La influencia del entorno social a la hora de expresarnos
Arturo Argelaguer Psicología
Los entornos sociales y educativos en los que nos relacionamos a lo largo de la vida son procesos psicológicos mucho más influyentes de lo que nos pueda parecer a simple vista.
Las personas convivimos e interaccionamos dentro de unos círculos sociales concretos que nos influyen directamente en aquello que percibimos o pensamos, en nuestras actitudes, sentimientos, comportamientos y, muy especialmente, en las diferentes formas de cómo expresamos nuestra opinión frente los demás.
Estas conductas, que todos realizamos, no dependen únicamente de nuestra personalidad o forma de ser, sino que están influenciadas por el entorno social en el cual nos educamos y relacionamos. Las opiniones, reacciones y presiones continuadas de este entorno, sin que ni tan siquiera seamos conscientes de ello, marcan y conforman un pensamiento individual que, si bien no es único, sí que se muestra uniforme i cohesionado con la idea mayoritaria y generalizada que se espera del grupo social al que pertenecemos.
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En los círculos y entornos más reducidos y privados, como individuos que somos, nos permitimos asemejarnos a nosotros mismos, siendo más espontáneos, más naturales y menos comedidos a la hora de comportarnos y expresar nuestras opiniones y pensamientos. Sin embargo, como sujetos colectivos, pertenecientes a grupos sociales más amplios o de naturaleza pública, nuestras reacciones y opiniones suelen ser más pensadas, comedidas e incluso persuasivas con el entorno, para que un mayor número de personas del grupo al que pertenecemos, o del que queremos formar parte, nos acepte como iguales y no nos haga sentir excesivamente señalados ni contrariados emocionalmente.
En definitiva, somos la construcción social de aquello que hemos ido absorbiendo, experimentando e interiorizando a lo largo de nuestra convivencia dentro del grupo social al que pertenecemos, donde se van imponiendo pensamientos y conductas grupales colectivas, claramente identificables y, a la vez, sumamente excluyentes con los díscolos.
No obstante, si bien este entorno ejerce una importante presión e influencia en la uniformidad colectiva del individuo a nivel cognitivo, informativo y normativo, también deberíamos ser muy conscientes que, a nivel individual y como sujetos pertenecientes a estos colectivos, podemos revertir estos factores e influir en la opinión y conductas de los demás, con un adecuado dominio de la gestión de los mecanismos de influencia sociales existentes, como el control de las emociones, la persuasión o el liderazgo, los cuales juegan un papel decisivo en la forma de expresarnos e influir en los demás.