Latam, ¿lista para la “banca invisible”? - PARTE 2
A medida que los ecosistemas financieros se desarrollan y evolucionan, la inclusión de activos digitales se convierte en un factor clave para su éxito. Estos activos, que abarcan desde NFTs hasta herramientas de pago innovadoras mediante criptos, ofrecen a las instituciones la oportunidad de diversificar su propuesta de valor y adaptarse a las expectativas cambiantes de los consumidores.
Un activo digital puede ser cualquier contenido o recurso creado o entregado en formato digital, como es el caso de los NFTs (tokens no fungibles), que pueden integrar aspectos financieros y no financieros. Un ejemplo en nuestra región son los NFTickets de Flybondi y Travel X, que permiten la transferencia o reventa de pasajes hasta tres días antes de la salida.
Asimismo, el Internet de los Pagos (IoP), un modelo de negocio que facilita transacciones sin fricciones y mejora la experiencia del usuario mediante dispositivos “wearables”, abrirá nuevas oportunidades para integrar pagos en los mundos físico y digital, permitiendo herramientas de pago digitales con un simple movimiento. Sin embargo, tanto el IoP como la reventa de NFTickets solo lograrán escalar si hay confianza entre las partes conectadas.
Atender a los clientes dentro de diversos ecosistemas implica adaptarse a nuevas expectativas en servicios financieros, donde se demandan inmediatez, personalización y procesos sin fricciones. Esto no solo se logra invirtiendo en tecnología, sino también en el diseño y en el "know-how" de productos digitales, experiencia de usuario (UX) y en un management con una cultura centrada en el cliente. Ignorar estas demandas podría poner en riesgo el valor de marca que los bancos han construido como "asesores confiables", convirtiéndolos en marcas asociadas a "métodos obsoletos".
La ventaja competitiva del factor Confianza.
Si bien las nuevas fuentes de datos no tradicionales, el análisis avanzado y la inteligencia artificial permiten crear experiencias personalizadas, las tareas fundamentales siguen siendo ayudar a los clientes a realizar pagos, invertir y acceder a otros servicios financieros, todo ello con tarifas competitivas y altos estándares de seguridad.
Los bancos deben considerar a las “Big Tech” como una nueva clase de competidores directos en los servicios financieros. Empresas como Apple, Amazon, Google y Meta no solo cuentan con un capital significativo, sino también con una base de clientes a nivel global, y poco a poco están logrando desvincularse de la infraestructura que ofrecen los bancos.
Aunque un gigante como Amazon podría convertirse en un banco o brindar servicios financieros sin el respaldo de instituciones tradicionales, la banca todavía tiene como ventaja competitiva las regulaciones y la confianza del cliente. Este activo de confianza es crucial, especialmente en servicios como lending, que aún no han sido explorados a fondo por las “Big Tech”, a diferencia del procesamiento de pagos.
Los jugadores tradicionales deben buscar alianzas estratégicas con fintechs y otras empresas de tecnología financiera para combinar su reputación con la agilidad en la ejecución y foco en la experiencia del usuario, garantizando así un servicio más completo y competitivo.
En un entorno de rápidos cambios, la colaboración es clave para mantener la relevancia y ofrecer a los consumidores lo que realmente necesitan.
¿La invisibilidad en las finanzas será una estrategia selectiva o una nueva normalidad?
Los desarrollos interconectados de esta “banca invisible” dentro de una economía de activos digitales tendrán grandes implicaciones para todas las industrias, generando desafíos significativos para gobiernos, bancos centrales y reguladores.
Para mantenerse relevantes ante estos cambios de paradigma, es necesario trabajar a nivel sistémico. La mentalidad requerida para este nuevo mundo de los negocios financieros será diferente y tomará tiempo en consolidarse. Lo que parece claro es que estamos en un momento en el que se necesitan cambios profundos, ya sea reescribiendo las fórmulas de éxito del pasado o invirtiendo en la creación de nuevos modelos de negocio para el futuro, siempre considerando las transiciones necesarias que todo proceso de cambio demanda.
