Le dices adiós a un genio y reflexionas sobre el liderazgo y la transición empresarial

Hace unos días dijimos adiós a un personaje, que con sus sombras y toda su genialidad, paso por nuestras vidas dejando huella.

Podría ser un caso de estudio para algún que otro profesional de la mente; porque no era un personaje fácil; sin embargo, me maravillaba ese genio que vivía dentro de un ser, cuanto menos, y por rebajar un poco cualquier adjetivo, era un incomprendido. Dicen que es el mal de los que nacen superdotados.

En fin, que luego de pasar unos cuantos días con una penita compartida con su familia y otros compañeros que le conocimos, me vino a la mente; por una lado, idea que me ronda con frecuencia; y es como la ausencia de liderazgo (y la cabezonería, que también se da en muchas organizaciones), puede dejar a la empresa sin alguien al volante; y por otra parte, se confirma aquello de que hay tantos tipos de liderazgo como personas, porque, insisto, estando muchas veces dominado por el lado oscuro de la fuerza, este personaje llevó a su empresa a existir, junto con su socia y su equipo, con más éxito que menos, durante más de 30 años.

Y se marchó sin dejar un relevo claro. Sin sentar las bases para ese proceso crucial y, a menudo, delicado, que determina la continuidad y el éxito a largo plazo de la organización. En este contexto, el liderazgo juega un papel fundamental no solo en la transición ordenada de los centros de decisión, sino también en la preservación de la cultura y los valores (si los hubiera) que han sustentado a la empresa a lo largo de los años.

Porque también hay que pensar que no es tan fácil transferir la dirección y el control de la empresa de una generación a la siguiente. Este proceso puede ser complicado por diversas razones, incluyendo diferencias en la visión empresarial, estilos de liderazgo y dinámicas familiares; que si no son bien conducidos, pueden resultar en conflictos internos, pérdida de talento y, en el peor de los casos, el fracaso de la empresa.

Y entonces, tenemos que regresar al conocimiento que existe sobre todo esto y que nos dice siempre, por activa y por pasiva, que un líder debe tener la capacidad de planificar con anticipación. Esto incluye identificar a los posibles sucesores, evaluar sus habilidades y preparar un plan de desarrollo que los capacite para asumir roles de liderazgo. Una planificación estratégica proactiva permite una transición más fluida y minimiza las interrupciones en las operaciones diarias de la empresa.

Y entre otras muchas cosas, debe además durante ese proceso de transición, gestionar eso que nadie quiere hacer en ninguna parte, llámese empresa, familia, relaciones, etc: los conflictos. Si, porque la teoría nos las sabemos todos, y veámonos en plena vorágine de relevo generacional gestionando personalidades, ambiciones, o lo que sea.

En todo caso, las dinámicas familiares pueden generar conflictos que, si no se manejan adecuadamente, pueden afectar negativamente la transición generacional. Los líderes deben tener habilidades sólidas de gestión de conflictos para mediar y resolver disputas de manera equitativa y constructiva, manteniendo la armonía y el enfoque en los objetivos comunes de la empresa. Y, además, hay que llenarse de paciencia; porque posiblemente el proceso no sea tan rápido como se desee. Leí alguna vez que, en el caso de una empresa muy conocida de joyas de Cataluña, pasaron hasta 10 años hasta que tuvieron su Family Office… Y estos ya tenían estructura y trayectoria. Imaginaros el proceso en una PYME...

En fin, que una pérdida ha dado para hablar de liderazgo. Creo que es algo que está presente en nuestras vidas, lideramos todos los días, hagamos lo que hagamos. Yo solo deseo que uno de mis personajes favoritos, se encuentre tranquilo y en paz. Y que desde donde esté, si es posible, envíe toda su genialidad para que lo que fue todo su mundo, siga avanzando, creciendo y cosechando muchos más éxitos, “shapping the world”.

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