Liderazgo y Pandemia
En los tiempos actuales sigue siendo necesaria la presencia de líderes que guíen y motiven a los equipos para el cumplimiento de las metas a mediano y largo plazo de una empresa. Sin embargo, cada vez se hace más obligada la formación de líderes que respondan a las necesidades más inmediatas que trajo consigo la pandemia. ¿Cuáles son esas necesidades? La velocidad. Es cada vez más frecuente que los clientes reclamen un contacto más rápido con el personal de la empresa y con los productos de sus pedidos.
En este contexto, los liderazgos de estilo autoritario, egocéntrico o intransigente que esperan que los subordinados ejerzan sus funciones sin reclamar no son la mejor opción para facilitar la transición, puesto que, podrían proyectar una despreocupación por el bienestar físico y mental de los integrantes del equipo que aportaría más presión y estrés a los nuevos ritmos de trabajo.
El éxito de una empresa proviene en gran medida del proceso administrativo y su gestión. Recordemos, como dice Hotgetts y Altman en su libro Comportamiento en las organizaciones, que la administración es el proceso de hacer que las cosas se realicen a través de otras personas, mientras que el liderazgo, es el proceso de influir en ellas para que las hagan convencidos. De lo anterior se deduce que el administrador o gestor de una empresa es, antes que otra cosa, un líder. ¿Cómo debería ser entonces el líder de tiempos post pandémicos?
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La mentalidad que caracteriza a nuestro siglo es la mentalidad de las redes. No es ya la visión panóptica del siglo XX que develó Michel Foucault en la que había un observador y un observado. Hoy nuestra mente y nuestras relaciones funcionan bajo la lógica de las interconexiones que se influyen mutuamente. Por esa razón los tipos de liderazgos del siglo XXI deben tender a lo que Rosa Amalia Gómez llama liderazgo efectivo. En su artículo El liderazgo Empresarial para la innovación tecnológica coteja las características que enlistan las teorías contemporáneas sobre liderazgo y concluye que en la mayoría hay una visión flexible en la que el líder muestra “suficiente amplitud de criterio”, pero, sobre todo, es un “creador de redes de apoyo, incluyendo a los subordinados, clientes, superiores y colegas”.
Si recordamos que uno de los objetivos del coaching comercial y ejecutivo es mejorar el desempeño de líderes y colaboradores tomando en cuenta su potencial y bienestar personal, el estilo de liderazgo efectivo es el que mejor puede aprovechar las individualidades de todo el equipo para potencializar el conjunto. Si transitamos de una visión dual a una visión de redes podremos alcanzar, con otro ambiente de trabajo, las metas de la empresa. Cabe decir, claro está, siempre y cuando este estilo funcione para las metas específicas de cada corporación.
-Eric Tureo