Las creencias, ¿cómo convierto una limitante en potenciadora?

A menudo solemos pensar que cada persona ve una misma situación a su manera, ¿verdad? Las creencias son esquemas mentales que interpretan lo que percibimos en nuestra propia realidad. Las creencias, podría decirse que no son buenas ni malas sino que se clasifican en “limitantes” o “potenciadoras”.

Las creencias limitantes ponen barreras o frenos a mi comportamiento o conducta para conseguir algo beneficioso. La conducta derivada será el resultado de la propia creencia limitante.

Parece algo lioso, pero con un ejemplo se entiende mucho mejor.

Ejemplo: Pienso que soy malo hablando en público (creencia limitante). Mi conducta será evitar situaciones en las que me exponga a cierta cantidad de gente escuchándome y por tanto mi resultado sea alimentar ese miedo. No estoy afrontándome a ello sino evitándolo. Esto todavía reforzará más la creencia de que soy malo hablando en público.

Gráfico: Refuerzo de la creencia "soy malo hablando en público"

Las creencias limitantes son aquellas que ponen barreras a nuestro comportamiento en la vida. Se originan en la infancia y siempre conllevan una intención positiva.

Otro ejemplo: en la infancia era agresivo en el patio del colegio. De esta forma me hacían caso rápidamente. Siendo adulto sigo teniendo un comportamiento agresivo, quizá más moderado, pero es mi vía para ser escuchado. La agresividad tiene intención positiva, en este caso ser escuchado, aceptado y reconocido por el resto. Sin embargo, es un acto negativo que puede llevarme a problemas.

Por otro lado, las creencias potenciadoras son aquellas que nos llevan a avanzar hacia lo que consideramos positivo. Las que nos sacan de la zona de confort, al otro lado del “Soy malo hablando en público”.

¿Qué debo hacer para convertir una creencia limitante en potenciadora?

Debo tratar de buscar su procedencia, seguramente en un momento de pasado cuya carga emocional fue especialmente alta. Posiblemente un hecho traumático en el que alguien me dijo que no podía lograr algo, que no sería capaz, que mi potencial no estaba al nivel o que mis habilidades eran insuficientes. En ese momento he creado mi esquema mental con esa vivencia

A continuación, he de identificar y extraer la fortaleza que sustentaba mi intención. “Buscaba atención al ser agresivo”, la búsqueda de ser escuchado tiene una inquietud detrás. Esa inquietud la puedo utilizar en mi beneficio.

Para ello debo considerar:

• Ser consciente de lo que realmente soy capaz
• Conocer mis habilidades y ver cuáles suplen las debilidades
• Reconocer mi potencial y mi límite real

Veámoslo a través de un ejercicio:

Por último, con la información obtenida estableceré un plan de acción que me ayude a conseguir mi objetivo:

• Buscar al menos 3 situaciones por semana donde pueda hablar delante de gente
• Identificar y observar qué siento con mi cuerpo cuando me paralizo al hablar en público
• Identificar con qué publico me siento mas cortado y con cuál menos
• Hacer mindfulness cada noche para sentir mi propia presencia
• …

*En este artículo, quiero hacer una mención especial a Miguel Ángel Laurenzana por ayudarme con este tema. Ha sido un gran facilitador y me ha propuesto ideas excelentes para llevarlo a cabo.