Los viajes al futuro como recurso de seguridad y un vistazo (al pasado) a una semana de diciembre de 2015.
Hola, muchas gracias por abrir la centésimo trigésimo primera edición de "El Morrión" donde resumimos nuestra semana linkediana y destacamos publicaciones de contactos que no necesariamente comparten nuestras opiniones. Aprovechamos la conversación para colar consejos y recomendaciones para la autoprotección en el siglo XXI y prepararnos para el siglo XXII (dado que es probable que un número significativo de ustedes lleguen). Pero tengan en cuenta que se trata de recomendaciones generales que no pueden sustituir el consejo profesional bien informado. Para facilitar la lectura se emplea el masculino como género neutro, de acuerdo a las normas gramaticales del español.
Antes de comenzar el relato del hilo principal permitan que les cuente cosas que me alegran. Es viernes cuando escribo esta edición y acaba de entrar un mensaje directo de un joven ejecutivo que me cuenta que viaja frecuentemente a Norteamérica y que a raíz de la edición sobre los seguros de viaje, revisó su póliza de atención sanitaria en viaje y descubrió que el límite era de 100.000€. Informó a su empresa y ya viaja/n con un cero más en su límite de cobertura. Termina el mensaje dando las gracias en nombre de su empresa y de él mismo. Ojalá no la necesite nunca, pero si le hace falta ahí estará; su empresa no se tendrá que enfrentar a decisiones imposibles y él, que es lo más importante, tendrá la atención que necesite.
Es lo bueno de nuestro trabajo, somos viajeros del tiempo, apagamos los incendios años antes de que ocurran, resolvemos secuestros virtuales, paseos millonarios, atracos, acci-dentes, enfermedades y lo hacemos a años vista y eso nos gusta mucho. Coleccionamos las evidencias que nos mandan, recibimos mensajes, todas las semanas, por todas las vías, uno muy frecuente es sobre el secuestro virtual: "Jo qué risa Jesús, llevamos dos días en México y ya nos han montado el numerito, ayer a las dos de la mañana, todo parecía como en un guión. De menuda no hemos librado. Muchas gracias." Los comunicantes hace tiempo que recibieron el kit básico: Certificado en autoprotección para viajeros frecuentes y prevención de las formas menores de secuestro: 5 horas presenciales + manual + vídeos de recuerdo. Cuando lo han necesitado, allí estaba. Otro secuestro resuelto antes de que ocurra.
De lo que no tenemos idea es de la de veces que habremos ayudado, nos da igual, sabemos que nuestro trabajo es muy bueno para las empresas y para las personas que trabajan en ellas. Es nuestra minúscula aportación a la competitividad exterior de las empresas españolas y eso hace que nos sintamos orgullosos de lo que hacemos. Nos sentimos muy bien.
Justo a la misma hora a la que se publicará esta edición, las 10 horas del domingo, se pondrá en marcha otro proyecto que nos ilusiona mucho. Seguramente ya sabe que hemos publicado un manual sobre autoprotección para familias que se vende exclusivamente a través de Amazon. El manual está vinculado mediante un código con el acceso a un grupo privado de LinkedIn, donde las personas que han comprado el manual y tienen un perfil completo en LinkedIn y solicitan el acceso según las instrucciones que contiene el manual, pueden ampliar conocimientos y resolver dudas sobre el contenido del manual.
Para nosotros, el grupo privado de LinkedIn, es una escuela de viajeros del tiempo, queremos que adquieran la capacidad de apagar ahora los incendios futuros, de evitar las inundaciones de su vivienda, de evitar que se queden varados al otro extremo del mundo, de...
Si alguna vez ha sufrido un incidente de seguridad sabrá que la primera sensación que se tiene es de impotencia, de que no hay nada que hacer, y así es, a no ser que haya tenido la capacidad de actuar en el pasado.
Ese es nuestro proyecto, pero no crean que se queda en la autoprotección de las familias. Si funciona, si salimos adelante con él, se abren muchas posibilidades, nos permitirá tratar la autoprotección en otras materias que hasta ahora nos consumen tantos recursos que hacen de algunas de ellas inviables, por ejemplo, la gestión de los riesgos de los adolescentes o de la violencia sexual, especialmente de esta última que requiere de ser discretos con la información y las contramedidas, de lo contrario se favorece a los malos que podrán evitarlas.
