LA TOKENIZACIÓN DE LA ECONOMÍA DE LA ATENCIÓN
NFTs son las letras de moda… Y os aseguro que serán muy importantes en el futuro como os he ido contando en algún que otro artículo. Esto, unido a la nueva economía de contenidos y el capitalismo de culto, va a generar un nuevo tipo de interacción social (en el sentido de redes sociales) basado en la incentivación del comportamiento.
Si en el blockchain el comportamiento, la gestión de transacciones y la votación están recompensados — y, en consecuencia, incentivados — a través de la obtención de retribuciones en forma de criptomonedas, ¿por qué no aplicar el mismo principio a las redes sociales y recompensar la interacción con tokens de algún tipo? ¿Y si esos tokens se pudieran intercambiar por cosas tangibles como premios o dinero?
Ese concepto es el que llevó a Bill y John Ottman a fundar Minds. Creada en el 2015, la plataforma premia a sus usuarios con tokens en función del nivel de participación que estos tengan en el sitio. Dichos tokens pueden usarse para promover el contenido o para financiar a otros usuarios a través de suscripciones mensuales.
Los tokens pueden también ser comprados y cambiados por dinero estándar. Y además, ofrece un servicio de suscripción premium mensual que da a los usuarios acceso a contenido exclusivo, la capacidad de verificar la cuenta, y de quitar el contenido promocionado de su muro.
Desafortunadamente creo que Minds se adelantó a su tiempo y por eso no consiguió la más mínima crítica necesaria para un servicio basado en UGC (User Generated Content) y resultar atractivo. Me refiero a que si no hay suficientes usuarios creando contenido, y solo un tanto por ciento muy pequeño lo hace, cuando entras en la red social de turno y ves lo mismo, no te motiva volver.
Pero la idea que representa es muy importante. Algunos habréis escuchado hablar de la economía de la atención. Esta teoría ve a la atención como un bien escaso en un mundo donde el contenido al que tenemos acceso no para de crecer al mismo tiempo que es inmediato.
Y es que, si lo pensamos, las redes sociales pujan por nuestra atención. Pero la atención es finita y con tendencia a disminuir. Por eso , la métrica más importante en redes sociales es la interacción o engagement, que es un medidor de la interacción obtenida — por decirlo de forma simple — .
Bien, ¿y si tokenizamos la atención o en su defecto la interacción? Esto ya ocurre en muchos juegos que te dan recompensas (acceso a niveles, ventajas, bienes virtuales) a cambio de ver un anuncio. O varios. En el fondo, estamos transformando nuestra atención (y tiempo) en un bien o servicio virtual. Nuestra atención tiene valor. ¿Y si hiciéramos lo mismo en redes sociales?
La empresas española Olyseum acaba de lanzar su plataforma con una funcionalidad semejante a esta dinámica. Es de las primeras, pero no será la única, ya que existe un cruce de caminos en el que se tiene en cuenta esta nueva economía de contenidos donde el contenido producido por determinadas figuras de culto (de todas las dimensiones) será remunerado por sus seguidores, protegido y titularizado por NFTS, y donde la interacción con el mismo o sus creadores será tokenizado (como derivado de nuestra atención).
Y quizás, ahora la siguiente discusión es qué precio tiene nuestra atención y si los demás o los publicistas estarán dispuestos a pagarlo.