Los generales de Vladimir Putin: una revisión de los mandos rusos en la invasión a Ucrania
Soldado ruso en las vecindades de a ciudad portuaria de Mariupol

Los generales de Vladimir Putin: una revisión de los mandos rusos en la invasión a Ucrania

¿Por qué un alto mando ruso tan versado en los conflictos del siglo XXI, con experiencia de combate, valor comprobado y provistos de una inmensa maquinaria de guerra ha derrochado una considerable cantidad de recursos materiales, las vidas de sus hombres y su prestigio como oficiales en la actual invasión a Ucrania?

La anterior pregunta podría contestarse superficialmente en la naturaleza del adversario: los ucranianos se han mostrado como combatientes resueltos, valerosos, integrados y cohesionados en la misión de defender su suelo patrio y por si fuese poco, fueron sometidos a un arduo entrenamiento por la OTAN con el fin de adecuarse a las duras condiciones del combate del siglo XXI. Pero el insospechado coraje de un ejército que en el año 2014 entregó 27.000 Km2 de la estratégica península de Crimea no basta para despejar las dudas que puedan quedar acerca de la desastrosa primera fase de la “Operación Militar Especial” ordenada por la máxima autoridad de la Federación Rusa.

Como apreciaremos en los siguientes párrafos, la duda tiende a desaparecer en cuanto se observa el comportamiento de los generales al mando de las operaciones en el terreno. No debemos olvidar que, por definición clásica, la guerra es solo uno de los instrumentos de la política de los estados modernos, y en este sentido, este trágico fenómeno de violencia entre grupos humanos posee una serie de factores que nos ayudan en el entendimiento de su génesis, desarrollo y desenlace. Dentro de todas las variables que se puedan considerar, la más estudiada en los claustros castrenses es la referida al mando y control. La valoración de la situación, toma decisiones y dirección las operaciones en los conflictos armados poseen un piso sólido en el estudio de la trayectoria y pensamiento militar de quienes comandan tropas en el campo de batalla, y arrojarnos ciertos indicios para valorar la efectividad de las unidades de combate en el terreno, y así, el mando y control de los generales rusos en suelo ucraniano no escapa a este tipo de análisis.

Los rostros visibles de la guerra

En el hilo de las ideas anteriores, los primeros mandos que debemos resaltar son los más cercanos generales de Vladimir Putín: nos referimos a Sergei Shoigu y Valery Gerasimov. Los anteriores altos oficiales se han convertido en los rostros más visibles del presente conflicto bélico en Ucrania. Shoigu es el actual Ministro de la Defensa y el hombre más cercano a Vladimir Putin (considerado su heredero político en los círculos de poder de Rusia). El hijo pródigo del pueblo de Chadán comenzó su carrera como ingeniero civil en la extinta Unión Soviética y posteriormente lideró cuerpos de rescate en la defensa civil hasta escalar al cargo de Ministro de Emergencias bajo la presidencia de Boris Yeltsin. Con una maroma administrativa Yeltsin expandió el concepto de “emergencia” y a Shoigu se le envió como comandante de un ejército que el mismo formó a diversas zonas de conflictos armados como Abjasia, Osetia y Tayikistán.

En razón de la fidelidad manifestada hacia Yeltsin, en el año 2003, Vladimir Putin ascendió a Shoigu al grado de general para finalmente convertirse en Ministro de la Defensa en el año 2012, todo ello a pesar de carecer de estudios militares formales, aunque es innegable su experiencia en combate. Como ministro tiene un poder casi absoluto y está sujeto únicamente a la voluntad de una persona: el Presidente de la Federación Rusa. El sistema de mando y control ruso depende en gran medida de sus oficiales y de la férrea estructura de mando vertical impuesta desde el kremlin y para ello se necesitan medios efectivos de cohesión del poder.  

