Las nuevas cosas
Se multiplica a cada día, la cantidad de personas adultas que alarman sobre las nuevas maneras de relacionarnos a través de la tecnología. No entiendo su miedo, realmente intenté hacerlo.
La comunicación viene recorriendo un acelerado camino en busca de optimizar maneras de vincularnos. La globalización es un hecho y permitió suavizar los efectos de la distancia, promoviendo la cercanía entre diferentes culturas.
Sin embargo, el miedo se vincula en todos los casos con la dependencia hacia el celular por parte de los centennials.
El bicho al que le tienen miedo es una herramienta que nos permitió a las nuevas generaciones hacer de luchas regionales, una problemática que nos involucre a todxs los humanos. Disolvió las fronteras para darnos la posibilidad de que cualquiera tenga una voz que pueda ser escuchada, no importa dónde estemos. Nos acercó a quienes la distancia parecía alejar cada vez más. Nos dio la posibilidad de optimizar nuestros procesos de trabajo y convertirlos en proyectos colaborativos.
El celular nos dio la chance de volver público lo privado, de volvernos prosumidores, de determinar la agenda setting.
Para esta altura, lo primero que piensan es en todo el mal que causaron las redes o la interconectividad. Les tengo una noticia: las personas no cambian, lo que cambian son los medios mediante los cuales las personas se expresan.
El bullying, la idealización, la mediatización y tantas otras cosas más, existieron siempre, en tal caso cambiaron los canales.
Son las mismas personas que alarmaron sobre la televisión, la radio, ¡la luz!
Condenamos a la tecnología por potenciar nuestros defectos. Propongo comenzar a revisarnos como personas y solo así, la tecnología y la comunicación van a sacar lo mejor de nosotros.
Pensarnos como seres controlados por las nuevas tecnologías es una forma simple de desligarnos de la mirada crítica que cada uno debería hacer de sus propios errores.