¡Los Ingresos Pasivos No Existen!

Es muy probable que hayas experimentado alguna vez alguna situación laboral desagradable. Ya sea un trabajo aburrido, sin interés y que te haga odiar ser empleado, o tener un jefe tóxico que te haga sentir repulsión por la jerarquía. Quizás hasta has sentido ese dolor de estómago los domingos por la noche, anticipando el regreso al trabajo.

Esperas con ansias el fin de semana y las vacaciones, esos escasos momentos en los que puedes escapar y vivir tu vida fuera del trabajo.

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Muchos de nosotros hemos estado en ese mundo y asociamos el trabajo con el sufrimiento, mientras que vemos las vacaciones como una liberación. Es por eso que mucha gente se siente atraída por la idea de emprender para obtener ingresos pasivos, automáticos y constantes que no requieran un trabajo constante. Sin embargo, esto es un error.

La realidad es que los ingresos pasivos no existen. He visto a muchos emprendedores y ninguno de ellos tenía un ingreso pasivo real. Además, aquellos que promocionan esta idea suelen ser los que más trabajan. Los ingresos pasivos son más bien un mito que engaña a quienes están empezando en el mundo del emprendimiento.

Es crucial entender que si para mucha gente los fines de semana, las vacaciones y la jubilación son tan importantes, es porque sienten que su trabajo los encarcela. Sus momentos de libertad son escasos y son sus únicas escapatorias. Sin embargo, cuando tenemos un trabajo que hemos construido, uno que nos da la libertad de elegir nuestros horarios, de organizar nuestras vidas como queramos, y nos aporta desafíos y sentido, no queremos escapar de él.

Por tanto, los ingresos pasivos son solo un señuelo para aquellos que se sienten atrapados en trabajos que odian. No están destinados a ser pasivos todo el día, consumiendo productos de otros. Nuestros cerebros y cuerpos están diseñados para ser activos, y el trabajo debería ser un juego, un desafío que dé sentido a nuestras vidas y nos haga sentir orgullosos de nosotros mismos.

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En lugar de buscar ingresos pasivos, deberíamos buscar ingresos activos, aquellos que provienen de actividades intelectuales estimulantes que recompensan nuestro trabajo y talento. Debemos eliminar lo que odiamos de nuestro trabajo: tareas sin valor, reuniones inútiles, etc., y crear un sistema en el que seamos verdaderamente activos y aprovechemos cada segundo de nuestro tiempo de trabajo de la mejor manera posible.

No alcanzaremos los ingresos pasivos, pero podemos ganarnos bien la vida haciendo algo emocionante, trabajando menos de tres horas al día, y teniendo la libertad de viajar y pasar tiempo con nuestros seres queridos. Cuando llegues a ese punto, los ingresos pasivos ya no te importarán, porque no tendrás nada de lo que escapar.

Mainor Calderón

Guatemala