Liam Echavarría Molloy
LA MONJA SIN CABEZA. MITO URBANO.
Hay un punto de partida en el mito que es conveniente recordar: si el mito se ocupó de esa historia, entonces hay algo real que se le parece, en Argentina decimos por algo será. Claro Stendhal acuñó una metáfora sobre las minas de sal, si introducimos ramas dentro de ellas, al tiempo se llenan de incrustaciones salinas, de cristales. Si tomamos una personalidad histórica conocida y la sumergimos en los tiempos, tal vez mil años, se llenará de incrustaciones míticas.Pasado algo más de cien años, ya se discute si Perón nació en Lobos o Roque Pérez. Por otro lado, estamos acostumbrados a una clase de historias, mitemas, que tienen la versatilidad de generar un patrón, un racimo de historias en la que se repite el episodio fundante. Así tenemos una serie de santas martirizadas en que se repite el patrón de mantener su virginidad, dignidad y la fe en Cristo y entregarse a la muerte que no lograba macular sus respectivos cuerpos. Tengo a mano las historias de Santa Alodia y Santa Nunilo tomadas del wikipedia para salir del paso ( me disculpo):" Vírgenes y mártires, de padre musulmán y madre cristiana, murieron decapitadas en Alquézar el jueves 21 de octubre del año 851 por un delito de apostasía tras negarse a confesar la fe mahometana ante un juez (ya que, según la ley existente, los hijos de matrimonios mixtos eran musulmanes desde el momento mismo de su nacimiento), en una época de general tolerancia religiosa".
Luego tenemos un ejemplo que ilustra sobre una historia básica sobre la que se cambian,nombres, localidades y años pero resulta ser la misma historia.
En la antigüedad, la decapitación se aplicaba para cortar la unión de cuerpo y mente, dado que la cabeza albergaba el pensamiento. Los celtas fueron especialistas en esta materia: al romper el lazo de cabeza y el resto de cuerpo, si impedía que la persona pudiera volver a la vida; ninguna magia podría operar sobre la cruel desunión. Y por supuesto que lucían sus cabezas en sus monturas, en los frentes de sus casas, etc. etc.
Ni bien entré en la sede del Museo Penitenciario, en la calle Humberto Primo y Defensa, fui informado que existía un fantasma, un espectro de una monja sin cabeza que deambulaba por las instalaciones, dicho sea de paso, adecuada para estas historias: edificio grande, altos muros, escaleras estrechas, con muchos cuartos, y muchas historias, la gran mayoría, penosas y trágicas.
Por supuesto que hay testigos a los que se le deben creer sus visiones, siempre solitarias, en momentos especiales; es una visión increíble, pero no hay que desestimarlas, psicológicamente son verdaderas porque hay que considerarlas un significante.
Recordé entonces una historia de Punta Alta, donde un alto militar se paseaba con la cabeza bajo el brazo. Todos aducían buscando el positivismo del relato, que se trataba de una estrategia para los que entonces eran conscriptos no se durmieran en las guardias. Es decir que se trata de buscar un dejo de racionalidad en la historia, que desestima al viejo mito. La existencia de Pombero es un cuento que se le cuenta a los niños para que los padres puedan dormir al siesta con tranquilidad.
Volviendo al caso de la monja sin cabeza, lo primero que pensé fue interpretar el significante: decapitada es una persona que perdió su cabeza, mas tal como lo entendemos en un lenguaje coloquial, se puede perder la cabeza con la misma sobre los hombros: por locura, por amor. Entré en la web, y de alguna manera estaba una parte de la solución: se trata de una monja que perdió su cabeza por un amor prohibido.
Hay aquí un principio de explicación del mito de los seres decapitados. Es en Uruguay: "LA MONJA SIN CABEZA, tomado de Montevideo Portal
El antiguo Colegio y Liceo de Nuestra Señora de la Misericordia, ubicado en Pocitos, supo ser hace muchísimos años un instituto exclusivo para mujeres, funcionando también como convento para un grupo no muy numeroso de monja....Desafiando los preceptos de su religión y la moral de la época, el amor entre la Hermana y el Padre llevó a que los encuentros furtivos se repitieran con frecuencia.
El romance, sin embargo, tuvo un final abrupto: la Superiora del Instituto, que sospechaba de las ausencias repentinas de la monja, descubrió a la pareja en el acto pecaminoso. Como resultado, la Hermana fue excluida del convento y encerrada como castigo en una de las habitaciones pequeñas, que luego se usaría para dar clases.
Privada de las visitas a su enamorado, y manchada indeleblemente con la vergüenza del pecado descubierto, la monja se suicidó en el cuarto. Se cuerpo, según se afirma, fue enterrado en el patio del lugar, debajo de un monumento a Artigas (hoy en día funciona allí otro liceo privado)". Seguramente haya muchas historias más desparramadas por toda América
La manchada indeleblemente con la vergüenza del pecado descubierto, la monja se suicidó en el cuarto. Se cuerpo, según se afirma, fue enterrado en el patio del lugar, debajo de un monumento a Artigas (hoy en día funciona allí otro liceo privado)". Seguramente haya muchas historias más desparramadas por toda América.
Paradojalmente Platón explicita que "La locura del amor es la más grande de las bendiciones del cielo".