La vacunación en el contexto de la pandemia COVID-19
La inmunización es un servicio esencial de salud que protege a las personas susceptibles de contraer enfermedades prevenibles mediante vacunación. La vacunación oportuna protege a los individuos y las comunidades, al tiempo que reduce las posibilidades de que se produzcan brotes de enfermedades prevenibles mediante vacunación.
La prevención de un brote de una enfermedad prevenible mediante vacunación no solo salva vidas, sino que requiere menos recursos que la respuesta al brote y ayuda a reducir la carga que supone para los sistemas de salud, los cuales ya están sometidos a una fuerte presión por la pandemia de COVID-19.
En sus esfuerzos por mantener los sistemas de inmunización, los países deben adoptar enfoques que respeten el principio de «no hacer daño» y limiten la transmisión de la COVID-19 durante la realización de actividades de vacunación. Las visitas para la administración de vacunas también pueden ser una ocasión para divulgar mensajes que fomenten comportamientos que reducen el riesgo de transmisión del virus de la COVID-19 y para proporcionar orientaciones sobre las medidas que deben adoptarse si se observan síntomas.
1. ¿Deberían continuar durante la pandemia de COVID-19 los programas de vacunación previstos para los recién nacidos? Sí. Habida cuenta de que los partos en establecimientos sanitarios deberían prevalecer en la mayoría de las situaciones, la vacunación de los recién nacidos (por ejemplo, BCG, vacuna anti poliomielítica oral, hepatitis B) debería seguir siendo una prioridad y las vacunas deberían administrarse de acuerdo con los calendarios nacionales de inmunización.
2. ¿Se recomienda la vacunación de adultos durante la pandemia de COVID-19? Los países que cuentan con programas de vacunación contra el neumococo, la gripe o la tos ferina para las personas mayores e individuos que padecen afecciones de alto riesgo deberían ser mantenidos y adoptar medidas para evitar la propagación de la COVID-19, en particular entre las personas con mayor riesgo de enfermedad grave, como las personas mayores. La prevención de enfermedades respiratorias y de las hospitalizaciones por neumococo, gripe y tos ferina permitirá una mayor disponibilidad de equipos respiratorios, medicamentos y personal de salud para atender a pacientes con COVID-19. Aunque actualmente se dispone de información limitada sobre la posible relación entre la COVID-19 y un mayor riesgo de infección neumocócica, la vacuna antineumocócica puede prevenir infecciones bacterianas tanto primarias como secundarias y el uso innecesario de medicamentos antibacterianos (antibióticos).
3. Las iniciativas de vacunación en las escuelas solo deberían continuar si se aplican medidas de prevención y control de infecciones para evitar un mayor riesgo de transmisión del virus de la COVID-19 entre los estudiantes, el personal de las escuelas y los proveedores de atención sanitaria. Las actividades de vacunación en los centros escolares es una forma importante de administrar vacunas a niños y adolescentes, como las dosis de refuerzo contra el tétanos y la difteria, las
, las vacunas antimeningocócicas y las vacunas conjugadas contra la fiebre tifoidea. Sin embargo, cuando las campañas de vacunación masiva se suspenden temporalmente, se deben evitar las estrategias basadas en campañas en escuelas; hay que buscar vías alternativas para administrar a estos niños en edad escolar las vacunas que les corresponde recibir.
La vacuancion es un servicio esencial de salud que protege a las personas susceptibles de contraer enfermedades prevenibles mediante vacunación. La vacunación oportuna protege a los individuos y las comunidades, al tiempo que reduce las posibilidades de que se produzcan brotes de enfermedades prevenibles mediante vacunación.
La prevención de un brote de una enfermedad prevenible mediante vacunación no solo salva vidas, sino que requiere menos recursos que la respuesta al brote y ayuda a reducir la carga que supone para los sistemas de salud, los cuales ya están sometidos a una fuerte presión por la pandemia de COVID-19.
En sus esfuerzos por mantener los sistemas de inmunización, los países deben adoptar enfoques que respeten el principio de «no hacer daño» y limiten la transmisión de la COVID-19 durante la realización de actividades de vacunación. Las visitas para la administración de vacunas también pueden ser una ocasión para divulgar mensajes que fomenten comportamientos que reducen el riesgo de transmisión del virus de la COVID-19 y para proporcionar orientaciones sobre las medidas que deben adoptarse si se observan síntomas.
1. ¿Deberían continuar durante la pandemia de COVID-19 los programas de vacunación previstos para los recién nacidos? Sí. Habida cuenta de que los partos en establecimientos sanitarios deberían prevalecer en la mayoría de las situaciones, la vacunación de los recién nacidos (por ejemplo, BCG, vacuna anti poliomielítica oral, hepatitis B) debería seguir siendo una prioridad y las vacunas deberían administrarse de acuerdo con los calendarios nacionales de inmunización.
2. ¿Se recomienda la vacunación de adultos durante la pandemia de COVID-19? Los países que cuentan con programas de vacunación contra el neumococo, la gripe o la tos ferina para las personas mayores e individuos que padecen afecciones de alto riesgo deberían ser mantenidos y adoptar medidas para evitar la propagación de la COVID-19, en particular entre las personas con mayor riesgo de enfermedad grave, como las personas mayores. La prevención de enfermedades respiratorias y de las hospitalizaciones por neumococo, gripe y tos ferina permitirá una mayor disponibilidad de equipos respiratorios, medicamentos y personal de salud para atender a pacientes con COVID-19. Aunque actualmente se dispone de información limitada sobre la posible relación entre la COVID-19 y un mayor riesgo de infección neumocócica, la vacuna antineumocócica puede prevenir infecciones bacterianas tanto primarias como secundarias y el uso innecesario de medicamentos antibacterianos (antibióticos).
3. Las iniciativas de vacunación en las escuelas solo deberían continuar si se aplican medidas de prevención y control de infecciones para evitar un mayor riesgo de transmisión del virus de la COVID-19 entre los estudiantes, el personal de las escuelas y los proveedores de atención sanitaria. Las actividades de vacunación en los centros escolares es una forma importante de administrar vacunas a niños y adolescentes, como las dosis de refuerzo contra el tétanos y la difteria, las , las vacunas antimeningocócicas y las vacunas conjugadas contra la fiebre tifoidea. Sin embargo, cuando las campañas de vacunación masiva se suspenden temporalmente, se deben evitar las estrategias basadas en campañas en escuelas; hay que buscar vías alternativas para administrar a estos niños en edad escolar las vacunas que les corresponde recibir.