Los 7 Pecados Capitales que Sabotean tu Sistema de Gestión y como evitarlos
Hola nuevamente, después de una temporada fuera del aire, aquí estoy de regreso, en esta ocasión quiero compartirte un artículo que puede ser un poco controvertido.
Aquí te voy a explicar algunas prácticas comparables con los 7 pecados capitales, es decir actitudes que llevan a acciones negativas y destructivas, convirtiéndose en obstáculos que, si no se controlan, pueden evitar que obtengamos los resultados que buscamos de nuestro sistema de gestión.
Estos pecados son aplicables a cualquier tipo de sistema de gestión, como son los de calidad, seguridad, salud en el trabajo, ambiental, anticorrupción, y por supuesto a los de responsabilidad social y sostenibilidad.
Así que prepárate un café y acomódate, porque esto se va a poner interesante y si identificas que algo de esto pasa en tu empresa, no te preocupes porque también te daré algunas estrategias, que llamaré antídotos, para que puedas resolverlas. 🌟 Empecemos
1. Soberbia
El primer pecado se trata de soberbia, aquí la organización cree que sus operaciones son perfectas y no necesitan mejoras. Este error es común en empresas exitosas antes de implementar un sistema de gestión, con la mentalidad de: "siempre lo hemos hecho así y ha funcionado, ¿por qué cambiar?"
Estas empresas se dan cuenta de su error cuando llega nueva competencia con mejores procesos y tecnologías o tienen un grave problema en sus operaciones.
El antídoto para evitar la soberbia es la humildad, entendiendo que siempre hay espacio para mejorar por muy bien que lo haya hecho antes la empresa en la actualidad el cambio es una constate.
Integra nuevas ideas e información, formaliza metodologías de mejora, resuelve problemas a fondo y aumenta el conocimiento de la organización.
2. Avaricia
La avaricia se ve en las empresas que evitan invertir en capacitación o infraestructura para su sistema de gestión, pensando que no necesitan recursos para aportar valor y siguen usando equipos o maquinaria que ya rebasó su vida útil o que el personal no requiere incrementar sus conocimientos para mejorar los resultados.
A estas empresas es muy común que tengan constantes paros, incremento en sus costos de mantenimientos, incluso pueden quedar fuera de mercado por ser obsoletos. En el caso del personal se pueden generar fallos u omisiones por falta de conocimientos, derivando en problemas que impacten la imagen de la empresa.
En este caso la generosidad es el mejor antídoto, asegurar los recursos para que el personal sea competente y el equipo sea funcional puede ayudar a la empresa a mejorar sus resultados.
Define los objetivos del sistema de gestión y los recursos necesarios para lograrlos. Establece un presupuesto y especifica los beneficios de cada inversión. La alta dirección debe entender cuánto se necesita y qué beneficios se obtendrán para comprometerse a asignar los recursos.
3. Pereza
La pereza es dejar las actividades relativas al sistema de gestión para después o creer que no es necesario cumplir con los registros porque solo quitan tiempo. Esto retrasa el logro de objetivos o la solución de problemas y puede llevar a una acumulación de errores y deficiencias, evitando la mejora.
Imagina que tu empresa identifica una no conformidad en su proceso de producción, pero el responsable decide que el análisis de causas y las acciones pueden esperar, ya que hay no tiene tiempo y eso no es importante. Con el tiempo, el problema se agrava, lo cual puede derivar en accidentes, derrames de aceites y lubricantes y paros de producción.
Aquí diligencia es el antídoto, la empresa debe comprometerse en todos los niveles de la organización, adoptando una mentalidad proactiva. Este es un tema de concientización por lo cual se debe buscar que el personal conozca los beneficios individuales y colectivos de cumplir con los procedimientos del sistema de gestión.
4. Ira
La ira surge cuando hay falta de alineación entre lo que busca el sistema de gestión y las operaciones. Esto genera enojo y frustración entre los responsables y usuarios del sistema por los procedimientos del sistema no permiten una operación flexible.