Si la escuela de viajeros del tiempo funciona, nos espera una larga tarea. La cosa ha empezado muy bien, comparto con un ustedes una imagen que muestra la otra alegría de este viernes, miren la imagen:
Para nuestra sorpresa el manual está entre los 50 más vendidos de su categoría "Sociedad y Cultura", no sabemos cuánto durará, pero sí que el mérito es de ustedes que lo han comprado, muchas gracias a todos, y para los que no lo han hecho todavía, si tienen interés en nuestra escuela de viajeros del tiempo, les dejamos el enlace de compra al primer manual publicado que trata de la seguridad del grupo que convive y que nosotros para abreviar denominamos familia:
Y ya sin más preámbulo continuamos con el hilo de la edición, la semana del 13 de diciem-bre está siempre marcada en mi calendario. Se celebra Santa Lucía, un santo importante en mi familia que, desde hace 24 gozosos años, nos reúne a todos alrededor de un chocolate con churros. También lo es para Marcelino Lominchar que nos recuerda el fallecimiento del rey Enrique IV, el 11 de diciembre, y la posterior coronación de Isabel I como reina de Castilla, el 13 de diciembre, reina que acabaría siendo la mejor monarca de España según las propias palabras de Marcelino. Hace ya 550 años de aquello.
En nuestra empresa, el 11 de diciembre es también un día señalado por el recuerdo de un hombre de honor. No conocí a Isidro Gabino San Martín Hernández aunque en mi día a día reconozco a muchos como él. Su historia tiene mucho que ver con los viajeros del tiempo, con nuestro trabajo y nos habla de los malos gestores y del honor. Antes de continuar sería bueno recordar la primera acepción de la definición de honor:
1. Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo.
Nuestro protagonista, Gabino, era Policía Nacional y, en diciembre de 2015, prestaba su servicio en la protección de la Embajada de España en Afganistán. El edificio de la embajada estaba en la capital del país, Kabul, fuera de la Green Zone que es como se denomina un barrio fortificado donde se encontraban la mayoría de las legaciones diplomáticas, las sedes de las empresas occidentales que operaban en el país, los hoteles que usaban los occidentales y la residencia del embajador español. Estar fuera de la Green Zone era una mala idea, eso sí, mucho más barata. Para compensar la falta de seguridad, a alguien se le ocurrió el socorrido argumento de que el edificio era propiedad de un señor de la guerra afgano.
Lo de contratar las instalaciones a los malos locales es propio de las ONG de medio pelo. Se dice que así se evita ser atacados, ya que atacar la instalación sería atacar el negocio del malo que, como corresponde a los malos, ejerce la violencia de forma discrecional para proteger sus intereses.
Como ya imaginarán no es una medida de seguridad, más bien al contrario supone una gran exposición del inquilio a la organización del malo que renta la instalación y además tiene el inconveniente de unir el destino del inquilino al del malo, si a este le va mal, al inquilino le puede ir fatal sin ningún tipo de preaviso. Un día, cuando mi jubilación esté próxima hablaremos del pragmatismo y del impacto de algunas ONG sobre el terreno.
Volviendo a la embajada de España en Kabul, al igual que todas las demás, estaba sometida a un proceso de auditoría periódica en el que se evaluaban las medidas de seguridad y se informaba del estado de la misma al titular de la embajada. Dichos informes repetían una y otra vez que la situación del complejo de edificios no era adecuada, ya no sólo por no estar en la Green Zone, también porque el muro perimetral exterior estaba separado del flujo del tráfico por una acera de tan sólo un metro de ancho y porque la distancia de los edificios del complejo a dicho muro era muy pequeña, de hecho algunas terrazas estaban ubicadas directamente sobre el muro. Es decir, se podía atacar la embajada a pedradas y quien dice piedras, dice artefactos explosivos, bombas de mano y cualquier otra cosa peor.
Una solución de compromiso fue bloquear la puerta principal de acceso y utilizar un portalón lateral que daba a una calle sin asfaltar que obligaba a circular a baja velocidad. Lo que tenía cosas buenas y cosas malas, ya que si bien es cierto que los malos tenían que ir despacio y que la visibilidad era mucho mayor, ya que muy pocos vehículos usaban la vía, también es cierto que facilitaba la visión de los coches de la embajada y que estos también tenían que circular a baja velocidad.
Los informes advertían de numerosos defectos en los diferentes subsistemas de seguridad, por ejemplo, el portalón no estaba mecanizado. Para el trasiego de vehículos, el equipo de seguridad tenía que abrirlo a mano, lo que exponía al policía que abría la puerta. La maniobra se realizaba empujando con la espalda la puerta con las dos manos en el arma larga por si se producía un ataque.
