¿Leyes sin alma? El fracaso cultural y educacional en el combate contra el acoso escolar en Chile
Rodrigo Torres, Cofundador de MÜUD - Comprometidos con el bienestar y la justicia social, llamamos a la acción para crear entorno seguro en educación.

¿Leyes sin alma? El fracaso cultural y educacional en el combate contra el acoso escolar en Chile

En los últimos 30 años, Chile ha visto una serie de leyes y proyectos de ley que abordan el acoso escolar, cada uno con el objetivo de proporcionar un entorno seguro para los estudiantes. La Ley sobre Violencia Escolar, también conocida como Ley 20.536, fue promulgada en 2011 y ha sido una de las medidas más significativas en esta área. Esta ley estableció bases legales para el manejo del acoso escolar dentro de los establecimientos educacionales, creando, entre otras cosas, el Comité de Buena Convivencia Escolar y regulando las responsabilidades de los distintos actores educativos en la promoción de un ambiente armónico (Fuente Biblioteca Nacional del Congreso)

Más recientemente, en 2021, se aprobó la Ley 21.430, que no solo se centra en el acoso escolar, sino que aborda de manera más amplia la protección y garantía de los derechos de la niñez y la adolescencia en Chile. Esta ley integra varios organismos y establece un sistema completo para asegurar el bienestar y el desarrollo integral de niños y adolescentes (Fuente Biblioteca Nacional del Congreso)

A pesar de estos esfuerzos legislativos, la realidad del acoso escolar, que persiste e incluso se intensifica, señala un rotundo fracaso de las soluciones meramente legales. La propuesta más reciente de la diputada Erika Olivera subraya esta inquietud continua y busca introducir modificaciones que mejoren la convivencia y la atención a las denuncias dentro del ámbito escolar. Sin embargo, es fundamental cuestionar: ¿cuántas leyes más, confeccionadas sin verdadero espíritu transformador, necesitamos para admitir que el problema es estructural y cultural?

Estas leyes, aunque bienintencionadas, a menudo resultan ser no más que papeles sin alma, incapaces de penetrar la superficie de un problema enraizado en la cultura y en prácticas educativas obsoletas. Lo que revela un ciclo vicioso de parches legislativos que no hacen más que engrosar textos legales sin abordar las causas subyacentes ni promover cambios reales y efectivos en el comportamiento y en la educación emocional y social de las nuevas generaciones. Es hora de reconocer que sin una revisión profunda de nuestros valores y métodos educativos, cualquier nueva ley no será más que un espejismo de progreso.

El problema subyacente parece ser más profundo y estructural, implicando aspectos culturales y educacionales que no se resuelven simplemente con la promulgación de leyes. La educación emocional y el desarrollo de habilidades sociales en los currículos escolares pueden ser clave para abordar la raíz del problema. Esto implica un cambio en la cultura educativa que vaya más allá de las disposiciones legales y se centre en crear un ambiente de respeto y empatía desde los primeros años de formación.

Este enfoque no solo ayudaría a mitigar el acoso escolar, sino que también promovería una sociedad más inclusiva y respetuosa, preparando a las futuras generaciones para abordar y resolver conflictos de manera constructiva y pacífica. Las medidas legales, aunque necesarias, deben ser parte de una estrategia más amplia que incluya educación, sensibilización y cambios culturales para ser verdaderamente efectivas en la erradicación del acoso escolar. En lugar de seguir fracasando con un modelo educativo obsoleto que no atiende las necesidades emocionales y sociales de los estudiantes, propongo un plan de acción concreto y transformador:

1. Implementar un currículo nacional sobre inteligencia emocional y habilidades sociales, obligatorio desde los primeros años de escolaridad.

2. Formación continua y certificada para todos los educadores y personal escolar en métodos de enseñanza inclusivos y resolución de conflictos y mismo currículum emocional

3. Establecer un sistema nacional de monitoreo y evaluación de la convivencia escolar, con indicadores claros y seguimiento regular para ajustar políticas y prácticas en tiempo real.

4. Involucrar a las familias y a la comunidad en programas de educación y actividades que promuevan la aceptación, el respeto y la empatía, fortaleciendo el tejido social desde múltiples ángulos.

Si no cuestionamos y cambiamos radicalmente el modelo actual, seguiremos enfrentando las mismas fallas. Estas acciones no solo pretenden ser un cambio legislativo más, sino una reestructuración profunda de cómo entendemos y actuamos sobre la educación emocional y social. 

Para discusiones más profundas sobre este tema y para unir fuerzas en la implementación de estos cambios.

#EducaciónTransformadora #StopAcosoEscolar #CambioEducativoChile

Querido Rodrigo Torres Santana Muchas gracias por compartir. Lamentablemente, tal como lo expresas, estamos frente a un problema estructural y cultural. Creo que en esta red hemos publicado bastante sobre la violencia y acoso escolar en nuestro país y aún no existen soluciones concretas para abordar este problema. A seguir adelante! Tu proyecto es hermoso!!!

Mi querido Amigo,  recibe mis felicitaciones por el trabajo abnegado que realizas en pro de la mejora de la educación de niños y jóvenes no sólo de Chile, sino que también para otros países.  A la distancia un fuerte abrazo. 

Solo comentar. Es un error creer que con buenas leyes vamos a cambiar la sociedad en que vivimos, así pensaba Diego Portales "con buenas leyes (una buena constitución política iba a cambiar las malas conductas del bandidaje en Chile 1833. Craso error. Las persona, los jóvenes, los niños, no cambian por decretos leyes. El tema es mucho más profundo y muy diverso.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Rodrigo Torres Santana

Otros usuarios han visto

Ver temas