En la actualidad, ya podemos vislumbrar en parte el futuro de la banca. Las plataformas y el modelo Banking as a Service (BaaS) encajan perfectamente. BaaS permite que los bancos con licencia compartan su infraestructura a través de interfaces de programación de aplicaciones (APIs), lo que habilita a bancos digitales y comunidades online como Rappi a ofrecer servicios financieros sin necesidad de contar con una licencia propia.
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Según el Economist Impact de 2024, 22% de los bancos latinoamericanos cree que proporcionarán sus licencias bancarias bajo un modelo BaaS a marcas y fintechs. (4)
Al utilizar el modelo Banking as a Service (BaaS) para acceder a una licencia bancaria, las plataformas pueden aprovechar su información y ofrecer servicios financieros con una capilaridad que un banco solo no podría alcanzar. Un ejemplo destacado de este modelo en Argentina es BIND Banco Industrial, que a través de “API Bank” ofrece su licencia bancaria a fintechs para proporcionar diversos servicios bancarios y financieros a sus usuarios.
Invisibles, pero presentes
En el modelo de banca invisible, los bancos continúan presentes, pero se vinculan de manera diferente con los productos y servicios. Contar con una presencia que transmita solidez ha sido fundamental para construir una imagen de confianza, con grandes y céntricas ubicaciones en las ciudades. Sin embargo, con el aumento del cierre de sucursales cada año, la representación tangible de la banca se está desvaneciendo.
A medida que los servicios financieros se integran en la vida cotidiana de los consumidores, la visibilidad que antes era un orgullo para la banca podría invertirse. En este nuevo panorama de invisibilidad, una estrategia de marca exitosa ya no se mide únicamente por la atención positiva del público objetivo, sino por su capacidad para integrarse sin fisuras en las rutinas diarias. La marca se vuelve apenas detectable, emergiendo solo en momentos clave del “customer journey”.
De acuerdo con un informe de la Federación Latinoamericana de Bancos, entre 2020 y 2022 cerraron casi 2.500 oficinas en la región. (5)
Para mantenerse presentes en la mente del cliente al momento de realizar una operación financiera, los bancos necesitan desarrollar alianzas que les permitan acompañar al consumidor de principio a fin. Por ejemplo, pensando en banca para empresas, un banco podría facilitar el financiamiento de bienes de capital de gran envergadura mediante una venta asistida en un local, donde el proveedor de los bienes colabora en la solicitud con el futuro tomador del crédito, todo esto a través de una plataforma de lending de un partner, con el banco actuando en segundo plano y completando el legajo correspondiente para acelerar la evaluación crediticia y el otorgamiento del crédito.
Es crucial que los bancos trabajen en estrecha colaboración y co-creen junto a empresas especializadas en los momentos clave y áreas que suelen requerir financiamiento. Si bien el enfoque de omnicanalidad (sucursales, relationship managers, terminales de autoservicio, call centers, banca online y móvil) no desaparecerá, su complejidad y estructura de costos limitan el crecimiento y la expansión de los distintos negocios en esta “nueva economía”.
(1) thefullfx.com
(2) La Nación
(3) Guinea.pe
(5) Itnow
Opinions are my own. Tennis Club Player.
2 mesesComo usuario de servicios financieros y apasionado por la innovación tecnológica, considero que la banca debería evolucionar más allá de ser simplemente una aplicación en nuestros dispositivos. En mi opinión, los servicios bancarios deberían integrarse de manera fluida y transparente en nuestras actividades diarias, ofreciendo una experiencia confiable y sin fricciones. Imagina un mundo donde las transacciones financieras se realicen automáticamente mientras compras en línea, pagas tus facturas o incluso cuando viajas. La banca debería ser una presencia invisible pero siempre presente, asegurando que nuestras necesidades financieras se gestionen de manera eficiente y segura sin necesidad de intervención constante. Además, la integración de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático podría anticipar nuestras necesidades financieras, ofreciendo soluciones personalizadas y proactivas. Por ejemplo, alertas automáticas sobre oportunidades de ahorro o inversión basadas en nuestros hábitos de gasto, o incluso la gestión automática de nuestras finanzas para optimizar nuestros recursos.