Respecto a las medidas de seguridad electrónica en el complejo de edificios, eran bastante deficientes, la última auditoria indicaba que los sistemas de detección de explosivos, incluso el arco de detección de metales no funcionaban adecuadamente y que el grupo electrógeno no arrancaba automáticamente como respuesta a un corte de energía eléctrica, por lo que debía ser accionado a mano.
La dotación del equipo de seguridad era asombrosamente deficiente. Hasta el año 2012 el equipo estaba formado por 10 efectivos del GEO —la unidad de élite antiterrorista de la Policía Nacional de España— y otros tantos de la UIP —la unidad de intervención de la Policía Nacional de España. Los primeros formaban la unidad de seguridad dinámica, que era la responsable de los movimientos y traslados del personal de la embajada y visitantes y, en caso de ataque, de la respuesta operativa. La segunda tenía como función la seguridad estática del edificio: vigilancia, control de acceso, etc.
Desde el año 2012 se había retirado el contingente de los GEO y la protección de la embajada se realizada con sólo 9 efectivos de la UIP. Se justificó en su momento porque la situación se había pacificado y tras el atentado de 2015 se reforzó temporalmente la seguridad de la embajada con la dotación original, aunque esa temporalidad fuera sólo una excusa, para salvar la cara, porque lo cierto es que cuando en 2023 se cierra la Embajada de España en Kabul la dotación seguía siendo la original con 10 efectivos del GEO y otros tanto de la UIP.
La distinción entre GEO y UIP es importante por muchas razones, la primera es que la dotación de armamento, entrenamiento y reglas de enfrentamiento son muy diferentes. Ya no se trata de que un GEO opere con armamento de guerra, es mucho más profundo, cuando operan los GEO están preparados para hacer uso de toda la fuerza necesaria para resolver una situación, se preparan para esos usos de la fuerza y sólo operan en esas circunstancias, son un recurso escaso y muy especializado. Los miembros de la UIP siguen siendo policías que actúan en la proximidad del ciudadano y como tales están entrenados para hacer uso de la mínima fuerza posible. Uso que en lo material se refleja también. La dotación de armas en el exterior es bastante exigua y la protección también. De hecho los chalecos que llevaban los miembros de la UIP en la embajada de Kabul el día 11 de diciembre de 2015 eran casi de fabricación propia y ni siquiera tenían un fusil de asalto para cada uno, la misma escasez se refiere a cargadores y munición.
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El 11 de diciembre, Gabino andaba con la mosca detrás de la oreja. Durante la semana habían tenido unos trabajadores realizando reparaciones en una terraza ubicada en la zona más alta de la embajada y su actitud no le había gustado nada. Entre los trabajadores algunos no realizaban tarea alguna y parecía que observaban el funcionamiento de los protocolos de seguridad y las idas y venidas del personal. Así se lo dijo Gabino a la segunda autoridad de la embajada —este aviso formalmente es un punto de alerta, el primero.
Unos días antes del atentado ocurrió algo insólito, un vehículo tanteó la respuesta del vehículo del embajador en las cercanías de la embajada. El conductor, un miembro de la UIP, calificó el incidente como una puesta a prueba de los protocolos para conocer la reacción —esto formalmente es otro punto de alerta, el segundo.
Gabino nunca llegó a saber que hubo otro punto de alerta, el tercero. El mismo día del atentado, la segunda autoridad de la embajada de España recibió un correo electrónico del agregado militar con una señal de inteligencia que advertía de la inminencia de un atentado contra una embajada occidental en Kabul. Al ser festivo el correo no fue leído. Si lo hubiera sabido Gabino es casi seguro que las cosas hubieran discurrido de otra manera. Pero no fue así.
Ya hemos hablado en otras ocasiones de los correos electrónicos. En materia de seguridad, son un desastre y la última evidencia de ello fue en Valencia. Unos meses después del atentado en Kabul, el agregado militar, que fue quién envió el correo, reconoció en sede judicial que probablemente hubiera sido más adecuado complementar el correo electrónico de aviso con una llamada telefónica.
Ahora que ya conocen el contexto, vayamos a los hechos. El día 11 de diciembre de 2015, un terrorista estampó un coche cargado de explosivos contra la entrada de la embajada. Simultáneamente se cortó el suministro eléctrico y la embajada se quedó a oscuras. Tres terroristas entraron por el hueco provocado por el vehículo y se movieron con total precisión por el recinto. En la planta que da acceso a la terraza se tropezaron con el subinspector Jorge García Tudela que logró iniciar la defensa. Sus compañeros al día siguiente, encontraron junto a su cadáver 6 vainas percutidas de su arma. Estaba durmiendo cuando se produjo el ataque pero logró oponer resistencia.