Serguéi Kuzhuguétovich Shoigú ha sido un impulsor de la construcción de la narrativa heroica como método de cohesión político-militar, incluso ha generado profundos cambios en procura de la modernización y mejoramiento de la maquinaria de guerra postsoviética, pero no debe sorprendernos que las reformas militares tengan un altísimo componente de personalismo. A lo anterior, debemos añadir que la relación entre el Kremlin y sus fuerzas militares opera con información que ha exagerado el estado operativo real de las fuerzas armadas debido a la falta de una supervisión parlamentaria independiente e ineficientes mecanismos de inspección y contraloría interna.

Es necesario destacar que el jefe de la cartera de defensa ha tenido grandes descalabros en la “guerra contra la corrupción”, que es un verdadero cáncer en la intimidad de la organización castrense rusa. Sus incondicionales han referido que no puede hacer un seguimiento de todos los oficiales y cambiar la totalidad de sus subordinados, aunque es cierto que Shoigu ha hecho significativas purgas anticorrupción como la de medio centenar de oficiales y almirantes de la flota del Mar Báltico en el año 2016. Pero cualquier medida que haya tomado no ha logrado evitar los desfalcos de fondos públicos que han incidido de manera funesta en la “Operación militar especial de desnazificación y desmilitarización” en suelo ucraniano.

En el hilo del argumento anterior, el saqueo de las partidas destinadas al despliegue de la maquinaria bélica de Rusia ha llamado la atención del Jefe de la Agencia Nacional para la Prevención de la Corrupción de Ucrania, Oleksandr Novikov, quien envió una “carta de agradecimiento” al Ministro de la Defensa de Rusia donde expresó su reconocimiento “…por la invaluable contribución al hecho de que los fondos y recursos rusos para el ataque a Ucrania fueron robados en la etapa de acumulación de medios en la frontera”. Como ejemplos destacados, el jefe de la agencia anticorrupción de Ucrania menciona que: la protección de los tanques rusos T-72 y T-80 estaba hecha de bandejas de cartón para huevos; los chalecos “antibalas” de las fuerzas rusas estaban confeccionados de cartón en lugar de placas blindadas y, por último, los vehículos de transporte de tropas ZIL-130 fueron pintados de color “aguamarina brillante” (en clara transgresión de las normas más elementales de la táctica).

El siguiente escalón de importancia en la maquinaria de guerra de la Federación Rusa está sustentado en la Jefatura de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, este cargo es ocupado por el general Valery Gerasimov, quien es el responsable de la planificación, organización, despliegue estratégico y movilización de las fuerzas armadas. A la edad de 15 años, Gerasimov ingresó en la Escuela Militar Suvorov. Desde entonces, toda su trayectoria vital ha estado indisolublemente ligada al ámbito castrense. Este oficial tártaro se graduó con “medalla de oro” en la Escuela Superior de Tanques de Kazan, esto quiere decir que estamos ante la presencia de un tanquista en toda regla (como lo son la mayoría de sus comandantes subordinados), por lo que su concepción del arte de la guerra no admite la exclusión del tanque como espina dorsal de la maquinaria de guerra rusa, pero en el actual entorno de combate tan dominado por el amplio espectro de misiles guiados y vehículos aéreos no tripulados, el uso del arma blindada tal y como la conocemos ya pasará a ser producto del pasado.        

El general Gerasimov fue uno de los comandantes del Ejército del Cáucaso Norte durante la Segunda Guerra de Chechenia (1999-2009). Además, posee una faceta como estudioso de la teoría y arte militar. En el invierno del año 2013 el alto oficial entregó un artículo a la Academia de Ciencias Militares titulado: “Las principales tendencias en el desarrollo de formas y métodos de uso de las Fuerzas Armadas y las tareas urgentes de la ciencia militar para mejorarlas”. En dicho informe, el general admitió su entendimiento de la esencia de las operaciones militares tradicionales conducidas por fuerzas armadas regulares, más no su conocimiento de las formas y métodos asimétricos que a su entender era en aquel momento tratado de manera muy superficial por la oficialidad rusa. Las acciones militares de Gerasimov en Crimea llamaron la atención de la comunidad de inteligencia al utilizar de manera eficaz medios del combate moderno como la ciberguerra, la propaganda pro-rusa en redes sociales y las operaciones de bandera falsa para justificar objetivos de guerra.

