La mentalidad del retroceso
En un mundo inter conectado, donde los servicios en la nube envuelven cada vez más a las empresas y donde la digitalización hace evolucionar de forma acelerada a las economías y al mercado laboral, resulta sorprendente pensar que todavía existan empleadores que insisten en que la interacción laboral y los resultados solo son posibles en el tanto se den detrás de un escritorio o cubículo, dentro de aquel esquema de oficina tradicional, decorada con fotos de la familia, floreros y muñequitos de colección.
Cuando en los años 70 el físico Jack Nilles creó el concepto del “telecommuting”, ciertamente lo hizo en función de lograr la optimización de recursos: “Llevar el trabajo al trabajador y no el trabajador al trabajo”. Una propuesta para algunos absurda pero que a lo largo del tiempo grandes empresas multinacionales han implementado de forma exitosa –Hewlett Packard, Xerox, Amazon, Microsoft, IBM, Siemens, para nombrar algunas-- El no tener que trasladarse a un centro de trabajo no solo representa un importante ahorro en tiempo y costos sino que promueve una mayor motivación y compromiso del empleado hacia su empleador. Con la reciente aprobación de la Ley para regular el teletrabajo, ¡Costa Rica ha dado un gran paso hacia la modernización! El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social indica, por ejemplo, que el teletrabajo aumenta la productividad de los funcionarios entre un 15% y un 20%; se ahorran cerca de 350 mil litros de combustible al año, se reduce el gasto en instituciones y empresas y se reducen en cerca de 60 toneladas las emisiones de CO2 al año.
Y debemos entender: El trabajo remoto no es para todos. Existen funciones que todavía requieren la presencia física del empleado en la oficina tradicional: Un médico, un chofer, un mesero, un operador de maquinaria, un agente de call center, para nombrar algunos. Igualmente existen personas que no podrían hacerlo por razones netamente personales, de ahí que sea un acto voluntario. La necesidad de algunos de socializar en el ambiente laboral; la falta de claridad en los objetivos profesionales o bien, la falta de disciplina y madurez profesional son criterios fundamentales a considerar.
Veamos el siguiente ejemplo: Un trabajador con responsabilidad regional al que le reportan múltiples personas ubicadas en distintas geografías. La interacción se da por medio de la internet. La responsabilidad es netamente digital. Un grupo de profesionales confiables, comprometidos, con claridad absoluta en cuanto a su rol y a los objetivos del negocio, cada uno especializado en su campo. Las condiciones se dan y, de forma natural… la oficina tradicional, tiene así, ¡sus días contados!
Los equipos aprenden a adaptarse y ajustarse a diferentes zonas horarias, se enriquecen gracias a su diversidad cultural y logran una sinergia maravillosa que promueve la productividad y efectividad. De forma remota, se construyen relaciones que van más allá del ámbito profesional, porque el respeto y la comprensión de que la prioridad es y siempre será el individuo hace que nos acerquemos más a la persona. Llegamos a conocer a los esposos, a los padres, a los hijos, y hasta a los perros que muchas veces interrumpen de manera graciosa una reunión pero que, en medio de la rigidez laboral vienen a romper el hielo y recordarnos que detrás de esa computadora existe un ser humano cuyo bienestar y salud mental es también responsabilidad de la empresa.
Una sociedad que no se adapte a las exigencias de la modernización, permanecerá en el subdesarrollo, convirtiéndose en simple observadora de aquellos que no se han negado a evolucionar. Limitar a quienes pueden trabajar de forma inteligente y encerrarlos dentro de cuatro paredes o cubículos es limitar su propio potencial.
Hoy más que nunca se hace necesario modernizar el pensamiento, actuar con coraje y valentía para romper con roles tradicionales, y abrir nuestra mente a nuevos esquemas, sabiendo que la mejor forma de construir relaciones fuertes, leales con los empleados, es creando ambientes que no solo permitan el desarrollo de sus capacidades intelectuales sino, sobre todo, el fortalecimiento real y efectivo de su salud física y mental entendiendo que la flexibilidad es clave del éxito empresarial.
La época de la producción en cadena, bajo condiciones laborales extremas, donde el único objetivo era el enriquecimiento de algunos pocos a costa de la explotación de muchos, ya quedó en el pasado. El currículo de papel, la máquina de escribir, el telégrafo, y las carretas, quedaron en la historia. El concepto aquel de que se vive para trabajar ya está más que superado. Negarse a reconocer las ventajas del teletrabajo, el trabajo inteligente, el co-working, simplemente porque para usted no es el modelo más adecuado, es sinónimo de presunción y un intento solapado de someter al trabajador a la voluntad y capricho del más poderoso. Insistir en esquemas que corresponden únicamente a capítulos de la historia, no solo demuestra ignorancia, sino que, peor aún, es condenar a la sociedad al retroceso.
“Toma nuevas decisiones, porque con esas nuevas decisiones es que vas a obtener nuevos resultados. Con esos nuevos resultados, te transformaras.” Robin Sharma