Makárōn Nêsoi o las islas Afortunadas: a propósito de la Macaronesia

Los griegos de la Antigüedad Clásica sostenían que más allá de las columnas de Hércules, en el océano del dios Atlas, existía un lugar paradisíaco, las Makárōn Nêsoi, o lo que es lo mismo, unas islas afortunadas, donde las almas de los héroes encontraban reposo después de la muerte. Este lugar, identificado tradicionalmente más allá del Estrecho de Gibraltar, en el Océano Atlántico, venía a coincidir, según las crónicas más antiguas, con los archipiélagos de las Azores, Madeira, las inhabitadas islas Salvajes, Canarias y Cabo Verde.

Concediendo la debida importancia a los mitos y tradiciones de nuestros ancestros, y hoy que tengo esta oportunidad, quiero profundizar con unas breves líneas en el concepto de la Macaronesia, tan relevante en nuestros días y tan aludido en mis constantes actividades profesionales. Se trata, sin duda, de un concepto que oiremos en múltiples ocasiones, pues constituye el vínculo que justifica y dará fundamento, en un futuro no muy lejano, a las relaciones políticas, económicas, de cooperación, sociales y culturales de todos estos archipiélagos en este lado del Atlántico.

La Macaronesia es el vínculo que justifica y dará fundamento, en un futuro no muy lejano, a las relaciones políticas, económicas, de cooperación, sociales y culturales de todos estos archipiélagos en este lado del Atlántico.

La Macaronesia es un concepto de origen científico con el que los geógrafos, biólogos, botánicos, etc. han venido a denominar a este grupo de archipiélagos, por compartir todos ellos un conjunto de características naturales muy peculiares: un origen volcánico, un clima templado y suave (más húmedo en Azores y Madeira que en Canarias y Cabo Verde), unos ecosistemas únicos, incluso marinos, en los que destaca una biodiversidad, flora y fauna, plagada de endemismos. Sin ir más lejos, existe en estos archipiélagos el renombrado bosque de Laurisilva, vestigio de las antiguas florestas mediterráneas antes de las glaciaciones.

Pero no sólo existen características naturales en común. La historia de los archipiélagos es también fruto de un pasado compartido, en lo social y en lo cultural. Si bien es cierto que la presencia de una población aborigen sólo ha sido constatada en las islas Canarias antes de la conquista castellana, las islas de la Macaronesia fueron durante siglos el destino de grandes corrientes migratorias, provenientes tanto de Europa como de África, por la situación de estos archipiélagos en el Atlántico, en las rutas comerciales y de paso hacia la América recién descubierta. Por ello, las poblaciones de estos archipiélagos son de orígenes muy diversos, claramente mixtas, multiculturales, con tradiciones muy diversas.

La Macaronesia es un concepto de origen científico con el que los geógrafos, biólogos, botánicos, etc. han venido a denominar a este grupo de archipiélagos, por compartir todos ellos un conjunto de características naturales muy peculiares.

La existencia de estas características comunes ha sido una razón más que suficiente para que el concepto de Macaronesia trascienda sus connotaciones científicas y haya pasado a dotarse de un significado más amplio, con matices políticos y económicos. La Unión Europea, a través de su Política de cooperación, Desarrollo regional y de Vecindad, ha sido, sin duda, la gran impulsora de esta realidad. En este sentido, el acuerdo de Partenariado Especial de la Unión Europea con Cabo Verde, firmado el 19 de noviembre de 2007, venía a recoger como uno de los seis pilares del citado acuerdo, la integración regional a nivel de las regiones ultraperiféricas, precisamente, en el marco de la Macaronesia.

El reconocimiento político e institucional a esta realidad regional se ha visto, desde entonces, fuertemente apoyado con varios instrumentos financieros y de cooperación, entre otros, el Programa de Cooperación Transnacional PCT-MAC (Madeira, Azores y Canarias) 2007-2013, y el Programa de Cooperación INTERREG V-A España-Portugal MAC (Madeira, Azores y Canarias) 2014 – 2020.

Sin embargo, ¿cuál es el balance de esta política europea, tras casi 15 años de Partenariado Especial de la Unión Europea con Cabo Verde? ¿Cuáles los logros alcanzados a propósito de la Macaronesia? ¿Son hoy los archipiélagos más macaronésicos que hace una década?

