Lo llamaban trabajar
Lo llamaban trabajar.
Lo llamaban trabajar y en el pasado el mundo se regía por este principio.
La riqueza se “repartía” en relación a quienes trabajaban más o mejor, y pongo esto entre comillas porque siempre hubo quien trabajó mucho y tuvo poco y quien no hizo absolutamente nada y vivió en la opulencia.
Lo llamaban trabajar y había quienes se enganchaban al igual que a las drogas, al sexo o al alcohol por absurdo que parezca.
Habían muchos que sacrificaban los mejores años de su vida por un trabajo que aborrecían, con gente a la que odiaban.
Lo llamaban trabajar y había quienes vendían su cuerpo o su alma como profesión.
Algunos lo llevaban al extremo y justificaban tonterías como “pide pan con trabajo” o la no más pequeña “quien vale para salir, vale para madrugar”. La última destinada a adolescentes noctámbulos.
Lo llamaban trabajar y esta premisa justificaba casi cualquier otra carencia pues “estoy trabajando” o “vengo de trabajar” eran las únicas explicaciones que debía dar un padre que no tenía ganas de compartir tiempo con su mujer o sus hijos.
Lo llamaban trabajar pero ya no, se acabó, al menos como obligación, al igual que se acabó la polio o las guerras a espadazos.
La era de la humanidad ya está aquí.
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