Los drones asesinos
Hace muchos años vi por primera vez, en una película de ciencia ficción, cómo unos drones perseguían a un sujeto, para eliminarlo.
Pensé que era algo horripilante.
Pero pronto se convirtió en realidad.
Ahora se puede matar a alguien desde un computador, a miles de kilómetros de distancia.
Alguien aprieta un botón, sale un dron, un avión pequeñito que ni los radares pueden captar, y se ve el "blanco" en la pantalla. Si es necesario, se corrige la dirección del dron, se aprieta otro botón en el computador, sale la bomba del interior del dron, explota... y se acabó.
El "blanco" ya está muerto, junto con su comitiva, juzgada como "daño colateral", si es el caso.
El que apretó los botones comprueba que todo resultó bien, envía un informe a sus superiores, que le encomendaron la tarea, y se marcha a su casa, en los suburbios de alguna ciudad, besa a su esposa y a sus niños, cenan juntos, y se van a acostar, como si nada hubiera pasado.
Para él, fue casi como uno de los video juegos que entretienen a sus hijos.
Él no se considera un asesino. Él es un honesto empleado, del Ejército, de la Aviación, de la Marina, o de alguna agencia de inteligencia. Y por eso recibe su paga a fin de mes. Con eso vive.
Cumple órdenes.
No está capacitado para ponerlas en duda o para impugnarlas. No sería un buen empleado si lo hiciera.
No tiene pensamiento crítico. No ha sido entrenado para eso.
Si se le ocurriera decir "No me parece bien enviar un dron para matar a Fulano", sería "desvinculado" de la organización en la cual trabaja.
Sé que funciona así, porque he visto documentales serios sobre el tema, en la BBC, en Deutsche Welle y en otras fuentes.
Me da pavor ver a los niños de seis o siete años que juegan en sus celulares o computadoras a "matar" a otros. Y, peor aún, se sienten felices cuando "suben de nivel" porque han matado a más.
¿Qué estamos haciendo?
Entrenando para matar sin sentir culpa alguna.
El "enemigo" no es una persona. Es solamente un "blanco".
No hay sentimientos involucrados, ni emociones, aparte de la alegría de haber eliminado al "blanco".
Igual que aquel funcionario o técnico que apretó los botones para eliminar al comandante iraní.
¿Lo que venga después? No es "su" problema.
Él solo cumplió órdenes, y lo hizo bien.
No corría ningún riesgo tampoco. Estaba a miles de kilómetros de distancia.
Es algo que encuentro espantoso. Una cultura de la muerte y del asesinato sin culpa, sin remordimiento. Una cultura que estamos instilando en la mente de muchos niños.
Albina Sabater Villalba