo.
No sé. Me siento muy afortunado de lo que se me ha dado. Y con todo lo que tengo, ¿es posible que este ingeniero experto en inteligencia de negocios y con tanta experiencia en el mercado ecuatoriano pueda ponerse a vender empanadas por internet? Claro que sí. No sé cómo hacer empanadas, ese fue un ejemplo burdo. Sin embargo, lo que estoy sugiriendo es que, volver a pensar lo que sabemos hacer para obtener un ingreso extra es una opción válida.
4) Pero yo soy un buen profesional, ¿por qué estoy desempleado? ¡Es injusto!
A inicio del año, nadie se imaginó lo que estaríamos pasando hoy. Antes de la fecha indicada, estar desempleado era un sinónimo algo pesimista. Más aún para los que somos exigentes con nosotros mismos, estar desempleado era un estigma que nos golpeaba incluso en la autoestima.
Recuerden que siempre hay alguien que te está señalando y recordando tus defectos. Sea por la razón que sea, ese alguien aprovecha cualquier muestra de debilidad para caerte encima con una frase lapidaria y disfrutar al verte caer. Ese "alguien" eres tú mismo. No hay un juez más cruel que tú mismo. Así que no te recomiendo que agraves tu situación culpándote justa o injustamente.
Practico Aikido y en este arte marcial, hay una base que se repite constantemente y se llama Ukemi. Ukemi es el arte de saber caer. Y quiero recalcar la palabra ARTE porque saber caer es algo que lleva años de entrenamiento.
En los momentos más oscuros de tu desempleo, recuerda que caer, solo te debe servir para levantarte. Y mientras más duro caigas, más rápido deberás ponerte de pie.
5) ¿Y qué hago si ya no tengo dinero?
He dejado para el final, el aspecto más obvio. La principal imagen pública negativa del Sr. Desempleo es por el miedo a no tener ingresos.
A lo mejor, es por este último punto por lo que he puesto en duda los cuatro puntos anteriores.
Antes, cuando éramos cavernícolas, el miedo nos ayudó a sobrevivir. No salgas en la noche por los predadores, no topes el fuego para no quemarte, no comas eso que huele horrible para no enfermar, no luches contra ese animal tú solo porque vas a perder. En los tiempos que corren, ya no tendremos los mismos peligros pero la lógica me hace pensar que el miedo sigue advirtiéndome para sobrevivir.
Qué tal si te permites estar triste, nostálgico, enojado, frustrado, e impotente. Qué tal si trabajas en cómo sobrellevar estos sentimientos sin hacerte daño. Qué tal si oras, o meditas, o haces ejercicios, o creas alguna obra de arte, o exploras nuevos caminos.
¿Quién nos asegura qué es la nueva normalidad? ¿Será que estar desempleado es la nueva normalidad? ¿Tener varios trabajos será lo que tenemos que hacer en el corto y mediano plazo? ¿Será que nuestra economía nos está empujando a ser independientes y emprendedores? ¿Será que tenemos que ser tan excelentes personas como profesionales? ¿Va a durar poco o será que se va de largo?
Yo no tengo una respuesta mi estimado(a) lector(a). Me gusta pensar que el Sr. Desempleo sí la tiene, un poco escondida pero quizá sí la tiene.