La oportunidad de transformar tu clase

La educación es un pilar fundamental en el desarrollo de las sociedades y en la formación de individuos. Sin embargo sabemos que en general los sistemas educativos están en crisis. Se enfrentan a una serie de desafíos que requieren una transformación profunda. 

Sin esa transformación seguiremos buscando soluciones del pasado para problemas del presente y por tanto cometiendo un grave error.

Uno de los aspectos más importantes de dicha transformación es el cambio en el rol del profesorado. Es esencial que los docentes reconsideremos nuestro enfoque tradicional y nos embarquemos en un doble proceso de cambio: aprender y desaprender para adaptarnos.

Aprender y desaprender

En la era de la modernidad líquida y la sociedad digital, la función tradicional docente de mero transmisor de información se ha vuelto obsoleta. Los estudiantes tienen acceso a una gran cantidad de información en línea, y su capacidad para acceder a la información de manera independiente ha cambiado. 

En este contexto, necesitamos estar dispuestos a aprender y desaprender. 

Aprender implica adquirir nuevos conocimientos y habilidades que se ajusten a las necesidades cambiantes de nuestros estudiantes en el paradigma actual. Implica estar abiertos a la formación continua y al desarrollo profesional para mantenernos al día.

Más adelante hablaré sobre mi visión de la formación; no puede consistir tan sólo en una mera recepción de información ni de buenas prácticas. Debe culminar en una aplicación eficiente en nuestra práctica profesional: ¿como lo vas a aplicar en tu aula?

Desaprender para adaptar

Sin embargo, desaprender también es crucial. Los profesores debemos dejar atrás prácticas desfasadas, cuestionar algunas metodologías tradicionales y estar dispuestos a abandonar lo que ya no es efectivo. Desaprender es un acto valiente que permite liberar espacio para la innovación.

Debemos repensar los currículos y encontrar formas más efectivas de alcanzar el aprendizaje.

Visión burocrática

Una parte del tiempo laboral docente se destina a tareas administrativas y burocráticas en vez de poner nuestro foco en el aula  y nuestros alumnos. Es fundamental que tanto los profesores como el sistema educativo en su conjunto evolucionen hacia un enfoque más profesionalizado y flexible. Será crítico aprender a gestionar eficientemente nuestro tiempo y recursos, enfocándonos en lo que realmente importa: la calidad de nuestras clases.

La visión funcionarial del trabajo docente debe ser reemplazada por una visión que valore competencias como innovar, colaborar y adaptarse. La tecnología puede ser una buena aliada.

El sistema no buscará soluciones por ti ni te consultará, e incluso en ocasiones, tu propio centro educativo podría no estar en posición de ofrecerte ayuda. La oportunidad de asumir riesgos y liderar la transformación en el aula recae en cada profesor. Teniendo siempre presente la necesidad de colaborar con el resto del equipo docente.

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