La embajada se quedó a oscuras y era tremendamente arriesgado cruzar el patio al descubierto para activar el grupo electrógeno. A oscuras, sin cámaras, sin megafonía, sólo funcionaban la radio y los teléfonos móviles. Los defensores no sabían cuántas personas habían entrado, ni donde se encontraban. Aplicaron el protocolo de respuesta: trasladar a todo el personal a uno de los dos refugios (bunkers) de la embajada. Un grupo de dos UIP de la sala de control recogieron a la segunda autoridad y la condujeron al búnker de su edificio, el otro grupo recogió al resto del personal y lo llevan al segundo búnker, una de cuyas puertas ha sido dañada por la explosión y no cerraba.
Al hacer el recuento por radio, notan que falta uno, el subinspector García que en ese momento ya había fallecido, Gabino, no se lo piensa y dice que va a por él, no sabe si estará herido o en una situación que no puede comunicarse. Un compañero decide ir con él. Al salir a la explanada Gabino es abatido por los terroristas que han tomado la terraza y desde la posición más alta del complejo, dominan la situación. Gabino lleva una pobre protección balística, va armado con un subfusil que utiliza munición de pistola y no tiene ninguna referencia de dónde se encuentran los terroristas. Su compañero bajo fuego intenso retrocede hasta el búnker.
Gabino avisa por radio de que está herido, da su ubicación, dice que pierde mucha sangre y que se está mareando. Los terroristas lo podían haber matado, pero lo han dejado malherido de forma intencionada. El objetivo es cazar a los que acudan a auxiliarle. Un miembro de la UIP está fuera de la embajada, de vuelta del aeropuerto a donde ha ido a recoger a la secretaria de la embajada, recibe noticias del ataque, deja a la secretaria en lugar seguro y se dirige a la embajada. Gabino le informa de su situación, está a punto de desvanecerse, lo último que se le oye decir a Gabino en la embajada es: "cabrones, venid a buscarme" cuando su compañero llega a la embajada negocia con las tropas especiales norteamercanas y noruegas que han sido activadas para responder al ataque. Harán el trabajo que los GEO, a 8.000 kilómetros no pueden hacer. Aplican el protocolo, nadie puede entrar y como primera medida inhiben todas las comunicaciones por radio. Han identificado a un tipo en un edificio próximo que por teléfono avisa a los terroristas de los movimientos en el exterior.
Los terroristas conocen perfectamente los edificios, horas después el equipo de seguridad descubrirá que han retirado los fusibles de la caja de acometida y que han movido el cuerpo de Gabino, dejándolo en el centro del patio. También le han retirado el subfusil que aparecerá en la terraza junto a los terroristas.
Finalmente se decide realizar el asalto, el compañero de Gabino que está en el exterior entra con un vehículo blindado y lo rescata, todavía está vivo, cuando se dirigen al hospital le pregunta a Gabino por qué ha salido del búnker: "había que hacerlo, faltaba el subi" dice Gabino, minutos después fallece a consecuencia de las heridas sufridas.
Una vez conocidos los hechos, cualquiera de los responsables de lo que allí ocurrió, hubiera dado algo por volver al pasado y reparar sus errores. Todos probablemente hubieran hecho las cosas de otra manera, todos excepto Gabino, que cien veces enfrenado a la posibilidad de auxiliar a un compañero, cien veces hubiera salido de una posición segura para ayudarlo.
Lo de Kabul es el resultado de una mala combinación: gestores ineptos y personas de honor.
Los ineptos parecen desconocer que el tiempo actúa de forma secuencial, no se puede actuar hacía atrás, el tiempo sólo discurre hacia adelante y por tanto sólo podemos evaluar los riesgos y actuar ahora para evitar males en el futuro. Una vez allí, no hay nada que hacer.
Imagino que ahora el lector siente cierta indignación contra los políticos que gobernaban entonces y que fueron los responsables de lo ocurrido en Kabul. Los terroristas fueron los responsables del atentado y de los dos fallecidos, pero no se puede dejar al margen que escogieron la embajada de España porque era un objetivo fácil, sólo fueron necesarios 4 terroristas suicidas.
