LOS PROCESOS ORGÁNICOS DEL SUELO
Los suelos se caracterizan por ser pobres en nutrientes o presentar deficiencias en algunos de ellos por lo que el mantenimiento de altos niveles de materia orgánica contribuye a través de los ciclos biológicos, a constituir un biodepósito de nutrientes, así como en aportar a la capacidad de intercambio catiónico.
La productividad de un sistema agrícola sustentable está estrechamente ligado a la magnitud y eficiencia de la utilización de los nutrientes, y a la reducción de sus pérdidas, las que pueden ser disminuidas, pero no eliminadas ya que procesos como volatilización, fijación e inmovilización de los nutrientes por citar algunos, no pueden ser eliminados totalmente.
La utilización de los residuos vegetales como mucho o incorporados al suelo, puede contribuir a disminuir las pérdidas por erosión al mantener cubierto el mismo, a la par que incrementa la tasa de incorporación de materia orgánica.
La producción de compost a partir de residuos de cosecha, desechos domésticos, estiércoles y otros residuos orgánicos también disponibles localmente, constituye otra estrategia de importancia para el reciclaje de nutrientes. El compost es el producto final de la descomposición de la materia orgánica por los microorganismos del suelo y constituye un fertilizante orgánico que cumple una doble función: contribuye a mejorar su estructura y provee de nutrientes, sus ácidos orgánicos hacen a los nutrientes del suelo más disponibles para la planta.
De igual manera el empleo de la lombriz de tierra para la transformación de los residuos orgánicos en humus y su incorporación al suelo como abono orgánico, es una práctica que permite intensificar la vida del suelo debido a la abundante flora microbiana que contiene. El humus de lombriz es un estimulador biológico de la fertilidad del suelo, por el aporte equilibrado de vitaminas, enzimas, auxinas, macro y micro elementos, ácidos fúlvicos y húmicos que con su aplicación se consigue.
Los macros y micro elementos pueden ser asimilados por vía radical, en tanto las enzimas, vitaminas y auxinas ejercen su función en la rizósfera y a la vez estimulan el desarrollo de los microorganismos concurrentes en esa zona.
Recomendado por LinkedIn
La descomposición del humus proveniente tanto de procesos de compostaje como del lombricultura y de los fenómenos de transformación natural en los suelos, y que da lugar a la formación de productos o sustancias asimilables por las plantas (amonio; nitratos y sustancias minerales), se conoce como mineralización; como proceso es una oxidación biológica en presencia de calcio (Ca) y fósforo (P) que transcurre lentamente; es ejecutada por organismos altamente especializados y tiene lugar bajo condiciones adecuadas de humedad, pH, temperatura y presencia de oxígeno.
Los ácidos fúlvicos aparecen como resultado inicial de la oxidación biológica de la materia orgánica y en presencia de calcio, fósforo, potasio y nitrógeno, son a su vez biotransformados en ácidos húmicos que se degradan seguidamente para transformarse en las ya citadas sustancias nutritivas; un exceso de calcio producto del encalado en los suelos, que se asocia a valores de pH superiores a las 8 unidades, provoca la retransformación de esta especie química a ácidos fúlvicos nuevamente y detiene el proceso de mineralización. Esta situación llama la atención sobre la necesidad de tomar en cuenta, las características de los suelos antes de realizar aplicaciones de materia orgánica a los mismos.
El incremento en la fijación biológica del nitrógeno atmosférico por la utilización de biopreparados a base de bacterias (Rhizobium, Bradyrihzobium, Azotobacter, Azospirillum, etc.) que permiten suministrar parte del nitrógeno que las plantas necesitan, así como el empleo de otros microorganismos capaces de solubilizar el fósforo fijado o no asimilable de los suelos, también constituyen alternativas eficaces para maximizar el uso de los nutrientes por las plantas.
Existen no pocas versiones comerciales de estos productos y su uso es ya una práctica común en la agricultura moderna. Su elección depende de las condiciones edafoclimáticas en que deben ejercer su efecto y de las posibilidades de manejo al alcance del productor.
La aplicación de materia orgánica al suelo no sólo ha de responder a la necesidad de garantizar la mejora y/o conservación de este recurso natural: también ha de tomar en cuenta el consumo nutrimental de las especies vegetales a cultivar, de manera que resulte válida igualmente por el aporte neto de elementos que se consiga.
Así, se deberá tomar en cuenta la riqueza nutrimental de las distintas fuentes orgánicas empleadas en la agricultura; al respecto, cachaza, humus de lombriz y estiércoles de diverso origen, se cuentan entre los materiales de mayor consumo y reconocimiento.
Si quisiera saber más sobre nuestra tecnología, contáctenos en nuestra web www.organikolatam.com