La salud mental del hombre.
Estos últimos años han estado bastante cargados emocionalmente para muchos de nosotros. Desde la pandemia hasta las crisis económicas, como todo aquello que se ha perdido en tan poco tiempo: hemos perdido trabajos, proyectos, relaciones amorosas, incluso personas queridas.
Ha sido un recordatorio muy claro de lo mucho que necesitamos cuidar de nuestra salud mental. Y en el caso específico de muchos hombres (quienes en muchas ocasiones dejamos esta parte muy de lado), de comenzar a ver nuestra salud mental como parte de nuestras principales prioridades.
¿Y por qué menciono el caso específico del hombre?
Porque existe una expectativa social que limita el desarrollo emocional del hombre, y por lo tanto, el desarrollo de herramientas, redes de apoyo o incluso hasta de expresar lo que sentimos.
Estas limitantes emocionales que se han transmitido desde la paternidad hasta la cultura laboral, nos ha traído a un punto alarmante en temas de salud mental:
Si bien cada uno de estos datos representa una conversación importante de abordar, todos ellos convergen en una misma problemática raíz: los hombres no solemos pedir ayuda.
En los 4 años que llevo trabajando con hombres, tanto en círculos como en universidades y empresas, he podido observar un aumento en la cantidad de hombres que empiezan a poner atención a su salud mental. Desafortunadamente, muchos de ellos lo hacen sólo a partir de la crisis, cuando ya no pueden más, cuando ya no les queda más que aceptar que no pueden solos. Así sucedió conmigo cuando inicié mi proceso personal, justo en medio de una profunda depresión.
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Cómo me habría sido de ayuda haber escuchado y visto a otros hombres cuidar de sí mismos a lo largo de mi niñez y juventud. Que me hicieran ver un claro ejemplo de un hombre que pone atención a lo que siente, lo que necesita. A desarrollar herramientas de gestión emocional, o a saber decir “necesito ayuda” cuando esas herramientas no alcanzan. Me habría ahorrado muchos momentos donde intenté solucionarlo todo por mi cuenta y me llevé a límites emocionales muy dañinos.
Me habría ayudado verlo en mis padres. Aprender de ello en la escuela. Escuchar en mis primeros trabajos lo importante que es la salud mental. Sin embargo, no fue sino hasta que lo busqué por mi cuenta que encontré información al respecto.
Necesitamos hablar de ello en más espacios de nuestro día a día, o en todo caso crear los espacios específicos y al alcance de todos, que facilite la práctica de nuestros cuidados emocionales.
Hermanos, camaradas, el trabajo no va primero que la salud mental. Lograr cumplir las expectativas de otros no va primero que nuestra salud mental. Aparentar tener todo “bajo control” no vale la pena si pone de lado el cuidar de nuestra salud mental. Somos humanos, y como humanos sentimos.
Si te interesa trabajar con nosotros para desarrollar una cultura que visibilice la salud mental masculina, envíanos un correo a info@voicesofbrotherhood.com