Quizá en lugar de dejar suelta su indignación sería bueno que eche una ojeada a su alrededor. El pasado viernes me reuní con un técnico muy brillante y mientras compartíamos experiencias salió el tema del miedo de los gestores ineptos. Mi interlocutor, entre otras muchas cosas, imparte formación en el manejo seguro de sustancias químicas y en muchos casos se enfrenta a gestores que prefieren que su personal se mantenga en la ignorancia para evitar que le compliquen la vida exigiendo medidas de seguridad o proponiendo cambios.
Es algo que vivimos todos los que nos dedicamos a la seguridad, en mi caso cuando vendía, me encontraba con gestores que no querían que los viajeros de su empresa conocieran los riesgos del destino, no fueran a asustarse. Ahora ya no vendemos, esperamos a que nos vengan a buscar y así ahorramos mucho tiempo evitando hablar con necios.
Y como para viajar al futuro sólo hay que sentarse y esperar vemos los resultados que cosechan los necios. Lo que me recuerda que esta semana Pablo Medina Sánchez hacía un repaso de lo difícil que es, que explote una caldera y las consecuencias de hacer las cosas mal. La realidad es que la mayoría de los accidentes son consecuencia de personas que no saben que viajamos hacia el futuro y que una vez en él, no hay forma de volver atrás para reparar lo que se ha hecho mal.
Esta edición se dedica a todas las víctimas de la incompetencia, son las que nos dan ánimo todos los días para hacer nuestro trabajo lo mejor. que sabemos. El Oficial de la Policía Nacional. Isidro Gabino San Martín Hernández los representa a todos, los que han sido víctimas de la incompentencia y también a todas las personas de honor que todos los días se levantan a hacer lo suyo, porque hay que hacerlo y hacerlo bien. Gabino se ha quedado para siempre en la memoria de nuestra empresa, en su honor le pusimos su nombre a la regla de los dos puntos de alerta.
La regla de Gabino dice que sólo son necesarios dos puntos de alerta en la misma dirección para activar el protocolo de respuesta previsto para una situación. No hay que esperar al tercero, entre otras cosas, porque puede estar enterrado en el correo electrónico.
Hasta aquí la centésimo trigésimo primera edición, pasen un buen domingo y mejor semana, —en unos minutos empezamos con la primera promoción de viajeros del tiempo.
Técnico Superior PRL y Perito judicial de acctes. y EP
1 semanaMuchas gracias Jesús Belenguer por la mención. Reconozco que me he estremecido leyendo la narrativa de lo ocurrido en Kabul. No es tan difícil hacer las cosas bien, sobre todo cuando los especialistas nos dicen cómo deben hacerse. Pero lo que desgraciadamente se esila en nuestro país,es meter esos informes en un cajón, para que, año tras año, cojan polvo. No era difícil actuar para que Gabino estuviera vivo, no era difícil actuar para que esa caldera no hubiera explotado, y no era difícil actuar para que en Valencia el agua hubiera discurrido por donde debía. O, teniendo en cuenta que no se actuó para eso, en 2024 no era difícil avisar para que la gente hubiera evacuado las zonas críticas. Un abrazo.
Los problemas de occidente se deben al exceso de glucosa en la sangre y a la escasez de depredadores naturales en el biotopo.
2 semanasPues no es por molestar, pero el relato de Afganistán me ha puesto los pelos de punta; y ya sabe usted que no es nada fácil activarme cuando se trata de operaciones sobre el terreno, Jesús.
Brillante. Yo he sido -por profesión- ignorante de todo, salvo de prevención de enfermedades o accidentes; pero me he cruzado con personas maravillosas: técnicos de PRL, ingenieros, tecnicos de seguridad y vigilancia, informáticos, microbiologos, técnicos de protección radiológica, e incluso ‘temidos Inspectores’, que con su trabajo SALVAN VIDAS. Aunque habitualmente 😅, sólo oímos lo que está mal y el trabajo que nos dan. Los ignorantes somos muy desagradecidos, hasta que pasamos a ver la luz
Consultor especialista en Data Sciene, Lean y Mejora Continua
2 semanasEn la parte privada, a veces nos quejamos de las multas tan elevadas o no comprendemos por qué la ley hace responsable a la alta dirección de algo operativo. Considerado en conjunto, tiene sentido: si no es por honor, responsabilidad, etc., hay que asegurar el cumplimiento poniendo la presión sobre quien puede marcar la diferencia y en el sitio que más duele, que al final son los dineros -salvo responsabilidades penales, que es otra historia-. No sé cómo acabó esto, pero me la jugaría a que, de haber algún condenado, habrá sido alguien intermedio y su patrimonio no se habrá visto mermado. Y ahí está una buena parte del problema.