La necesidad de “bajar al terreno”
Desde que Guillermo Pérez Morales lo acuñó siempre me ha gustado el término digicultura! Creo que ese término, y su definición, pone nombre a algo que revolotea desde siempre en el mundo de la transformación digital y que pocas veces se sabe gestionar bien.
Personalmente no suelo compartir en el enfoque de transformación de algunas consultoras, grandes y pequeñas, y de algunas empresas que mal entienden el concepto de ambidiestralidad de las organizaciones.... ¡No puedes llegar como un marciano a una organización y pretender cambiarla! Estas en tus oficinas, piensas en una súper estrategia que hay que seguir, defines el roadmap y te organizas para implantarlas. Con todo eso llegas a las oficinas centrales de tu cliente y pones todo lo que has preparado en Marte y ¡ya está, transformado!
No, me gusta más el enfoque que plantea Guillermo Pérez Morales en el artículo, establecer un ciclo permanente, muy basado en LEAN, en el que la estrategia y la táctica se retroalimentan permanentemente. Porque en una organización ambidiestra las dos operativas no deben trabajar de manera aislada, no se entiende la una sin la otra.
En los proyectos de consultoría en los que participo siempre procuro bajar al terreno, conocer la realidad la del cliente, que es un ente abstracto, la realidad de las personas y de los equipos que componen. Conocer su día a día te lleva a conocer su cultura, sus conocimientos, sus necesidades, sus capacidades..... Es desde ese conocimiento de la táctica, de la operativa, desde el que se puede realmente pensar en qué proceso de transformación hay que abordar y cómo hacerlo ¿no os parece? Y si establecemos ese círculo de retroalimentación que comenta Guillermo Pérez Morales podremos ir aprendiendo según vayamos recorriendo el camino para enderezar el rumbo.
Os cuento un ejemplo.... en dtaas - digital transformation as a service estamos colaborando con un cliente en la definición de una nueva línea de negocio, algo novedoso y que su dirección ha definido como estratégico. Se trata de dar una propuesta de valor diferencial a un colectivo con ciertas limitaciones en el manejo de la tecnología.
Mediante dinámicas de Job to be Done definimos bien la necesidad y cómo necesitaba el usuario que se resolviera, con técnicas de Design Thinking analizamos bien la solución.... nos tocaba ya buscar un proveedor de desarrollo para el hardware que necesitábamos y la necesaria capa de software.... Una estrategia infalible! Además en el equipo de trabajo había gente que conocía bien el terreno así que ¿qué podía fallar? Nos habríamos lanzado a montar todo.
Pero paramos un momento, pedimos ayuda a un grupo de usuarios potenciales y a los técnicos del cliente que trabajan con ellos y les dimos a probar la idea, sin el aparato real, sin la capa software y prestando un servicio de aquella manera para las pruebas. Muchas personas, seguramente nosotros incluidos, pensarían que todo lo organizado rallaba lo cutre... sin contar el personal gastamos unos 500€ en las pruebas.... Oye, el servicio genial, los usuarios encantados, el dispositivo con el que probaron y el software fallaban donde sabíamos que iba a fallar (y donde el nuestro no fallaría) pero resulta que el mando a distancia de ese dispositivo, similar al del Apple TV o el firestick de Amazon) que sí sería igual o muy parecido al nuestro, tiene los botones muy pequeños y sin relieve.... muchos de nuestros usuarios tienen problemas de visión y/o de movilidad en las manos, en ambos casos no pueden usar nada de lo que les proponemos porque no pueden usar el mando!
Si no nos hubiéramos parado a hacer la prueba, en realidad estamos montando un sandbox de innovación completo para esta iniciativa, habríamos sido auténticos marcianos al aterrizar en nuestro mercado con algo que muchos usuarios no podrían utilizar. Además conocimos más en profundidad la digicultura de nuestros usuarios y de los técnicos que interactúan con ellos por lo que nuestra estrategia tecnológica también la estamos adecuando....