De la mano del general Gerasimov el Kremlin optimizó el despliegue militar en Siria, y con ello se impulsó la expansión de la experiencia de combate en el ejército. Así mismo, este jefe de Estado Mayor ha sido un entusiasta de la “realimentación positiva” (proceso por el cual las características de un efecto sirven para acentuar la aparición de los mismos rasgos en futuros resultados). Con ello, Gerasimov ha puesto sobre el tapete que el conflicto civil en suelo sirio es el prototipo de “guerra de nueva generación”, razón por la que pidió a sus subordinados su estudio en profundidad, tal como lo reflejó el diario ruso “La Estrella Roja”. Así, desde el año 2015, los ejercicios militares rusos han institucionalizado las adaptaciones a las lecciones de Siria y muchos de tales ajustes probablemente se han incorporado a la doctrina actual.

Pero existe un problema subyacente, y es que el general ruso no se ha molestado en efectuar juicios morales referidos a las acciones de su fuerza militar en Siria (el especialista militar Mark Galeotti lo ha descrito como un “matón duro y serio”). En otras palabras, las operaciones para mantener a Bashar al-Ásad en el poder han estado marcadas por un evidente desenganche moral. Recordemos que Rusia ha sido acusada repetidamente de crímenes de guerra ante el Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente por el uso de bombardeos indiscriminados contra la población civil y la utilización de bombas de racimo e incendiarias en las ciudades de Alepo y Ghouta. Pero una cosa es asesinar a la población civil de una región dominada por grupos rebeldes con débiles aparatos de propaganda y tachados como terroristas ante la comunidad internacional y otra muy diferente es exterminar civiles dentro de un estado organizado y apoyado por la inmensa mayoría de las naciones del mundo occidental lo que finalmente añade graves problemas desde los frentes de la diplomacia y la opinión pública.     

Bajo el mando y control de Gerasimov se encuentra una complicada red de unidades de diversas magnitudes que también están encuadradas en distritos militares, son dotadas y entrenadas por el comandante de las fuerzas terrestres, muchas de estas fuerzas han pasado a ser parte de “la guardia” personal de Putin, también cabe mencionar que los llamados kadýrovtsy encuadrados en los ejércitos de operaciones responden al líder checheno Ramzán Kadýrov y para colmo, contratistas Wagner en apoyo a las operaciones se encuentran “gerenciados” por el oligarca Yevgeny Prigozhin, lo dicho anteriormente nos brinda un complejo panorama donde es poco probable la fluidez del control del combate y más aún, en la ejecución de la operación especial para “desmilitarizar” a Ucrania, ya que con el uso de la típica maniobra ofensiva por líneas exteriores, el agresor ruso ha dividido sus fuerzas en varias direcciones estratégicas con el fin de crear múltiples frentes contra los defensores ucranianos, de manera que la maniobra antes descrita requiere que las líneas de comunicación para el suministro logístico sean lo más adecuadas en un terreno libre de obstáculos, pero lo más importante es el control de las unidades para la regulación de la maniobra, aspecto en el cual el generalato ruso ha demostrado serias deficiencias.

En el momento de escribir estas líneas, un reportaje de la BBC de Londres revela que el Kremlin ha destituido del mando de las operaciones al general Valery Gerasimov y en su lugar ha designado como nuevo Jefe de Estado Mayor al general de ejército Alexander Dvornikov, quien se desempeñaba como Comandante del Distrito Militar del Sur que es la agrupación cuyas unidades han realizado los avances más significativos al sur de Ucrania, el alto oficial se desempeñó como Comandante de las Fuerzas Rusas en Siria entre los años 2015 y 2016.   

