La nueva sociedad digital y el sector legal.

La nueva sociedad digital y el sector legal.

Resumen ejecutivo de la sesión del 13 de junio de 2016 www.fidefundacion.es 

Ponentes: Sara Molina Pérez-Tomé, Fundadora y CEO, Marketingnize y Eduardo Lazcano de Rojas, Brand Story Director, Grupo Deoleo

Moderador: Javier Mourelo, Director de Personas y Talento, en Kreab 

Vivimos una revolución digital que parece que va a cambiarlo todo, lo hará de forma radical y lo hará muy rápido. Según un estudio de Oxford, el 47% de las profesiones van a ser sustituidas por máquinas. Pero no se trata sólo de tareas mecánicas sino que tareas cognitivas también serán sustituidas por algoritmos. El acceso, a una producción masiva de información, nos permitirá generar datos que acrediten cada decisión que tomemos. Los modelos de negocio se redefinirán por rutas impredecibles, como le ocurrió a la industria de la música que, tras combatir la música gratuita durante años, encontró un modelo de negocio en Spotify. El mundo va a cambiar, cambiará mucho y cambiará muy rápido.

Sin embargo, como sucede cuando vemos una trampa visual en la que sabemos que las dos líneas son igual de largas y no podemos evitar ver una más corta, puede que nuestro cerebro no esté preparado para asimilar tanto cambio. Además, se va a generar tanta información que no podremos procesarla y sufriremos un fenómeno de infoxicación. Podría ser que los seres humanos siempre pensemos que nuestra época es excepcional; seguro que cuando se inventó la máquina de vapor, alguna universidad lanzó un estudio anunciando que esta sustituiría puestos de trabajo. Tampoco nos olvidemos que el poder económico controla la velocidad del cambio para evitar la quiebra del sistema. Y por último, solo con echar un vistazo a las cifras que se manejan, la compra de compañías tecnológicas representa una burbuja económica de manual.

Hemos visto unos cuantos argumentos que indican un cambio rápido y radical, y otros tantos que parecen indicar que no será para tanto. Y entonces, ¿qué hacemos?

Pues efectivamente vivimos un entorno de impredecibilidad para el que necesitaremos desarrollar una serie de actitudes:

1. Gestión de la incertidumbre. Ante la falta de secuencialidad de los acontecimientos, debemos de fijarnos más en el presente.

2. Cultura de valor añadido.

3. Nada es imposible. Todo puede hacerse porque la tecnología ofrece posibilidades sobre las que no vemos el límite. Ahora, que todo sea posible no implica que todo sea fácilmente regulable.

4. Habrá que desarrollar talentos ilegítimos. Habrá que introducir filósofos, antropólogos o matemáticos en los equipos jurídicos porque, al redefinirse todo, habrá que interpretarlo desde un enfoque más holístico.

Así, el fenómeno de la digitalización en los despachos debe entenderse como una actitud ante el imparable cambio que se está produciendo a nivel global. Ser digital no depende sólo de “aquello que se enchufa”, ni significa tener web, o estar en redes sociales, o digitalizar todos los documentos.

Las últimas cifras sobre el fenómeno de la digitalización reflejadas en el informe “España 4.0: el reto de la transformación digital de la economía” presentado por Siemens & Roland Beyer, pone de manifiesto datos muy importantes acerca de dicha evolución y agrupa a su vez los principales obstáculos o barreras que se presentan en el mundo de la empresa y por ende aplicables al sector de los despachos.

Para poder concretar esta revolución, debemos entender la evolución desde el 2.0 (en el que se encuentran la mayoría de las empresas españolas) al 4.0; no sólo a nivel tecnológico sino organizativo, de gestión y de aproximación al cliente que ha impulsado este nuevo paradigma y el denominado “Vallue Challenge”. La mayoría de las empresas en España, siguen en el 2.0 y la digitalización va de la mano de la revolución industrial 4.0 como recoge Julio Aliaga.