Al tratar de dar respuesta a estas cuestiones, no cabe duda de que los esfuerzos políticos, institucionales, económico-financieros… además, a todos los niveles (local, regional, nacional y europeo) han sido fundamentales y enormes. Y de dichos esfuerzos, materializados en proyectos, desarrollados mediante acciones y actividades concretas, y lo que es más importante, implementados por equipos técnicos y profesionales, en definitiva, a través del trabajo y esfuerzo continuo entre azorianos, madeirenses, canarios y caboverdianos, podemos decir que la identidad de la Macaronesia comienza a perfilarse con fuerza.

El acuerdo de Partenariado Especial de la Unión Europea con Cabo Verde, firmado el 19 de noviembre de 2007, recoge como uno de los seis pilares del citado acuerdo, la integración regional a nivel de las regiones ultraperiféricas, esto es, en el marco de la Macaronesia.

Algunos ejemplos son muy significativos. En el ámbito de la investigación, desarrollo tecnológico e innovación, el proyecto MARCET ha trabajado en la creación de una red macaronésica de transferencia de conocimiento y tecnologías interregional y multidisciplinar para proteger, vigilar y monitorizar los cetáceos y el medio marino; por su parte, el proyecto REBECA ha puesto en marcha una red macaronésica de excelencia en biotecnología azul especializada en algas.

En lo relativo a la mejora de la competitividad empresarial, el proyecto CITY2020 ha centrado sus esfuerzos en crear una red sostenible de ciudades Patrimonio de la Humanidad de la Macaronesia, y el proyecto NAUTICOM ha hecho lo mismo para dotar a los archipiélagos de una red náutica de cooperación. En el marco de la adaptación al cambio climático, el proyecto ADAPTaRES trabaja con éxito en el uso eficiente del agua y su reutilización a nivel de la Macaronesia; y el proyecto VOLRISKMAC ha fortalecido las capacidades de los archipiélagos en I+D+i para la monitorización de la actividad volcánica.

En lo concerniente a la protección del medio ambiente, el proyecto MARGULLAR y el proyecto VALCONMAC han valorizado, respectivamente, el patrimonio y turismo arqueológico subacuático, y la conservación de los recursos forestales en la Macaronesia. Finalmente, en el marco de la mejora de la capacidad institucional y eficiencia de la administración, el proyecto DEMOS ha creado una red de Defensores del Pueblo, con el objetivo de construir una administración más eficaz, responsable, transparente y ética.

Estos ejemplos, de entre tantos otros que por cuestiones de espacio no he considerado citar, y otros muchos proyectos que se han puesto recientemente en marcha (en el marco de la 2ª Convocatoria del Programa INTERREG MAC (Madeira, Azores y Canarias) 2014 – 2020) ponen de manifiesto el indudable éxito de la política europea de cooperación regional en el ámbito de la Macaronesia en los últimos años, sobre todo a raíz del acuerdo de Partenariado Especial de la Unión Europea con Cabo Verde. Y creo que no es necesario afirmar que estamos, sin duda, ante la construcción de un nuevo y singular proyecto de carácter archipelágico e interregional, por el momento económico, de cooperación y socio-cultural, sin líneas político-institucionales definidas, pero con una fuerte vocación de integración a todos los niveles.

Estamos, sin duda, ante la construcción de un nuevo y singular proyecto de carácter archipelágico e interregional, por el momento económico, de cooperación y socio-cultural, sin líneas político-institucionales definidas, pero con una fuerte vocación de integración a todos los niveles.

En definitiva, la Macaronesia no es sólo un concepto científico. Se perfila en nuestros días como un proyecto único a nivel político, económico, social y cultural en el que los archipiélagos parecen implicarse cada vez con más con ímpetu. Y me satisface enormemente poder contribuir, con mi pequeño granito de arena, a través de mi trabajo en esta Delegación de FUCAEX-Gobierno de Canarias en Cabo Verde, a que este proyecto de la Macaronesia, entre las islas Afortunadas a este lado del Atlántico, sea una realidad en un futuro próximo.