La hecatombe de las unidades de élite del Ejército Ruso

El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW por sus siglas en inglés) ha publicado la maniobra ofensiva de las Fuerzas Armadas de Rusia en el noreste ucraniano, allí destacan el 1er Ejército de Tanques de la Guardia, el 20mo Ejército de Armas Combinadas de la Guardia y el 41er Ejército de Armas Combinadas, además podría estar operando el 2do Ejército de Armas Combinadas pertenecientes al Distrito Militar Occidental. El 1er Ejército de Tanques es la unidad mejor dotada y entrenada, es por ello que posee la mayor capacidad ofensiva y, por ende, es la punta de lanza en la actual agresión al territorio ucraniano. El teniente general Serguéi Alexandrovich Kisel se venía desempeñando como Comandante del 1er Ejército de Tanques desde el año 2018. El joven kazajo ingresó al servicio de las armas a la edad de 19 años, posteriormente hizo su carrera militar como comandante de pelotón de tanques y ocupó diversos puestos de mando y dirección. Kisel también fue formado en la Escuela Superior de Comando de Tanques de Tashkent; la Academia de Armas Combinadas Frunze y en la Academia Kutuzov de Estado Mayor General.

En el año 2010, Kisel ejercía como comandante de la 19na Brigada Independiente de Infantería Motorizada. Cabe mencionar que el portal de investigación ruso MK del año 2011, publicó que en las operaciones contraterroristas de la 19na Brigada sobre Ingushetia se produjeron una serie de muertes de reclutas en circunstancias dudosas, además de irregularidades en los pagos a medio centenar de tropas regulares. Por los hechos anteriores se enviaron inspectores desde Moscú, pero el mando de la brigada obstaculizó las investigaciones y falseó detalles de los incidentes. El entonces coronel Kisel era conocido por activistas de derechos humanos que transmitieron en sus relatos que dicho oficial había sido trasladado del Distrito Militar de Siberia por pésimos manejos cuando una guarnición completa terminó sin calefacción y agua caliente en pleno invierno.

Kisel posee amplia experiencia de combate en suelo sirio ya que se desempeñó como comandante de la agrupación del Ministerio de Defensa Ruso en Alepo, así como también la tiene el general Andrei Sergeevich Ivanaev (líder del Grupo Éufrates y actual comandante del 20mo Ejército de armas combinadas) y gran parte del generalato de todos los distritos militares empeñados en las operaciones en Ucrania. Recordemos que Alepo fue la primera victoria decisiva sobre los rebeldes sirios mediante el uso de una potencia de fuego que pulverizaba áreas urbanas con fuego de artillería, ataques aéreos, el asedio y el sometimiento por hambre a los defensores insurgentes y civiles que no habían logrado escapar. Esta conducta de triturar áreas urbanizadas se ha convertido en la regla de los mandos rusos, como ejemplo, tenemos la información publicada en el portal de noticias Obozrevatel, donde una de las unidades del 1er Ejército: la 4ta División de Tanques bajo el comando del coronel Evgeniy Nikolayevich Zhuravlev dio la orden de realizar operaciones militares contra la población e infraestructura civil en Skryagivka (Sumy).

Una vez terminada la comisión en suelo sirio, Kisel fue designado Jefe de Estado Mayor del 20mo Ejército de Armas Combinadas. Posteriormente, recibió el comando del 1er Ejército de Tanques en el año 2018, el teniente general Kisel mostró un animoso esfuerzo en el entrenamiento de sus unidades, las tripulaciones de los tanques debían conducir y disparar constantemente, y en su imaginario, las condiciones de los ejercicios debían ser las más difíciles, así se practicó conducción submarina, combates en áreas urbanizadas y ejercicios complejos que incluyeron la superación de obstáculos y varios tipos de tiro en movimiento. En febrero del año 2020, el teniente general declaró al corresponsal Víctor Siryk del periódico Zvezda, que el 1er Ejército de Tanques bajo su comando era “… la única formación de tanques operativa en las Fuerzas Armadas Rusas…” Tal aseveración podría considerarse una media verdad, sobre todo porque este ritmo formidable de entrenamiento ineludiblemente aumentó el desgaste de sus vehículos y las necesidades de trabajos de mantenimiento que no fueron ejecutados.

