LOS OLVIDADOS DE ESTA PANDEMIA por Psic. Claudia García
“Quizás hoy en día el objetivo no es descubrir lo que somos, sino rechazarlo” Michel Foucault
El día de ayer vi una publicación de la periodista Katia D´artigues en donde una imagen de la publicación del periódico “El País” habla de los olvidados en esta crisis de cuarentena, pacientes del hospital psiquiátrico Samuel Ramírez Moreno; llamo mi atención esta publicación por tres razones:
- Katia me parece una de las mejores periodistas que abordan temas que por lo general son dejados de lado y que requieren de nuestra atención
- Realice mis prácticas en formación en este hospital y fue aquí en donde se comenzó a gestionar mi tesis de licenciatura y a manera voluntaria continúe asistiendo con apoyo de uno de mis principales formadores, Profesor Juan Carlos Muñoz Bojalil, tuve oportunidad de seguir conociendo y aprendiendo.
- Creo firmemente que hoy más que nunca debemos hacer de la empatía una verdadera cualidad humana.
No sólo los pacientes de los hospitales psiquiátricos han sido olvidados en esta pandemia, son varios grupos de “nuestra sociedad” que han sido ignorados y que pasan por esta situación de manera invisible; las personas que viven en comunidades indígenas y que no pueden tomar medidas de seguridad para evitar el contagio, los alumnos que no cuentan con herramientas para tomar una clase online, los pacientes que cuentan con alguna discapacidad y que han tenido que crear herramientas propias para no verse afectados, etc.
Esto no es nuevo en nuestra sociedad, ya nos lo mostraba Foucault en su relato a cerca de “la nave de los locos”, en donde estos ajenos a nosotros eran llevados en un barco a la nada, perdiéndose para no ser vistos, porque no es insoportable a nuestros ojos y a la concepción humana. Sin embargo no por ser un comportamiento común, es un buen comportamiento.
Si nos detenemos un minuto y pensamos más allá del círculo en el que nos movemos, podremos ver tal vez a vecinos que con alguna complicación, física, emocional, económica o psicológica; son los más vulnerables y lo serán en los pasos siguientes que lleva salir completamente de esta situación.
¿Por qué es importante hablar de esto?, no solo para nombrar lo que quizá estamos ignorando, sino para hacer algo a partir de esto, desde el lugar que ocupamos. No se trata de crear un comité o comprometernos en una actividad adicional de todas las que hoy estamos llevando; se trata de hacernos más humanos, de conducirnos con la plena consciencia de que en sociedad vivimos y en sociedad nos apoyamos o nos destruimos.
¿Te has cachado en algún momento del día siendo despectivo, realizando juicios con respecto a los demás, aprovechado un espacio de difusión para descalificar a otros?, esto es un indicio de indiferencia, cualquiera que sea la razón por la que lo hacemos, al final mostramos a los demás la falta de empatía y la alta capacidad que podemos tener para anular lo que nos molesta, duele, incomoda o asusta. Nuestra historia personal seguramente nos ha puesto en este lugar en algún momento, y ante una reacción inconsciente reaccionamos con acciones de rechazo; no olvidemos que lo que damos en positivo o negativo habla ante todo de nosotros y de eso no podemos escapar.
Nos es suficiente con mirar las redes sociales, realizando juicios e incluso entrando en discusión con otras personas, a las que en su mayoría no conocemos; para darnos cuenta de lo acostumbrados que estamos a imponer nuestra verdad, siendo intolerantes a las diferencias. Nos identificamos con un pensamiento en común que es el de los extremos, amamos a las personas o las odiamos; no nos damos la oportunidad de conocerlas y aceptarlas.
Los olvidados de esta pandemia son todas esas personas que estamos olvidando, no solo como sociedad sino en nuestra visión individual. Hagamos una pausa y miremos a nuestro alrededor, veamos de que grado es nuestra ceguera, que estamos omitiendo y para qué, reflexionemos y aceptemos que nos necesitamos los unos a los otros en bien para salir de esta situación, para llevar un proceso más enriquecedor y fructífero; haciendo un mejor espacio para todos.
No nos necesitamos individualistas, alejados; nos hacemos un mayor bien si en nuestra identidad incorporamos de manera genuina el valor de la “empatía”. Acojamos el verdadero significado de esta palabra para conducirnos con valor.
Ser un todo colectivo, ayudándonos, inspirándonos, entendiéndonos, aceptándonos, transformándonos.
Yo estoy segura que es el momento y es posible.