Limpieza en los centros educativos.
A la hora de abordar el proceso de higienización de cualquier centro educativo (guarderías, escuelas, institutos, universidades…) se debe tener en consideración una serie de elementos específicos que no se dan en otros ámbitos.
Para empezar, y a diferencia de otros sectores, no existe una regulación que establezca un protocolo claro y definido.
En segundo lugar, y todavía más importante, se debe ser plenamente conscientes de que, en los casos de las guarderías y escuelas, la mayor parte de sus usuarios son personas con unas defensas que no están desarrolladas al 100% (adolescentes, niños e incluso bebés) y que, por lo tanto, son más vulnerables a infecciones y contagios. Este hecho es primordial al decidir la mejor manera de afrontar la limpieza de un espacio de estas características.
Cada dependencia común presenta sus peculiaridades y requiere una atención especial (lavabos, sala de actos, cocina y comedor, secretaría y administración, escaleras y pasillos de acceso…). En el caso de los elementos centrales en este tipo de establecimientos; esto es, las aulas, podemos enumerar una serie de recomendaciones básicas de obligada observación:
- Vaciar las papeleras.
- Eliminar el polvo de las zonas altas por encima de los hombros.
- Limpiar el mobiliario.
- Prestar especial atención a aquellos elementos que se toquen con las manos: teléfonos, ordenadores, picaportes, etc.
- Eliminar el polvo del suelo con una mopa en suelos lisos.
- Fregar el suelo.
El otro gran factor a considerar es la frecuencia. Ésta viene condicionada por las necesidades propias de cada local o actividad y, según este criterio, podemos dividir las tareas higiénicas en tres grandes categorías:
- Primera limpieza: preparar las superficies después de su colocación, operación que facilitará su posterior mantenimiento.
- Mantenimiento diario: técnicas rápidas para su aplicación día a día.
- Limpieza periódica: operaciones que permitan tratar parcialmente aspectos puntuales a fin de obtener un nivel de limpieza compatible con las exigencias de los usuarios.
En este último caso, la periodicidad puede ser semanal (polvo de estanterías y paredes, por ejemplo), quincenal (zonas de uso no diario, archivos, sótanos…), mensual (cristales, puntos de altura…) o anual (persianas, zonas de difícil acceso, etc.) según el caso y, sobre todo, según conste en el pliego de condiciones o contrato.
Skayclean. Mucho más que una Empresa de Limpieza.