Liderar sin miedo, desviando el río
Tener que hacer cosas, cansa. Querer hacer cosas, da energía. Es 100% nuestra actitud (cómo y con qué intención e intensidad hacemos las cosas) que determina nuestro éxito y rendimiento. Eso implica que el proyecto de la empresa difícilmente será exitoso a largo plazo si la actitud de los empleados no corresponde. Sólo habrá éxito real si ellos quieren. Si tienen una actitud positiva, y “sienten” la necesidad y “ven” el beneficio de participar en este proyecto, y si les hace ilusión.
Si los empleados tienen esta actitud positiva o no, depende en gran parte de los propios líderes de la empresa y el ambiente que han creado. Si ellos no saben generar energía positiva a través de su propia actitud, visión y comportamiento ejemplar, habrá estancamiento.
Pero….¿Cómo generar esta actitud positiva?
Cuatro pasos básicos:
1: Ofrecer una visión con valores claros para evitar quedar entre la espada y la pared.
Estamos entrando en un mundo nuevo, un mundo en transformación continua. Sólo hay que leer la entrevista con Yuval Noah Harari en 5 Días para darte cuenta de su magnitud (Léelo, porque es muy interesante. George Orwell - 1984- se reconocerá en ello). Su visión quizás es demasiado alarmante, pero es indudable que la transformación en muchos sectores va tan rápido que se no puede asimilar con facilidad. Será más importante en unos negocios que otros (no es lo mismo el mundo farmacéutico, gestionar Big Data, fabricar ropa o gestionar autopistas), pero toca a todos y ¿cómo lidiar con todo eso? Nos pondrá entre la espada y la pared en temas éticos y de control. Tener muy, pero muy claro nuestros valores será esencial. Sin valores, nos hundiremos, nos rendiremos al consumismo y el descontrol total de fuerzas externas, que a su vez, nos controlarán.
Como dicen en el Taoísmo, parar el río es imposible, pero fluir con él y desviarlo hacía donde quieres que vaya, será un trabajo importante de los líderes de muchas empresas. Pero no están solos. Compartir la visión con los empleados, discutirla con ellos, definirla con ellos e implicarlos en dibujar el camino será cada vez más importante. Las nuevas generaciones son de este mundo nuevo y lo pedirán. Ni lo dudes.
1: Ofrecer dirección, sentido e implicación, dominando así el río
Trazar una misión audaz y con sentido, con sus objetivos a largo plazo traducidos en pequeños pasos, a nivel de departamentos, equipos y sí, también a nivel individual, ayudando a los empleados a encontrar y definir su propio “rol” y contribución en este proceso. Ayudándoles a vivir su trabajo como una aventura estimulante con retos adquiribles y dándoles las herramientas necesarias para conseguirlos. Con flexibilidad y capacidad de adaptación, claro, porque ya nada será para siempre.
Que todo, cada paso, tiene que tener un sentido parece obvio. No siempre lo es. El otro día un director de RRHH me invitó para hablar sobre crear un sistema de evaluación para 850 empleados. Le pregunté: ¿Cuál es el objetivo? Me respondió “No hay, es lo que quiere el DG”. Final de la reunión. Sin objetivo claro y hacer por hacer, el resultado siempre será contraproducente.
2: Crear, vivir y disfrutar de un proyecto en común, entre todos
Estimular la creación de una cultura abierta basada en el “juntos”, en la confianza y el respeto mutuo, en el feedback constructivo, como base para el proyecto de futuro de la empresa. En ser honestos y claros, transparentes, dando ejemplo desde el mismo comité de dirección. Esto último también parece obvio. No obstante, muchos proyectos de formación llevados a cabo en empresas son más bien para los demás, sin participación real del comité de dirección. La distancia entre dirección y los demás es uno de los frenos más peligrosos para avanzar e innovar que hay en este momento.
4: Romper barreras entre departamentos y Business Units
Crear proyectos transversales. Unir personas con diferentes perfiles en proyectos creativos e innovadores, con objetivos audaces, valientes, que retan el pensamiento de siempre y que buscan caminos nuevos. Así se genera energía e ideas nuevas, y estímulos para los empleados participantes para sacar lo mejor de ellos mismos. Siempre y cuando desde arriba se apoyen al 100% estas iniciativas.
Y eso requiere de un liderazgo ejemplar, súper atento sobre lo que está pasando en la sociedad, audaz e inspirador. Un liderazgo sin miedo. No es fácil, ya lo sabemos. Pero en estos tiempos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos (VICA) resulta muy necesario, si no, imprescindible. Nos bombardean con nuevas tecnologías, productos y herramientas (digitales) cada día. Las nuevas generaciones de empleados y clientes retan a “lo de siempre”. Ser valiente, ágil y flexible es una necesidad. Tener la mente abierta y ser colaborativo, una exigencia. Y sobre todo, se necesitan líderes que disfruten haciéndolo y que confíen en que el futuro sigue siendo nuestro! Líderes que transmiten un sentido de urgencia, pero combinado con un sentido de ilusión para conseguir los grandes retos que tenemos por delante.
Nota: ¿Sabes que de todo eso hablamos en nuestros cursos de formación con caballos? Y no sólo lo hablamos, lo vivimos con ellos. Abrir la mente, crear confianza, valentía, creatividad, tener las cosas claras, ofrecer dirección, confiar en ti mismo, probar cosas nuevas, mantener la cabeza fría en situaciones complejas, pensar en el "juntos", saber gestionar tus emociones, encontrar el equilibrio entre presión y buen rollo, respetar la naturaleza y tu propia autenticidad, todo eso es la esencia de nuestro modelo de formación con caballos. ¡Pruébalo!
Peter van Dommele/ www.canfrisia.com. Facebook: Horse Sense for High Performance