Lo que AI for Good nos dejó...
La Inteligencia Artificial (IA) sigue asombrándonos con sus capacidades cada vez más sofisticadas, tal como que ha quedado demostrado en el encuentro organizado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el pasado 7 de julio en Ginebra.
En este evento participaron destacados centros de investigación científica y tecnológica y tomadores de decisiones del sector público y privado; además, los allí presentes tuvieron el privilegio de presenciar un hito histórico: la primera conferencia de prensa protagonizada por humanoides. Entre los que se destacaron:
Utilizando lenguajes de última generación, contestaron diversas preguntas vinculadas a al liderazgo, la salud, la desigualdad económica y social, los derechos laborales y la regulación en el uso de la IA.
Uno de los momentos más relevantes fue cuando Sophia aseguró que
“los robots humanoides podrían ser líderes más eficientes que los humanos gracias a su capacidad de procesamiento de datos y a la falta de sesgos emocionales que, a veces, pueden entorpecer la toma de decisiones”.
Sin embargo, también afirmó que “la colaboración entre humanos e IA es fundamental para la consecución de grandes logros”.
De hecho, cada vez son más los casos en los que la combinación humano-máquina trae excelentes resultados y da lugar a nuevas oportunidades, como la posibilidad de librarse de tareas monótonas para enfocarse en otras actividades que requieran de habilidades cognitivas más complejas.
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En el campo de la medicina, por ejemplo, los humanoides se han convertido en valiosos aliados. Desde su utilización para la realización de procedimientos quirúrgicos que requieren de un elevado grado de precisión, hasta su empleo para reducir la ansiedad y el estrés de las familias para que el personal médico pueda centrarse únicamente en la salud del paciente.
Lógicamente, a medida que la IA se vuelve más avanzada y omnipresente, la necesidad de control se hace evidente. Actualmente no existe una legislación específica que la regule, más bien se regula a partir de las leyes de protección de datos. Por eso es tan importante el establecimiento de marcos legales y éticos para garantizar un uso seguro y responsable.
La Unión Europea y Estados Unidos, a modo de ejemplo, propusieron la creación de un Código de Conducta que se aplicaría de forma voluntaria. Además, la UE planteó que se analicen los sistemas e IA que puedan usarse en diversas aplicaciones y se los clasifique según el riesgo que pueda representar para los usuarios. A mayor riesgo, mayor regulación.
Recientemente, la Subsecretaría de Tecnologías de la Información de nuestro país aprobó una guía que establece reglas para garantizar que “los beneficios de los avances tecnológicos sean aprovechados por todos los sectores de la sociedad, fortaleciendo el ecosistema científico y tecnológico argentino”.
En síntesis, se vuelve fundamental encontrar un equilibrio entre la innovación y la protección de los derechos humanos. La meta es conseguir que la IA sea empleada para el bien común.