A lo anterior debemos añadir que el avance de las fuerzas del 1er Ejército a través de un eje que pasa por Sumy, conducido en un frente estrecho con una línea de comunicaciones extendida y vulnerable ha provocado serios problemas logísticos. El teniente coronel Alex Vershinin del Instituto para la Guerra Moderna con sede en West Point, aprecia que en las operaciones mecanizadas profundas normalmente los vehículos blindados se descomponen frecuentemente y los batallones rusos solo tienen un vehículo de recuperación ligero y uno pesado. Las largas marchas por carretera generaron un gran número de vehículos averiados, que superó con creces los activos de recuperación disponibles. Esto significó que los vehículos accidentados, inicialmente, fueron custodiados por sus tripulaciones, pero cuando se organizó la resistencia, el ejército ruso recogió sus dotaciones de hombres por temor a que fueran capturados o asesinados. Los mandos rusos trataron de compensar las pérdidas con tanques almacenados en depósitos de largo plazo, pero la mayoría de los vehículos se encontraron en malas condiciones, les habían robado costosas piezas de los sistemas de óptica y electrónica.

Al problema logístico del 1er Ejército de Tanques se le agrega una profunda deficiencia estructural que se replica en el resto de las unidades de ejércitos de armas combinadas y divisiones. Normalmente, las fuerzas militares encuadran en sus tablas de organización un promedio de tres unidades de maniobra con sus elementos de apoyo de fuego y unidades logísticas, ello facilita la fluidez de información y regulación de los movimientos. Pero, al hacer una breve revisión de la estructura de los ejércitos de operaciones rusos estos poseen en su organización al menos tres divisiones y un número variable de brigadas y batallones independientes con el inconveniente de la coordinación de esfuerzos, de manera que los comandantes conducen demasiados elementos de una fuerza a la misma vez, con las consecuentes faltas de regulación de la maniobra y la ineficacia de la coordinación entre unidades.

Las informaciones aportadas por el periodista ucraniano Roman Tsymbalyuk, sostienen que el teniente general Kisel y su segundo al mando fueron destituidos debido a la participación y muertes desproporcionadas de conscriptos recién reclutados, hecho que no parecía importarles a los generales rusos. Vyacheslav Gurov del 20mo Ejército expuso ante el medio Nizhny Novgorod que en su opinión “…no hay mejor soldado recluta que el nuestro. Independientemente de cuánto tiempo sirva…” Las enormes pérdidas de personal militar y el incumplimiento de las tareas asignadas, hicieron que los comandantes de los 6to y 58vo ejércitos de armas combinadas corrieran peor suerte que la de Kisel.

En relación a la moral de las tropas, cabe resaltar la observación del experto militar Nicholas Laidlaw: se ha hecho evidente que a muchos soldados rusos se les engañó antes de invadir Ucrania. Por ejemplo, en varios relatos de primera mano de conscriptos capturados, estos afirman que se suponía que iban a ir a una región de “entrenamiento”, de ser así, esto influyó notablemente en el ánimo y motivación de los soldados que fueron a la guerra. Por otra parte, Anton Gerashchenko, asesor del Ministerio del Interior mencionó que entre las causas de despido del general Kisel también destacan la falta de preparación técnica ya que “sus tanques quedaron atascados en los pantanos de las regiones de Chernihiv y Sumy sin siquiera mapas elementales” y “fueron sus soldados quienes se rindieron por cientos.”

Temporada de cacería de generales

El general Napoleón Bonaparte y los pensadores militares de su época definían el campo de batalla como una escena de caos constante. Dos siglos más tarde, aún permanece esa mezcla de anarquía y confusión en los modernos teatros de operaciones que engloban las dimensiones del aire, ciberespacio, tierra, mar y espectro electromagnético. De manera que los espacios antes mencionados no han hecho sino aumentar la cantidad de información que debe ser procesada e intercambiada, a veces en forma casi instantánea, en razón de una eficaz toma de decisiones. Por muy portentosa que se ha mostrado la maquinaria bélica de Rusia, esta ha sido parcialmente anulada por una fuerza más débil al no satisfacer los requerimientos de mando, control, comunicaciones e inteligencia. 

