Las Crisis no cierran las empresas, la mala gestión sí

Albert Einstein decía que, quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. Albert Einstein (1879 - 1955)

Para la mayoría de los empresarios, la crisis, la reducción de las ventas, la falta de crédito y una larga lista de razones similares son los responsables principales, por no decir únicos, de la mala trayectoria de sus negocios.

Pero si nos adentramos en un análisis a fondo de esa situación, los resultados muestran una realidad muy distinta que poco tiene que ver con esa famosa crisis y mucho con la mala gestión interna de la empresa que afecta a la organización, la estrategia comercial, la política de precios, la estructura de costos, la baja productividad, la calidad de los productos, la formación de los trabajadores, la gestión financiera, una contabilidad alejada de la realidad y muchos otros factores internos.

En un artículo publicado en l’econòmic, El profesor Oriol Amat señalaba las razones por las que, en un mismo escenario de crisis, algunas empresas funcionaban y otras no. 

Exportación, I+D, formación, gestión eficiente i con visión de futuro, destacaban como algunos de los motivos descritos por Oriol Amat.

A la pregunta de muchos empresarios sobre los “brotes verdes”, la respuesta es evidente y depende mucho de la empresa.  Algunas siempre los han tenido. Han hecho sus deberes mucho antes que se iniciara la recesión económica, preparándose para responder con éxito a los desafíos y los cambios de modelo que la sociedad nos está obligando a hacer, mientras que otras nunca los podrán ver hasta que no empiecen a cambiar su enfoque y su manera de gestionar la empresa.

En el escenario actual, la gran mayoría de las empresas han dedicado y dedican muchos esfuerzos y recursos financieros a incrementar sus ventas y sus cuotas de mercado a base de políticas de precios agresivas y drásticas reducciones de costos como la principal medida para obtener los resultados tan deseados que ayuden a mantener vivo su proyecto empresarial.

A pesar de las inversiones realizadas, los resultados finales suelen estar muy lejos de los esperados, iniciando una desenfrenada espiral de reducción de gastos, que suele acabar siempre en despidos, para seguir ofreciendo precios aún más baratos, como la única solución válida para mantener, recuperar o incrementar la sacro-santa cuota de mercado perdida.

Con esta estrategia, la empresa está forjando su propio declive, sacrificando conceptos como valor añadido, servicio, calidad y know-how en favor de un concepto tan volátil como peligroso como es el precio, olvidando que el cliente que solo compra por precio siempre encontrara un proveedor más barato, iniciando una guerra sin vencedores.

Como Experto de la Gestión del Margen, llevo años explicando al empresario la importancia de centrar sus esfuerzos en mejorar su rentabilidad incrementando el margen, base principal para crecer, en lugar de obsesionarse en aumentar sus ventas y su participación en el mercado. 

La crisis no existe para las empresas bien gestionadas y rentables. Por eso, salir de ella solo depende de cada empresa y de cada empresario.

Y si no, siempre podemos culpar a Einstein.