"Los hombres no lloran y los profesionales no tienen emociones"
Estereotipo anacrónico y ampliamente rechazado en estos tiempos. Y más allá del tema de géneros, estamos entendiendo, como sociedad, que el reprimir emociones va en contra nuestra salud mental.
Pero desarraigar esta costumbre no es fácil.
En la vida profesional pasa algo similar. Expresar emociones como tristeza, ira, cansancio, se reprimen por miedo a parecer poco profesionales, débiles o incapaces.
Entonces creo que muchos de nosotros cargamos con una discapacidad emocional corporativa. Discapacidad que nos dificulta buscar provocar emoción en nuestras audiencias.
Tener un producto que ofrezca alguna función única es una gran ventaja. Tal vez no sea única, pero lo hace mejor. O más rápido, o más barato, o simplemente es más "bonito". Tarde o temprano te darás cuenta de que no es suficiente.
SI tienes suerte, te darás cuenta de la importancia de una comunicación efectiva. Verás que esas maravillas que hace tu producto, necesitas que tus clientes se enteren de ellas. Y para eso necesitas mensajes elocuentes y efectivos.
Y no solo hablamos de interés. Necesitas de un sentimiento que impulse a la acción.
Ira. Envidia. Ansiedad. Además, claro, de una larga lista de emociones positivas. Depende de tu mensaje.
Por ejemplo, mucha propaganda política hace uso de emociones negativas. En lugar de explicar las propuestas de un candidato, no es raro ver mensajes donde se “denuncia” la maldad nivel Satanás de algún competidor. Lo que se busca es generar un nivel de antipatía y rechazo tal, que lleve a las personas a hacer algo al respecto: votar en contra de ese ser obscuro. Lo cual es a favor del puro y cristalino candidato que buenamente denunció al candidato malévolo.
Una de las herramientas que tenemos para provocar emociones son las estructuras o PLOTS para las historias. Tradicionalmente, se proponen 7 (pero ya sabes, algunos “disruptivos” le quitan o le agregan):
Es fácil reconocer cada una de estas estructuras. Podríamos nombrar infinidad de grandes obras para cada una de las estructuras.
Pero nosotros no hacemos Storytelling por entretenimiento. Lo hacemos por negocio y con un fin último, comercial. En el camino podremos educar o entretener. Pero si eventualmente no llegamos a una venta, no duraremos mucho (a menos que nuestros fines no sean comerciales).
Hablar de emociones en ámbitos de trabajo, ya lo comentamos, es algo a lo que tristemente no estamos acostumbrados. Pero las emociones hacen que la gente actúe. Y no siempre tienen que ser emociones de felicidad y regocijo. El PLOT de la Tragedia es un buen ejemplo. En las historias de tragedia cosas malas pasan. El protagonista sufre y el futuro se nubla. Esto constituye una buena oportunidad de aprender de los errores y tener un mejor final la próxima vez. Porque es una historia, y la audiencia si tiene una segunda oportunidad. Además, la Tragedia tiene un elemento de realismo que otras estructuras no tienen, y eso lo hace más cercano a la audiencia.
Este comercial es un gran ejemplo, sobre la importancia de los primeros auxilios.
Emociones positivas o negativas, pero siempre evocar emociones. En el mar de información que recibimos a diario, si no es emocionante, ¿para qué detenerme a escucharte?