LA PERCEPCIÓN ILUSORIA
En alguna ocasión la vida nos ha parecido ilusoria. Borges lo dijo hasta la saciedad por activa y por pasiva. Sabemos que el cerebro crea nuestra realidad ingenua. La verdadera realidad es una desconocida. Nuestra percepción del mundo es únicamente la que nos permite captar nuestros sentidos. Así pues podemos preguntarnos: “¿Qué diferencia existe entre la realidad ingenua y la realidad de ser parte de un sistema informático que desconocemos?”
Más aún, la pregunta del millón: ¿Por qué existo yo y no otro, teniendo en cuenta que hay infinitas posibilidades de que existan infinitos seres humanos distintos?
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Fijémonos en que solo si existimos somos capaces de contemplar el mundo…Éste existía ya con toda su historia antes de nacer nosotros o nuestra conciencia o yo, lo cual es lo mismo.
Estaba indeciso de cómo terminar este artículo cuando por azar cayó en mis manos el libro “¿Qué somos?” de José Luis Manzanares Japón. Leerlo fue sorprendente y me abrió nuevas perspectivas, que no por intuidas eran menos impactantes. Su tesis principal es que las partículas subatómicas, protón, neutrón y electrón, son entidades abstractas, con apariencia material, generadas por un ordenador. Un algoritmo: un conjunto infinito de ceros y unos. Todas las cosas son algoritmos. La materia dejaría de ser real para pasar a constituir solo una percepción virtual. No sigo desvelando más incógnitas porque sería como comentar el capítulo final de una novela de Agatha Christie.
Solo una pequeña reflexión final. Si la teoría del mundo virtual fuese cierta quedarían elucidados fenómenos hasta la fecha sin explicación, cómo algunos de la física cuántica, paranormales, o por ejemplo milagros, viajes en el tiempo o la reencarnación. Es tan improbable un mundo basado en la realidad pura y dura como otro basado en la realidad virtual. Cada uno de nosotros tiene las respuestas en su interior. Posiblemente Borges intuía entes abstractos que sin saberlo no eran solo meras quimeras.