Malentendidos en pareja - Isabel S. Larraburu - Psicóloga Clínica
para Compumedicina.com®
La vieja pareja.
Era una relación de años con recuerdos de diversos colores en la mochila. Evocaciones felices y otras no tan memorables. La intimidad, aunque parezca paradójico, se había esfumado a pesar del supuesto conocimiento que tenía uno del otro. La incomunicación crónica resultaba de que cada uno pensaba que lo sabía todo sobre el otro. No había nada nuevo por descubrir. Cada uno de ellos había elaborado la imagen del otro en su memoria y ésta reposaba enquistada en los circuitos neuronales de su cerebro. No había curiosidad por descubrir la realidad presente del compañero de vida. Con las imágenes del pasado bastaba. Un día ella se sentó a conversar sobre sus cosas mientras él ojeaba la prensa dominical. El le dedicaba “amorosamente” un fragmento de su compartida atención como siempre. Solía responderle con el viejo truco de repetir la última palabra con la intención de hacer ver que seguía la conversación hasta que ella mencionó que había encontrado un nuevo amor. El le contestó impasible al terminar el párrafo del artículo sobre el precio de la vivienda: “Un nuevo amor…” Y eso fue todo. Asumía que lo sabía todo sobre ella ¿para qué prestar atención?
La nueva pareja.
La primavera, fiel a su buena fama les clavó la flecha del amor. Mejor dicho les enfermó de un enamoramiento fulminante cargado de hormonas alborotadas. Del amor era aún pronto para hablar.
Se conocieron en un club de relaciones y respiraron afinidad en el primer intercambio de palabras. Se creyeron afortunados, bendecidos por la suerte del destino. Pensaban las mismas cosas hasta intuyeron una misteriosa comunicación telepática. Compartían adhesiones y aversiones. Pensaron al unísono que todo era demasiado bueno para ser verdad.
Llegó el verano y se plantearon viajar juntos. Perderse en un destino exótico, pasar todo el tiempo pegados sin tener que separarse por nada. Ni un minuto el uno sin el otro disfrutando del máximo deleite: estar a salvo de todos los obstáculos terrenales.
La comunicación de una nueva pareja se basa en una ilusión compuesta por esperanzas, intenciones, necesidades y fantasías. El clima del enamoramiento refuerza la idea de la similitud, del hermanamiento del alma, de la lectura del pensamiento del otro y promueve la evitación del conflicto a toda costa. Las palabras cumplen su vieja función de ocultar las verdades, enmarcando lo positivo y ocultando lo más feo. La auto revelación es mesurada y convenientemente maquillada. Los protagonistas siempre son buenos, bonitos y muchas veces víctimas de las anteriores relaciones.
El idilio vacacional resultó finalmente muy alejado de las expectativas. La convivencia “full time” presentó sorpresas insospechadas. Surgieron preguntas como: “¿Qué has querido decir con esto?” ” ¿Por qué me dices eso?”
Las conversaciones no fluyeron como al principio y tuvieron que sortear las rocas. De repente se dieron cuenta de que la supuesta alma gemela no solo no era gemela sino que tampoco hermana y ni siquiera parecida.
Y es que la intimidad, base ineludible de una sólida relación es una cuestión de tiempo y buena comunicación. Sin duda la intimidad no se improvisa.
La intimidad, el secreto de las buenas relaciones.
La intimidad se compone de un conjunto de cualidades que estimulan el acercamiento, el vínculo y la conexión entre las personas. Es la base inexcusable para que una relación crezca y se consolide. No es algo que se logre de la noche a la mañana, no es fácil de obtener de modo completo y muchas parejas están muy lejos de disfrutarla a pesar de compartir sus vidas durante años.
El psicólogo norteamericano Robert Sternberg investigador de la Universidad de Yale y conocido por sus estudios sobre el amor, afirma que la intimidad es una cualidad que con el tiempo puede crecer, crecer y decrecer o no aparecer siquiera a lo largo de una relación.
Una de sus características más importantes, la auto apertura, implica al mismo tiempo la amenaza potencial de ser rechazado por el otro. Puede darse el caso de que alguien se sienta incluso “intimidado por la intimidad” llegando esto a bloquear su capacidad de acercarse a la pareja. La intimidad puede a veces ser vivida como un riesgo de perder la propia autonomía. Es deseable que la apertura personal se realice en un contexto de aceptación y validación por parte del compañero para que la intimidad pueda desplegarse y desarrollarse.
La pareja como refugio.
Estamos viviendo un cambio en las necesidades y objetivos a la hora de formar pareja. Si antes se buscaba en ella la plataforma donde desarrollar proyectos de futuro y alcanzar objetivos como tener hijos, desarrollar la carrera, progresar económicamente, en la actualidad se observa una mayor necesidad de obtener intimidad, equidad, amistad y apoyo.