Esto puede pasar cuando el responsable del sistema de gestión introduce un nuevo procedimiento sin consultar al personal del área, lo que va a pasar es que se van a sentir ignorados y no van a usar el procedimiento o lo hacen de mala gana, generando conflictos y malos resultados.
En este caso al responsable del sistema de gestión le corresponde usar el antídoto, que es la calma. Mantener la calma y no seguir generando ira en la organización es importante, poco a poco hay que buscar construir con toda la organización los mecanismos del sistema de gestión.
Se debe tomar el tiempo para involucrar a todo el equipo en el proceso de implementación. Escucha sus opiniones y asegúrate de reflejar sus necesidades en sus procesos.
5. Envidia
La envidia es sentir que no se le da la misma relevancia al sistema de gestión que a otras actividades o funciones, y creer que por eso no se tienen los resultados esperados. Este pecado puede caer más con el responsable del sistema de gestión.
El equipo de ventas recibe constantemente reconocimientos por sus logros, mientras que el equipo de gestión apenas es mencionado, y no solo pasa en el reconocimiento, también se puede percibir que existen proyectos que siempre tomarán mayor relevancia y las actividades del sistema de gestión no son prioritarias al momento de su ejecución o en la asignación de los recursos. Esto crea resentimiento y desmotivación en el equipo de gestión.
El antídoto para este pecado es la admiración, para esto se debe cambiar el enfoque y centrarse en entender porque se le está dando relevancia a ese proceso, y buscar la manera de transformar como se comunican los beneficios que se pueden lograr con el sistema de gestión a la alta gerencia y en general a todo el personal.
Sugiero a los responsables del sistema de gestión evitar pedir documentos innecesarios, imponer criterios y levantar no conformidades a diestra y siniestra, mejor enfocarse en ayudar a cada área resolver sus propias preocupaciones, en equipo.
6. Gula
La gula en este contexto es obtener certificaciones en exceso, solo por la satisfacción de tenerlas, sin que realmente aporten valor a la organización.
Normalmente se da cuando una empresa decide obtener todas las certificaciones posibles, pensando que esto mejorará su imagen. Sin embargo, muchas de estas certificaciones no tienen un impacto real en sus operaciones y solo añaden burocracia y estrés por las constantes auditorías.
La organización debe combatir esto con templanza, es decir tener moderación y autocontrol. Lo pueden lograr mediante una evaluación de cuáles son las certificaciones que realmente necesitan y aportan valor. Además, un trabajo de integración efectiva y colaboración entre las diferentes áreas involucradas evitará generar retrabajos o aislamiento durante la implementación.
7. Lujuria
La lujuria es caer en el exceso de procedimientos, indicadores, reportes y formatos, buscando una sensación de control y poder sobre las actividades de la empresa.
Un ejemplo claro es cuando se decide implementar un sistema donde todo se documenta con un montón de procedimientos y reportes detallados que no son necesarios, pero se cree eso dará más control.
El antídoto es la pureza, manteniendo tu sistema de gestión con un enfoque donde solo se documenten las actividades críticas y de forma simple. Un buen sistema de gestión debe facilitar el trabajo, no complicarlo. Revisa periódicamente tus procedimientos e indicadores para asegurarte de que sean realmente necesarios.
Conclusión.
En las organizaciones estos pecados pueden estar pasando y no se percatan de esto, te sugiero revises si algo de esto pasa en tu empresa, y si es así empieza por reconocerlo, “arrepentirte” y hacer una estrategia para eliminar los pecados con el antídoto correspondiente.
Espero que este artículo te haya resultado útil e interesante. Recuerda, un buen sistema de gestión es la columna vertebral de una empresa exitosa. Si necesitas ayuda no dudes en contactarme ¡Hasta la próxima! 🌟