Hasta el momento hemos podido apreciar que las decisiones han sido divulgadas a través de cadenas de mando inoperantes. Por lo que el ejercicio del mando y control que caracteriza a las fuerzas armadas rusas han dificultado la toma de decisiones en los niveles más bajos de la organización, donde el liderazgo de unidades pequeñas es primordial. La situación precedente puede tener su explicación en que los altos mandos rusos están mucho más involucrados en el proceso de órdenes y se espera de ellos que generen formas de acción y supervisen la ejecución con el mínimo flujo de información tanto de su estado mayor como sus unidades subordinadas. Por el contrario, las pequeñas unidades ucranianas están facultadas para enfrentarse a las fuerzas rusas con libertad de acción siempre y cuando se cumpla la intención, misión y tareas asignadas por los escalones superiores, y precisamente esa descentralización en el campo de batalla es lo que ha permitido acciones rápidas por parte de los combatientes ucranianos para frenar los avances rusos.

Para hacer frente a la baja moral de escalones inferiores de la organización, los generales rusos se han visto obligados a usar los métodos del combate lineal del siglo XIX, y luchar al frente de sus unidades para motivar tanto a sus oficiales subalternos como tropas que, en el mejor de los casos, se podrían mantener impasibles ante el conflicto. La exigua confianza en el cuerpo de oficiales subalternos podría estar motivada por inexperiencia, una pobre iniciativa en el campo de batalla, grandes problemas de comunicación y una pésima integración de la inteligencia de tiempo real en el teatro de operaciones. Como ejemplo, nos podemos referir inicialmente a la utilización de la infantería de marina sobre Mariupol.

El analista naval Tayfun Ozberk apreció que el desempeño de las fuerzas rusas en términos de mando y control y apoyo logístico no parecía adecuado y el resultado de una operación anfibia podría ser desastroso para las fuerzas del Kremlin. Recordemos que el 20 de marzo, las plataformas de desembarco de la Flota del Mar Negro habían estado en el mar durante cuatro semanas, lo que suponía que los batallones de infantería que ejecutasen las operaciones de toma de cabeza de playa no estarían en las mejores condiciones (estar atrapado en un pequeño barco de desembarco no solo causa fatiga, sino que también afecta negativamente la voluntad de lucha de los soldados), pero la decisión de Rusia de iniciar una operación sobre las costas de Mariupol no tomó en cuenta la cantidad de pérdidas sufridas por el primer grupo anfibio en el Mar de Azov, que realizó una compleja operación de desembarco anfibio al oeste de Mariupol, y para ello dividió sus unidades terrestres en dos grupos. Uno de estos grupos apoyó el ataque a Mariupol y el otro se movió hacia el oeste.

Las restricciones del terreno, la dificultad para mantener el dominio aéreo, los problemas logísticos y la ausencia de competencia táctica de los oficiales de infantería de marina apuntalaron el peligro de las operaciones anfibias. Para suplir tales deficiencias el capitán de primer rango Andrey Paliy, quien era el subcomandante de la flota rusa del Mar Negro, asumió funciones de mando en el terreno y al frente de la infantería de marina, murió el día 22 de marzo, en los combates de la ciudad Mariupol. Así fue anunciado por el gobernador ruso de Sebastopol Mikhail Razvozzhaev. Igualmente, Igor Savostin (oficial naval retirado) escribió que el capitán naval había muerto “…como un verdadero comisario al llevar a los marines a la batalla…” Lamentable pérdida para Rusia ya que Paliy era un veterano de la guerra de Georgia en el año 2008, además de ser comandante adjunto de las tropas rusas en Siria en el año 2015. A las pocas horas del trágico deceso, el portavoz del ejército ucraniano Anatoliy Stefan informó que Rusia perdía otro alto oficial de infantería de marina: Alexei Sharov, en su caso, por el disparo de un francotirador ucraniano en el asedio a Mariúpol. Sharov era el comandante de la 810ma Orden Separada de Guardias de la Brigada Zhukov del Cuerpo de Marines de Rusia.