La sociedad nos ha dejado un poco huérfanos de la seguridad de vivir en comunidades pequeñas lo cual posibilitaba el cuidado mutuo y la viabilidad de confiar en los demás. Nos ha dado a cambio más individualidad y privacidad. Por esta razón demandamos que la pareja cubra esta carencia y nos suministre el espacio de comodidad, intimidad y confianza que precisamos. No es extraño entonces que las parejas que se van formando ahora quieran estructurarse en base a una mayor equidad, que su pareja sea un amigo y compañero. Tienen que inventar nuevas fórmulas, ya que no tienen modelos que imitar. No desean perpetuar los roles clásicos de las familias a las que han pertenecido donde el hombre provee y trae el dinero y la mujer cuida de los niños y la casa. Muchos de esos padres no eran un ejemplo de intimidad probablemente porque tenían otros apremios.
Elementos que componen la intimidad en la pareja.
1. Deseo de promover el bienestar de la persona amada
2. Disfrute junto a esa persona
3. Respeto por el otro ser
4. Capacidad de contar con la otra persona en momentos de necesidad
5. Entendimiento mutuo.
6. Entrega de uno mismo y de sus posesiones.
7. Recepción de apoyo emocional por parte del otro.
8. Entrega de apoyo emocional a esa persona
9. Comunicación honesta y profunda con la persona amada.
10. La valoración positiva del otro.
Construir o reconstruir la intimidad.
La felicidad en las relaciones está estrechamente relacionada con la intimidad según estudios realizados al respecto.
El desenamoramiento a menudo surge cuando ha desaparecido la intimidad. La comunicación íntima consiste básicamente en dar información propia y tener habilidad para escuchar de forma empática, recibir bien la información
Facilitar información sobre uno mismo.
- Saber proporcionar datos sobre uno mismo no es fácil. Sin duda implica el riesgo de ser juzgado y desaprobado. Por eso muchas personas fallan en este peldaño. Abrirse significa comunicar las propias emociones, pensamientos importantes y sentimientos a alguien en quién se confía. Supone compartir sueños, esperanzas, intereses, objetivos y planes con la otra persona.
- Quiere decir igualmente, comunicar tanto los sentimientos positivos como los negativos sobre el compañero de una manera amable y constructiva. Si se da el caso de que los comentarios negativos superan los positivos es posible que la relación presente ciertas trabas importantes que se podrían plantear a un profesional.
Habilidad para escuchar con empatía. Estas son las claves:
- Oír el CONTENIDO de lo que la persona ha dicho.
- Ser consciente de las EMOCIONES (miedo, ansiedad, rabia, tristeza, amor, felicidad) que el compañero expresa.
- Tratar de entender el MENSAJE NO EXPRESADO detrás de las palabras. ¿De qué teme hablar? o ¿De qué no se está dando cuenta?
- HACER UN RESUMEN. Decirle al compañero lo que se ha entendido sobre su mensaje y sus emociones. Dar lugar a que el compañero responda sobre si se le ha interpretado bien o no.
- NO PRESUPONER NADA. No dar por sentado que se entiende al otro correctamente sin comprobarlo con él.
- DEJAR QUE EL COMPAÑERO TERMINE ANTES DE EMPEZAR A HABLAR. Es importante esperar a que termine y contrastar con él si se ha entendido bien lo que ha querido decir antes de replicar.
Seguir pedaleando para no caerse de la bicicleta.
Sabiendo ya que la receta de las relaciones felices y largas reside en la intimidad, no está de más que nos hiciéramos expertos en mantenerla viva y creciente. Muchas parejas oscilan constantemente entre la intimidad y la autonomía como un péndulo. Esto contribuye a mantener en crecimiento activo muchas relaciones. La clave como siempre radica en la armonía y el equilibrio de las fuerzas. Desarrollar y mantener las habilidades para la intimidad no es sólo útil para las relaciones de pareja sino también para la amistad y las relaciones de trabajo.
Recomendaciones
Evitar etiquetas negativas y afirmaciones dogmáticas sobre el compañero.
Utilizar el contacto visual y una postura corporal atenta.
Mantener un tono de voz amable casi todo el tiempo, incluso durante los conflictos.
Recordar hacer comentarios y acciones agradables con frecuencia.
Estar siempre dispuesto a escuchar y a consensuar en las discusiones. Mantener la postura ganar/ganar, es decir, llegar a acuerdos permitiendo que ambas partes ganen algo.
Año VII N° 121 Agosto 2006