La importancia de la poda en el cultivo del chopo
La poda en la gestión y cultivo del chopo, si queremos obtener fustes rectos y limpios de ramas. El principal objetivo de esta técnica es obtener el tronco libre de ramificación, por eso, se deben realizar podas de formación o guiado los primeros años.
Queremos recordar, que la poda del chopo es una tarea muy compleja que debe delegarse a profesionales si queremos conseguir la madera de mejor calidad. Obtener fustes rectos y limpios de ramas es la prioridad de los que se encargan del cultivo del chopo.
La importancia de la poda en el cultivo del chopo
Como hemos adelantado, esta es una de las fases más importantes en el procesamiento y cuidado de las choperas. La calidad de la madera tiene un impacto importante en su rentabilidad y, en consecuencia, en el beneficio económico.
Como regla general, no se debe podar más de la mitad de la altura del árbol y siempre se debe cortar las ramas al ras del fuste sin dejar muñones, ya que las ramas mal cortadas y las ramas secas reducen el valor final de la madera, porque estas “heridas” forman nudos secos, que dejan agujeros en la chapa.
Existen dos tipos de poda; la de formación y la de conformación, en ambas su objetivo es conseguir una troza basal limpia de rapas y fustes fácil de desenrollar. Vamos a conocer las características de estos tipos de poda.
Poda de formación en el chopo
Se realizan podas de formación para facilitar el crecimiento de la guía terminal. Su finalidad es formar fustes rectos. Como beneficio adicional, los árboles rectos y bien formados son resistentes al daño potencial de los vientos fuertes.
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Este tipo de poda se realiza durante los primeros años del crecimiento del chopo, hasta que este alcanza la altura deseada en la que el fuste quede recto y libre de nudos. Además, el mejor momento para realizar este tipo de poda es a finales del invierno, justo antes de que la savia comience a moverse.
Poda de conformación en el chopo
La poda de conformación tiene como finalidad obtener un tronco sin nudos mediante la eliminación de las ramas laterales del árbol. Este tipo de poda también contribuye a la formación de un tronco recto y cilíndrico. Se realiza a partir del segundo o tercer año de plantado, dando preferencia a las ramas más gruesas para que no alcancen grandes tamaños.
El mejor momento para podar y para dar forma es en julio, cuando el árbol crece más fuerte y la herida sana más rápido. Si se combina con la poda de formación, ambas se pueden hacer a finales del invierno.
Por otra parte, como ocurre con cualquier actividad de plantación, el ciclo del chopo puede verse influido por adversidades climatológicas; y por adversidades de origen biológico. Estos pueden causar daños muy importantes. Por esta razón, los productores de chopos deben extremar las precauciones y realizar inspecciones periódicas de sus plantaciones tomando las medidas necesarias para promover el crecimiento de los chopos.
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