Los botes salvavidas del Titanic y la economía paraguaya
Esta semana el gobierno anunció tres medidas relacionadas con la economía nacional que está iniciando un proceso de grave crisis caracterizada por un alto nivel de incertidumbre. Las tres medidas anunciadas son: se inician los pagos y en algunos casos continúan los pagos de los diferentes programas de subsidios (Ñangareko, Pytyvó y subsidios para trabajadores cotizantes del IPS), en segundo lugar se anunció la capitalización del fideicomiso destinado a préstamos para pequeñas y medianas empresas, y por último se anunció la capitalización del FOGAPY o Fondo de Garantía para micro, pequeñas y medianas empresas. Según el gobierno, el fideicomiso y el fondo de garantía resuelven dos problemas importantes: la liquidez para inyectar dinero a las empresas a través de créditos y las garantías para animar al sector financiero formal (bancos, financieras y cooperativas) a asumir riesgos y concretar nuevas operaciones crediticias. Por otro lado, el Banco Nacional de Fomento anunció una línea de crédito para empresas con 7% de tasa de interés y un año de gracia para devolver el monto prestado.
Estas medidas son importantes y necesarias pero absolutamente insuficientes porque derramará fondos o liquidez a las empresas a través del sistema financiero formal al cual el 90% de las micro y pequeñas empresas no pueden recurrir porque no pueden cumplir con los requisitos exigidos por bancos y financieras.
En 1912 naufragó el Titanic. En el barco viajaban 2.223 personas pero solo llevaba 20 botes salvavidas con una capacidad de 60 personas cada bote. Es decir, en caso de naufragio el plan preveía salvar a 1.200 personas y las demás simplemente morirían. Finalmente perdieron la vida 1.517 personas y se salvaron tan solo 706 incluyendo 214 tripulantes. Cada bote salvavidas abandonó el barco con un promedio de 35 personas en su interior (casi la mitad de la capacidad total de cada bote). ¿Porqué cada bote partió con tan pocas personas en su interior? Porque cada bote tenía un jefe a cargo que ante la incertidumbre y la posibilidad de que el bote naufrague, decidió no utilizar su capacidad máxima de carga.
En la economía paraguaya que empieza a naufragar el gobierno les cedió los botes a los bancos y financieras para que a ellos primero suban los ahorristas o inversores y en los espacios que queden serán invitados aquellos que reúnan los requisitos que satisfagan las exigencias de un sector financiero no acostumbrado a un alto apetito de riesgo. A semejanza del Titanic, la liquidez prevista en insuficiente y selectiva y además, es posible que no sea desembolsada vía créditos en su totalidad.
¿Y todo el resto de las micro y pequeñas empresas que constituyen el grueso del tejido empresarial del Paraguay? ¿No hay un bote salvavidas para quienes mueven la economía del país dando trabajo a miles de personas? ¿Serán sacrificadas como bajas de combate?
Necesitamos un PLAN NACIONAL DE RECONSTRUCCIÓN ECONÓMICA y un líder que lo conduzca y nos guíe. El plan debe ser audaz, agresivo y sobre todo inclusivo. Las consecuencias de no contar con dicho plan serán eventualmente tanto o más graves que aquellas que nos dejará la crisis sanitaria y recuperarnos podría demandar años.
La teoría económica ortodoxa enciende sus alarmas cuando se habla de endeudar al país para inyectar fuertes cantidades de dinero al mercado porque ello implica un alto riesgo de inflación que castigue a los que menos tienen. Pero ante un escenario que prevé una crisis tan aguda como la que se nos está viniendo con previo aviso ¿no amerita poner toda la carne en la parrilla, animarse a ser poco convencionales, aprovechar nuestras fortalezas de tantos años de disciplina macroeconómica y apalancarnos en nuestro principal activo país que es Itaipú que pronto terminará de pagar su deuda?
Este escenario es inédito y en el medio de tanta incertidumbre se escuchan debates en donde tanto las tesis como las antítesis parecen tener fundamentos y lógica. Pero es tiempo de acción. Los economistas más tradicionalistas advierten sobre los costos negativos de tomar decisiones que contradigan la teoría y la práctica económica ortodoxa pero las pérdidas podrían ser mucho mayores si las autoridades del gobierno no se animan a actuar con audacia y rapidez.
PLAN NACIONAL DE RECONSTRUCCIÓN ECONÓMICA YA !!!
Coordinador de CX-CV
4 añosBuen articulo. Me invitó a leerlo. El Plan no debería venir el sector privado? Tenemos actualmente la Ley APP, que podría funcionar de manera éxitos en estos momentos. Si ya tenemos una ley, el sector privado debería aprovechar. Y esto no lo expongo como contreras ideológico, sino como inversor tengo l intención de arriesgarme en capital a un proyecto inmobiliario, fabrica, rutas.