La paradoja de "Ficha Limpia": ¿Un avance ético o un arma de doble filo?

La paradoja de "Ficha Limpia": ¿Un avance ético o un arma de doble filo?

Por Adriana Patricia Diaz , participante de PA+ de Bariloche, Rio Negro.

Imaginen a un ciudadano común, sentado en su casa, harto de encender la televisión y ver siempre lo mismo: políticos enfrentando acusaciones de corrupción, deteniéndose tras el escudo de los fueros. Ese ciudadano escucha sobre "Ficha Limpia" y siente una chispa de esperanza. "Por fin", piensa, "una forma de limpiar la política". Pero como ocurre con muchas promesas bienintencionadas, el diablo está en los detalles.

La propuesta de "Ficha Limpia" es, en esencia, clara: evitar que personas con antecedentes penales accedan a cargos públicos provinciales. Gobernadores, legisladores, incluso funcionarios designados por el Ejecutivo, serían sometidos a esta exigencia. La idea de apartar a quienes han cometido delitos parece tan lógica como necesaria, especialmente en un país donde la política está constantemente bajo la lupa de la desconfianza.

Sin embargo, detrás de esta aparente simpleza se esconde un debate más complejo. El proyecto, impide que los candidatos con sentencia confirmada en segunda instancia puedan presentarse. Aquí comienzan las preguntas incómodas: ¿Qué pasa con el principio de inocencia, esa garantía constitucional que sostiene que nadie es culpable hasta que la Corte Suprema lo diga? ¿Y qué ocurre en un contexto donde la justicia local no siempre es percibida como imparcial?

Los detractores tienen razones para preocuparse. En un país donde las alianzas entre poderes no son un secreto, temen que "Ficha Limpia" pueda ser utilizada como herramienta política. Imaginemos que un gobernador influye en la justicia para condenar a un rival incómodo, impidiéndole competir. Este riesgo no es menor, y evidencia las fallas estructurales de nuestro sistema judicial. Al final del día, ¿estamos buscando justicia o abriendo una puerta a nuevas formas de manipulación?

Del otro lado, quienes apoyan la iniciativa argumentan que no podemos esperar a tener instituciones perfectas para empezar a actuar. "Ficha Limpia" sería, según ellos, un paso necesario hacia la transparencia. Puede que no resuelva todos los problemas, pero envía un mensaje claro: basta de fueros como refugio. La ética pública no puede seguir siendo postergada.

En el fondo, "Ficha Limpia" pone sobre la mesa una verdad incómoda. Esta ley no sería necesaria si nuestras instituciones funcionaran como deberían. Ya existen normas que inhabilitan a quienes tienen condenas firmes, pero en la práctica, los vacíos legales y la lentitud judicial permiten que muchos sigan activos. Entonces, ¿estamos frente a una solución real o solo ante un parche que intenta ocultar problemas más profundos?

Personalmente, no puedo evitar sentirme dividido. Por un lado, entiendo la urgencia de quienes buscan un cambio, hartos de la impunidad que parece rodear a nuestra clase política. Por otro, veo los peligros de confiar en herramientas que podrían volverse en nuestra contra. Sin una justicia independiente y confiable, "Ficha Limpia" corre el riesgo de ser más un símbolo que una solución.

Quizás lo más valioso de este debate sea la conversación que abre. Nos obliga a cuestionarnos qué tipo de política queremos y cómo podemos construirla. "Ficha Limpia" puede ser el inicio de un camino, pero dependerá de nosotros decidir si ese camino nos lleva hacia la transparencia o simplemente hacia una nueva forma de frustración.


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