“La vida encuentra su mejor vía de liderazgo, con el camino de la intuición”
“La intuición no denota algo contrario a la razón, sino algo que está fuera del campo de la razón” Carl Jung.
La intuición es esa voz interior, esa corazonada que va más allá de la razón, esa percepción más allá de lo físico. Pero no por ello, carece de un fundamento, una estructura, porque, en parte, es un constructo fruto de todas las experiencias emocionales que hemos vivido y que han sido guardadas en el cerebro a manera de sabiduría emocional para expresarse como fuertes corazonadas, poderosas certezas. Es una conclusión profunda y subconsciente de nuestras vivencias humanas. Es un saber que promueve la creatividad e innovación y nos permite creer que esa idea nunca antes realizada, va a funcionar, que esa persona que tienes ante ti, es la correcta, o que ese proyecto que ha llegado a tu mente sorpresivamente en la mañana, tiene un futuro prometedor.
Para entender la intuición y forjarla se requiere que generes contacto contigo y te digas a ti mismo, siempre, la verdad sobre lo que estás sintiendo, ya que solo cuando puedes reconocer tu fuente interior, puedes desarrollar pensamientos más allá de tu información, y guiar así, deliberadamente, tus chispazos intuitivos a la búsqueda de soluciones, a la realización de metas no solo personales sino también laborales, a la consolidación del equipo soñado con resultados extraordinarios.
Entonces, la intuición no existe por sí sola. La intuición necesita de un conocimiento, una honestidad emocional y una conexión contigo y con todo para hacerse real. Es necesario que te responsabilices de lo que sientes, que aprendas a nombrar la emoción cuando aparece y también que comprendas por qué surge, cuáles han sido sus orígenes y sus recurrencias. Además, que entiendas que las emociones son energía que mueve a la acción en respuesta a algo e interrumpe el flujo normal de nuestra conducta, alertándonos, poniéndonos altos en el camino importantes de atender y reconocer. Son guías que, con el tiempo, experiencia y ejercicio constante, vas transformando desde emociones básicas hasta emociones superiores, y al reconocerlas, te haces administrador de tu propia energía y acreedor de mejor calidad de vida; te brindan efectividad, salud, paz, alegría y bienestar, y a nivel laboral, un clima y bienestar empático, coherente y confiable.
La intuición es igual de importante a la razón. Te permite ver con otros ojos ese mundo opaco y encontrar salidas antes no halladas por creer ciegamente en lo “objetivo”, o por haber permanecido empecinado en tu objetivo. Cuando conduces tu vida con asiento en tus viejos pensamientos, anclado en el pasado, obsesivamente condicionado por tus creencias antiguas, te topas en caminos sin salida. Obstruyes el flujo de la energía que te conecta con las realidades nuevas y el futuro del cual participas en su creación.
Ser leal y honrado contigo mismo desarrolla el poder personal, la conciencia de sí, la responsabilidad y conexión suficientes para reconocer, sentir y expresar tus emociones, haciéndolas fuentes de poder para comunicarte bien contigo mismo y a su vez, con los demás, potenciando tu liderazgo.
Una vez comprendido esto, una vez comprendido tu flujo emocional en el que debes permanecer consciente de tus pensamientos, reconociendo al mismo tiempo la voz interior de tus sentimientos, es cuando puedes darle un verdadero rol a tu intuición, y es allí cuando la vida encuentra su mejor vía de liderazgo, en el camino de la intuición.