Lo que el tiempo se llevó
Desde la infancia se van acumulando experiencias y ubicando sueños. Los años de universidad y especialización se ven languidecidos por el encuentro con el campo laboral. Pasan los años y dejas de ser un pasante para pasar a ser el tomador de decisiones hasta que sales muy caro e decides explorar otros caminos. Aciertos, desaciertos y parece que estás en tu mejor momento. Pero entonces dejas de ser foco de atención y aparecen otros grandes protagonistas y tus recurcos dejan de estar a la moda. No parece muy lógico que durante años las pesonas acumulen aprendizajes que superan los libros y que un día simplemente ya no estés en el mapa sino solo en la lista de espera. No hay tiempo para deprimirse cuando hay que seguir viviendo y seguir aportando, redefinir expectativas y superar comentarios lastimosos: dibujar horizontes distintos es el reto permanente.