Liderar el cambio

El cambio puede darnos miedo porque implica salir de nuestra zona de confort y enfrentarnos a situaciones desconocidas

Hoy voy a hablaros de Ana, una pequeña empresaria que está atravesando por una situación de crisis en su negocio que le ha llevado a plantearse un cambio radical y actualmente está lidiando con un gran dilema interno.

El caso de Ana no es una excepción, sino que son varias las personas que se encuentran en esta situación. A raíz de la pandemia y de la guerra entre Rusia y Ucrania, la crisis se ha agudizado, los precios se han disparado y cuesta mucho que los números cuadren.

Cada día centenares de autónomos se dan de baja. Según un artículo publicado en el diario El Mundo: "España pierde 671 al día sólo en el mes de enero. El comercio es el sector que ha sufrido la mayor sangría: en un año se han cerrado 20.000 establecimientos, 6.700 de ellos en enero".

Ana ha intentado reflotar su negocio sin éxito. Su única esperanza es irse a otro país donde, según los estudios de mercado que ha hecho y las consultas que ha realizado con profesionales que la han asesorado, su producto tiene demanda.

La solución parece sencilla pero ahí empieza la batalla interna entre la razón y lo emocional

Aparecen las dudas, los miedos, las inseguridades, los apegos,...

Porque irse a otro país implica dejar familia atrás, amigos, tu ciudad, tu casa, lo conocido y ahí es donde Ana siente vértigo.

¿Qué se va encontrar? ¿Y si se equivoca? ¿Y su familia? Empezar de cero, buscar una casa en la que vivir, amueblarla, hacer nuevos amigos, adaptarse a una nueva cultura,... A Ana se le hace cuesta arriba ¿Por dónde empezar?

Por momentos, piensa que irse no es una opción. Aunque es lo más racional, le puede la emoción.

Entonces Ana recordó el libro "¿Quién me ha robado mi queso?" en el que los que mejor sobreviven son los que se adaptan al cambio y empiezan a buscar soluciones cuando detectan las primeras señales de cambio. En el relato, los ratones, animales que no son complejos como los humanos y que no se enfrascan en dilemas emocionales, sino que se guían por su instinto de supervivencia, empiezan a buscar otro queso cuando se percatan de que el existente empieza a escasear.

En cambio, las personitas dan por sentado que el queso nunca va a faltar y cuando atónitas descubren que ya no queda queso, empiezan a lamentarse y quejarse, ¿Quién me ha robado mi queso? ¿Por qué me ha pasado esto a mi? Quiero MI queso. Si espero el suficiente tiempo, el queso volverá.

Son algunas de las frases que se repiten para no cambiar y pasar a la acción.

Una de ellas se da cuenta de que esperar no es una opción y que tiene que hacer algo para buscar queso nuevo.

Ante el cambio podemos resignarnos, lamentarnos, quejarnos o PASAR A LA ACCIÓN.

Ana decidió poner orden en sus pensamientos y observar la situación desde todas las perspectivas posibles, tenía que pasar a la ACCIÓN, no podía esperar a que el QUESO VIEJO VOLVIERA.

Para ello, sabía que tenía que gestionar sus emociones, apegos y miedos y analizar desde la razón su situación. Cogió una libreta en la que anotó los PROS y los CONTRAS tanto de irse como de quedarse y a partir de ahí volvió a hablar con distintos profesionales para que la asesoraran, hizo contactos con personas del país al que pretendía mudarse y empezó a crear lazos de confianza.

Ana había decidido tomar el liderazgo de su vida y aceptar que a veces es necesario moverse para poder continuar avanzando.