La región de Mariupol es un importante punto crítico para las fuerzas rusas. La “Ciudad Héroe de Ucrania” es el centro urbano más desarrollado del Óblast de Donetsk bajo control ucraniano. El control de su puerto y toda la costa del Mar de Azov es vital para el Kremlin ya que ello permitiría una ruta terrestre que podría unir las regiones orientales bajo control de los separatistas pro-rusos con la península de Crimea y su captura le otorgaría a Rusia el control total sobre el Mar de Azov. En el eje sur de Mariupol a Odesa operan unidades terrestres que maniobran para cumplir los objetivos antes expuestos, entre ellas: el 8vo, el 29 no, el 49no y el 58 vo ejércitos de armas combinadas, todos pertenecientes al Distrito Militar Sur. Cabe destacar, que la operación más exitosa hasta la fecha ha sido la maniobra dirigida por las unidades del Distrito Militar Sur. Su comandante, ha sido el coronel general Aleksandr Dvornikov, quien ha escalado al cargo de Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.

Pero tales operaciones, aunque exitosas, también han supuesto un duro revés para los altos mandos rusos que han sido sistemáticamente ubicados y asesinados. Uno de los primeros casos ha sido el del mayor general Oleg Mityaev, comandante de la 150ª división de fusileros motorizados, adscrita al 8vo Ejército. Mityaev desarrolló su carrera como oficial de asalto aerotransportado, fue uno de los comandantes adjuntos de la agrupación de tropas de la Federación de Rusia en Siria, en el mes de junio de 2016, recibió el grado de mayor general por organizar hostilidades de grupos armados ilegales en el territorio del este de Ucrania y finalmente obtuvo el comando de la 150ma División de Fusileros Motorizados que es una unidad élite del Distrito Militar del Sur. Su fallecimiento fue informado por la Brigada de Fuerzas Especiales Azov el 15 de marzo. Oficiales estadounidenses han informado que muchos generales rusos están hablando por teléfonos y radios no seguros. En al menos un caso, dijeron, los ucranianos han interceptado la llamada de un general, la geolocalizaron y atacaron su ubicación, matándolo a él y a su estado mayor, según relata The New York Times.

El destino de Mityaev fue compartido por su superior directo el teniente general Andrei Mordvichev quien era comandante del 8vo Ejército de Armas Combinadas. El general habría muerto cuando las fuerzas ucranianas castigaron un aeródromo y una base temporal de tropas en Chornobayivka, cerca del aeropuerto de Kherson, según detalles aportados por el funcionario ucraniano Oleksiy Arestovych. Otro oficial general dado de baja en el curso de las operaciones en la región de Kherson fue el teniente general Yakov Rezantsev, comandante del 49no Ejército de Armas Combinadas, Rezantsev fue uno de los oficiales de combate que realizó con éxito tareas especiales en la República Árabe Siria. La muerte de estos generales pone sobre el tapete otras de las grandes deficiencias del generalato ruso, las imágenes de los ataques contra su ubicación sugieren que se situaron centros para la dirección de las operaciones en o cerca de instalaciones aeroportuarias, trágico error, ya que la seguridad física de cualquier puesto de mando se ve reforzada cuando se colocan los activos del comando control y comunicaciones alejados de instalaciones susceptibles al fuego de artillería, ataques aéreos y acciones de sabotaje. Mantener un puesto de mando pequeño, camuflado y cien por ciento móvil los hubiese mantenido con vida.

Las muertes más desmotivadoras de oficiales generales las ha sufrido el 41er Ejército de Armas Combinadas bajo el mando del teniente general Serghey Rizkov quien perdió a su segundo al mando a los pocos días del inicio de la invasión en suelo ucraniano (28 de febrero), nos referimos al general Andrei Sukhovetsky un oficial formado en las unidades de asalto aéreo y condecorado por su actuación destacada durante la anexión de Crimea, también tuvo en sus manos responsabilidades durante la campaña rusa en la guerra Siria. Antes, había luchado en Abjasia y en Georgia. El cargo de Sukhovetsky fue ocupado por el mayor general Vitaly Gerasimov, y en menos de dos semanas (7 de marzo), la Dirección de Inteligencia de Ucrania anunció que el mayor general, subcomandante del 41er Ejército, murió en los combates cerca de Jarkov.  El político opositor ruso, Leonid Volkov confirmó que Gerasimov fue enterrado en Ekaterimburgo. El general participó en la segunda guerra de Chechenia, la operación militar rusa en Siria y la anexión de Crimea.