El mundo 2.0 supuso un avance en cuanto a la información que tenemos del cliente, pero los organigramas se mantienen intactos, aunque los flujos de trabajo se apoyen en ERPs, CRMs o cualquier otro tipo de software, siguen estando departamentalizados a modo de silos.

En el sector jurídico, la gran apuesta en este sentido se encuentra en el trabajo realizado desde los equipos de gestión del conocimiento. Gestión que debe ser global y responder a estructuras más horizontales que, en el denominado 3.0, no se están terminando (en ocasiones) de implementar. El motivo de dicho cambio debe ser dar un mejor servicio al cliente, que pasa ya no sólo por escucharle, sino por conocerle y enfocar nuestros servicios hacia el engagement.

La clave está en la transformación de los valores intangibles de la firma, en tangibles por medio de la experiencia del cliente. De ahí la necesidad de generar “Despachos cognitivos” en los que el propio espacio se adecue a los destinatarios de nuestros servicios. El enfoque al cliente interno y externo hace que cobre sentido el uso de asistentes virtuales (como KIM de RiverwiewLaw), bots que nos den datos de desarrollo de negocio u oportunidades en el mercado conforme a las necesidades del cliente, o el uso de la tecnología predictiva de Watson entre otros.

El 4.0 debe responder a una estructura basada en ser “despachos conectados” a nivel interno y externo de una manera global. Es aquí, en esta transformación digital, donde cobra especial relevancia el Legal Project Management en los que metodologías como el Poka-Yoke o el Lean Management tienen especial cabida.

La transformación digital implica la evolución de valores analógicos a valores digitales o discretos (ceros y unos) y por medio de estas metodologías implementar un proceso de mejora continua y la evaluación de los posibles cuellos de botella, en los que introducir la tecnología como un socio más del despacho, pueda evitar posibles errores en la gestión de operaciones.

Este 4.0, hace que cobre especial relevancia en cuanto a la gestión de personas la puesta en valor no sólo los aspectos cuantitativos sino también cualitativos de aquellos que forman parte de la firma.

La toma de decisión de esta revolución debe tomarse desde los socios, pero sólo por medio de la colaboración intergeneracional y multidisciplinar, es cuando será posible su implementación. Aprovechar el talento e implicar en la gestión del cambio a los millennials y a los que no lo son (por edad que no por actitud) es clave para que la transformación sea exitosa. Además, el desarrollo de la ciencia y las expectativas de vida cada vez mayores, previstas para el 2030 de hasta 135 años, implican un cambio en cuanto a la duración de la vida profesional de los socios y la necesidad de aprovechar su experiencia y talento por medio de la creación de estructuras en las que los senior actúen como asesores de primer nivel, o incluso realizando tareas de mentoring indispensables en la gestión del cambio alineada con la misión, visión y valores de la firma. A su vez esto implica inevitablemente un esfuerzo en el que el trabajo de los despachos cada vez se caracterice más por la flexibilidad y la movilidad del conocimiento, como una punta de lanza para la retención del talento.

El uso de la tecnología aplicada también nos puede ayudar a ese “think global” y a la internacionalización de las firmas por medio, por ejemplo, de la creación de mesas virtuales de trabajo en el que los despachos puedan mantener, más allá de conferencias transoceánicas, verdaderas comunidades de gestión de conocimiento a nivel global.

Por último la tecnología Blockchain y/o el uso de los “Smart contracts” supondrán un cambio radical en la comprensión de nuestra profesión, y no sólo el uso del Bitcoin como forma de pago, sino por su escalibilidad a otras áreas.

Como en todos los cambios, la clave está en las personas y en su implicación para hacer de la tecnología una gran oportunidad y no una amenaza.

Pablo Palau Fuster

Thinking outside the box. Innovator & Disruptive. Smart digital ecosystems. Cloud. Data-driven. Value added

8 años

Muy interesante.

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