Mamá, ¿los ordenadores son más listos que nosotros?

Complicada respuesta...¿cómo te lo explico?

La inteligencia es una capacidad que implica habilidad para razonar, resolver problemas, planificar, pensar de forma abstracta, comprender ideas complejas, aprender con rapidez y aprender de la experiencia. Solía ser una característica #diferencial humana, pero ya no lo es.

Las personas no nacemos con #habilidades, si no con una amplia capacidad de adquirir nuevas aptitudes.

Lo que hace especial a la inteligencia humana es nuestra #adaptabilidad, nuestro poder de generalizar ante situaciones nunca antes vistas.

Los humanos nacemos con una habilidad innata para aprender rápidamente ciertas cosas, ya sea solos o unos de otros, cosas como lo que significa una sonrisa o lo que sucede o puede pasar cuando se nos cae algo al suelo. Incluso los más sofisticados y poderosos sistemas de IA del mercado no pueden captar al 100% tales conceptos.

Un coche que se conduce solo, por ejemplo, a día de hoy, no puede intuir, en base a “su sentido común” lo que pasará si a un camión que va delante suyo en la carretera se le va cayendo poco a poco todo su cargamento. Manejará diversos escenarios como consecuencia de los datos que procesa, pero la calidad y cantidad de esa data será lo que defina esos escenarios y las decisiones que tome.

El Machine Learning funciona gracias a algoritmos de aprendizaje que se entrenan con datos. En el entorno actual, tenemos datos de entrenamiento cada vez mayores y de mejor calidad, gracias a lo cual, la Inteligencia Artificial puede obtener mejores resultados que la humana.

Cuando un sistema de IA procesa un gran volumen de datos, su velocidad de aprendizaje y entrenamiento es siempre muy superior a la humana. Por lo tanto, en los escenarios donde la máquina y el hombre tengan acceso a los mismos datos y, estos supongan una masa crítica relevante para la resolución del problema, el sistema de IA siempre será superior al hombre en cuanto a su velocidad de aprendizaje y respuesta.

No obstante, frente a lo que sucede con las máquinas, las personas somos capaces de aprender con un volumen de datos de entrenamiento relativamente reducido. La evolución nos ha dado una serie de capacidades y éstas nos han ido permitiendo generalizar reglas con pocos datos, es decir, hemos podido subsistir y evolucionar sin necesidad de una gran experiencia.

La #IA necesita comprender nuestra psicología (entre otras muchas cosas) para adquirir y usar el conocimiento de forma eficiente. Y para aplicar este conocimiento a nuevas situaciones, la IA necesitará aprender de nuevas formas, por ejemplo, dibujando #inferencias causales en lugar de simplemente encontrar #patrones.

Otro punto a favor de la inteligencia humana es la #creatividad. La usamos constantemente (casi todos nosotros) cuando nos damos cuenta de que lo que hicimos antes no nos sirve para solucionar un problema que tenemos ahora entre manos. 

La creatividad es prima-hermana de la intuición a la hora de tomar decisiones y en este este sentido, los sistemas basados en la IA no pueden todavía tener esta capacidad ya que su funcionamiento depende totalmente de un proceso de entrenamiento con datos. Pero lo que que si es cierto es que una correcta explotación del open data y una automatización liderada por IA si que podrían plantarle cara al clásico proceso creativo.

Por último, y ante circunstancias de incertidumbre, ya sea por falta de datos o por que todas las opciones pesan lo mismo, las personas somos capaces, en mayor o menor medida, de asumir riesgos, a diferencia de la IA, que siempre necesitaría disponer de una regla que le solucionara esa incertidumbre. Sin embargo, en un futuro, que puede que sea ya presente, los propios sistemas acabarán solucionando ellos mismos este tema, re-escribiendo sus propios códigos sin necesidad de ayuda humana.

¿Les diré a mis hijos que la #IA vencerá a la #inteligenciahumana?. Probablemente, pero también les diría que la inteligencia es subjetiva y que hay inteligencias de muchos tipos. Cada uno tiene la suya y es eso precisamente lo que nos hace únicos.

Nuestro deber es entrenarla, disfrutarla y ponerla al servicio de todo lo que nos rodea.

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