Las 9 culturas organizativas más tóxicas y cómo empezar a vencerlas - Capítulo 5: El cha-cha-cha o la cultura de la evasión de responsabilidad
“La culpa fue del Cha-cha-cha, que tú me invitaste a bailar” dice la canción de Gabinete Caligari. Esa frase viene tras el verso “después de tres puyazos de ron” y de ir “bolinga, bolinga, bolinga, contento de ron”. Pero oye, que la culpa no fue suya, fue de otra cosa ajena a él, claro que sí.
Personas con una capacidad natural para evadir toda responsabilidad las hay en todas las organizaciones. Pero cuando se convierte en el modus operandi habitual, es cuando se convierte en cultura.
Cómo es la cultura de la evasión de responsabilidad y qué provoca
En esta cultura los líderes y los empleados no asumen su responsabilidad ni sus errores. Se suele entrar en un juego de acusaciones cruzadas donde siempre se culpa al otro y se genera un ambiente de desconfianza y falta de integridad.
En las versiones más creativas, no sólo se culpan a otras personas, si no a las circunstancias ajenas que uno no puede controlar. Da igual de quién sea la culpa, mientras sea de otro. La cuestión, es que esas personas nunca son responsables de nada.
Cómo comenzar a vencer la cultura de la evasión de responsabilidad
En esta cultura, más que en ninguna, hay que empezar por eliminar las zonas grises, aclarando roles y responsabilidades y definiendo quién debe rendir cuentas por cada tema. Aquí más que nunca, los responsables no hay que definirlos con nombres de departamento, si no con nombres y apellidos de personas de la organización.
Hay que premiar a los que se mojan y cogen los temas como propios cuando hay un problema y no lo dejan hasta que queda resuelto. A los que han arriesgado, hay que darles la posibilidad de equivocarse y utilizar el error como fuente de aprendizaje y no como castigo.
Las reuniones deben tener decisores claros para evitar que la decisión se esconda detrás del anonimato del colectivo y los líderes, además de predicar con el ejemplo, tienen que empoderar a los equipos para que las decisiones se tomen en el nivel adecuado de la organización y no se escalen todos los temas a la última capa de decisión, escondiéndose detrás de la falsa seguridad que da el hecho de que las decisiones las tomen “los de arriba”.
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Las opiniones expresadas son a título personal y no en nombre de Danone
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