Las fuerzas de apoyo de ingeniería han sufrido ostensibles mermas de sus altos mandos, sobre todo, mientras realizaban operaciones de reconocimiento de vías o de limpieza de obstáculos. El 14 de marzo, soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania liquidaron al comandante de la 12da Brigada de Ingeniería de la Guardia dependiente del Distrito Militar Central, el coronel Serhiy Porohnya, cuando las tropas rusas intentaron romper las defensas ucranianas en la dirección de Donetsk. Trágico destino fue también el del comandante de las tropas de ingenieros del 1er Ejército de Tanques de la Guardia, coronel Nikolay Ovcharenko de la 45ta Brigada de Ingeniería Independiente, cuando su destacamento fue alcanzado por fuego de artillería ucraniana cerca de la región de Izium matándolo a él y decenas de sus hombres.

 Las unidades de complemento al esfuerzo bélico de Rusia no escapan de la cacería de altos oficiales por los mandos ucranianos. El mando de las fuerzas Kadyrovtsy sufrió grandes pérdidas, el 26 de febrero se supo de la aniquilación casi completa de un destacamento del Regimiento Motorizado 141 de la Guardia Nacional de Chechenia en la región de Gostomel, cerca de Kiev, entre los que se encontraba su comandante el oficial Mogamed Tusháyev. Por otra parte, el líder militar Vladimir Zhoga de la República Popular del Donetsk y quien estaba al frente del Batallón Esparta, murió el 5 de marzo de 2022, en combate con las Fuerzas Armadas de Ucrania durante la Batalla de Volnovakha.

Las fuerzas militares de la Federación de Rusia, ciertamente han tenido serias dificultades para replicar las “exitosas” operaciones realizadas por sus fuerzas expedicionarias de élite contra los rebeldes sirios, la ejecución de maniobras a gran escala contra un oponente bien organizado, entrenado y equipado requiere de condiciones de mando y control que el generalato ruso está lejos de solucionar. Rusia está reconociendo que no puede realizar sus operaciones en múltiples ejes de maniobra de manera simultánea y por ahora trata de concentrar sus esfuerzos en un enfoque más limitado, de manera que la primera fase de su operación militar en Ucrania la han dado por concluida y se centrarán en “liberar” completamente la región de Donbas en el este de Ucrania.

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Jose Javier Blanco Rivero

Analista de programación Java en Sanatorio Colegiales

2 años

Lo que más me llama la atención es que Rusia se venía ganando la reputación de dominar la ciberguerra, por llamarla así. Sin embargo, poco uso se han hecho de los ciberataques, ¿por qué? Capaz la comunidad de hackers (o crackers, si hacemos caso a los expertos en el tema) rusos es más autónoma de lo que se piensa... Y con este trasfondo resulta insólito que el mando ruso sea incapaz de establecer comunicaciones seguras. ¡¿Cómo es que un país que ha sostenido en vilo a EEUU con ciberataques a su infraestructura, su industria, etc., deja que sus generales se comuniquen por walkie-talkies y líneas de celular comerciales?! Un pequeño equipo de crackers dedicado tranquilamente puede proveerle comunicaciones 'decentemente' seguras, incluso con dispositivos de telecomunicación básicos. Por falta de recursos y personal técnico, no es... La segunda cosa que me llama la atención es la conducta de la inteligencia rusa. En principio, pareciera que los rusos se comieron su propia propaganda. Y mordieron el polvo...Y mientras avanza el conflicto, la inteligencia militar ha sido básicamente inoperante. Imagino que la inteligencia está más ocupada en sofocar la disidencia interna que en otra cosa.

Germán José Guía Caripe

Profesor en Historia (UPEL-IPC), MsC en Historia (UCV), PhD en Historia (UCAB) y personal académico (Titular) de la Universidad Simón Bolívar, Venezuela.

2 años

Los rusos resultaron unos tigres de papel, igualito en la Guerra de Afganistán. 

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