Let's close the window to the crazy ones...
Leyendo una nota de The Economist (TE) me encontré con la ventana de Overton, un concepto que me hizo reflexionar sobre el movimiento de algunos países hacia el populismo (de derecha o izquierda).
La idea desarrollada por el académico Joseph Overton dice: “las acciones del político no las define lo que prefiere, sino lo que puede implementar sin perder una elección”.
De acuerdo a Overton esta ventana se puede mover conforme el espectro de lo políticamente aceptable cambia. Una idea que en un momento era ridícula puede terminar siendo la regla.
La metamorfosis se da más o menos así: de “impensable” pasa a “radical”, luego a “aceptable”, de repente ya es “sensible”, al rato es “popular” y finalmente termina convirtiéndose en política pública.
Dele una pensada y verá que estamos viviendo en una era donde la velocidad de movimiento de esta ventana es cada vez mayor. Lo impensable se vuelve en poco tiempo norma.
Abundan ejemplos: legalizar el uso de ciertas drogas y el matrimonio entre personas del mismo sexo, abandonar la globalización para abrazar al nacionalismo, privilegiar creencias sobre datos, etc. La explosión informativa y la híper conectividad incrementan el dinamismo de la ventana de Overton.
Esto lo intuyen muchos políticos y lo aprovechan para promover sus agendas y ganar el poder. Trump es un claro ejemplo. Mueve la ventana con el modus operandi que su asesor Steve Bannon perfeccionó en el sitio de “noticias alternativas” Breitbart.
“Adopta una postura extrema con la esperanza de que los lectores (o votantes) la sigan tres cuartas partes del camino. Por eso los migrantes ilegales no sólo rompen leyes, sino son posibles violadores o narcomenudistas”, señala TE.
El semanario británico explica que Bannon (y Trump) son especialistas en mover el espectro de lo aceptable. Y dado que el votante promedio no profundiza demasiado, una vez que adopta una postura -por más radical que sea- rara vez la modifica.
Por ejemplo considere que mientras que el porcentaje de desaprobación de Donaldo entre la población norteamericana durante su breve mandato ha crecido de 45 a 55% en un promedio de 120 encuestas, el 85% de los republicanos sigue aprobando su trabajo, según Gallup.
Es muy cierto. Quizá usted tenga algún conocido que simpatice con Donaldo (o el “rayito de esperanza”). ¿Ha discutido con él/ella? ¿Verdad que no es muy flexible que digamos?
La facilidad con la que se mueve esta ventana es peligrosa al pensar en la elección del 2018 en México. Porque si un político convence a alguien de que su idea “novedosa” es buena, captura a un votante que ya no perderá.
El sexenio perdido de Peña en lo económico (pobre crecimiento), lo político (corrupción endémica), lo social (inseguridad, pobreza y ausencia de estado de derecho) crea un caldo de cultivo propicio para que López Obrador, el Bronco u otro candidato muevan la ventana.
Difícil parar este fenómeno social, pero por lo menos habría que intentarlo. ¿Cómo? Poniendo cada uno, en su escenario, un granito de arena. Una labor hormiga, sobre todo de los mejor informados.
Hay que asomarse a la ventana para exhibir las ideas simplonas que suenan bonito pero que son erróneas (relea “¿Un rayito que electrocuta?”), los datos truqueados, las creencias sin fundamento (relea “Lógica ilógica”) o los rasgos populistas de algún candidato.
Si los educados callan, la ventana se moverá más rápido. Por eso le propongo que se informe y exprese sus argumentos con claridad. Escriba una carta o cometario en nuestros diarios o sitios, participe en sus grupos de WhatsApp y en redes sociales, opine en las reuniones con amigos o familia, etc.
La ventana de Overton se puede trasladar rápidamente a lugares poco deseados. Regresemos a los Estados Unidos, el país de la libertad y el progreso. ¿Hubiera usted imaginado hace un año que su presidente incitara la violencia contra los medios de comunicación?
Si no tenemos cuidado, para allá irá México. Y como ya vimos, una vez que la ventana se mueve, es muy difícil regresarla.
En pocas palabras…
“El progreso del mundo depende casi enteramente de la educación”
George Eastman, empresario norteamericano
Twitter: jorgemelendez
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