"Mamá, ¿Qué es la empatía?"

Normalmente, lo que escribo tiene mucho que ver con lo que experimento durante la semana, con aquellos acontecimientos sorprendentes y mis pensamientos recurrentes sobre la innovación, el futuro y las tecnologías (ya les he comentado acerca de mi espíritu nerd).

La semana pasada me encontré sin nada específico que decir; había mucho estímulo, pero poco espacio para reflexionar. De hecho, estaba organizando unas jornadas de inmersión en innovación y experiencias con emprendedores que mantenían mi mente muy ocupada.

Pero no es que no haya ocurrido nada sorprendente; simplemente no había caído en la cuenta. Estaba, por así decirlo, "cocinando" lo que comencé a visualizar y conectar esta semana.

En el marco de esta Gira para Emprendedores que estaba organizando, hubo jornadas dedicadas a cómo fortalecer y potenciar sus propuestas de valor, cómo conectar con el propósito, metodologías de innovación, ventas, dinámicas de colaboración y otras materias esenciales para escalar sus negocios.

Durante esos cuatro días que estuve con ellos, mi cabeza comenzó a conectar puntos. Me tocó la jornada dedicada a innovación, di mi charla e hice una dinámica en Design Thinking. Y durante ese día, disfruté mucho compartir mi mirada y entendimiento con ellos, y no me dejaba de resonar el valor que tiene para mi conectar con las personas, y mi relación con la innovación como método, ecuación y recurso para impulsar cambios positivos en la sociedad y las personas.

Sin embargo, doy este contexto para compartir algo personal que guarda mucha relación con un tema que abordamos ese día en mi jornada con ellos: "La mirada de principiante". Sé que ya he hablado de esto antes, pero hoy quiero darle otro significado. Además, no considero que sea redundante insistir en observar más allá, sorprenderse de lo obvio, salir de la rutina, apagar el "switch del yo" y conectar con las personas, detener los juicios y prejuicios. Parece sencillo, ¿verdad? Pero no es suficiente con mencionarlo o comprenderlo una sola vez, ya que son conceptos que deben practicarse constantemente.

Volviendo a mi experiencia, me encontré cara a cara con todos los conceptos anteriores, que me pusieron en jaque y, de alguna manera, me hicieron darme cuenta de que no estaba viendo lo obvio, que me llenaba de adjetivos y no estaba "haciendo" lo que predicaba.

Mi hija de 7 años —y aquí viene lo personal—, con esa mirada de principiante REAL, con esa visión maravillosa que tienen los niños, comenzó a preguntarme: "Mamá, ¿qué es la empatía?".

¡Qué desafío explicarle a un niño de 7 años qué es la empatía! El significado de ponerse en los zapatos de otros para poder conectar con ellos. Claro, los ejemplos deben estar relacionados con su realidad, pero me pareció fascinante, porque ella utilizaba la "Técnica de los 5 porqués" —sin saberlo— e indagaba desde esa perspectiva de principiante, el significado y la importancia de ser empáticos. Mi hija sin saberlo, me hacia conectar con las herramientas que utilizo y enseño a mis alumnos en contextos de innovación y emprendimiento.

Otro día de este misma semana, algo ocurrió en su "mini mundo": le llamaron la atención en el colegio por no seguir una instrucción, se había equivocado y se lo hicieron ver. Pero... ella me dijo: "Mamá, me retaron por pintar con marcadores en lugar de lápices y tuve que empezar de cero", pero le dije a la profesora que "fallar es parte del proceso, y lo importante es aprender"... ¿Qué le dices a un niño ante eso? Ella estaba confundida porque sus palabras no resonaron en su profesora. Le expliqué que fallar son intentos de aprendizaje; de hecho, le dibujé en un cuaderno lo siguiente:

FAIL - First Attempt in Learning -, mostrándole que fallar no es algo malo, sino parte de nuestro aprendizaje. Y que a veces los adultos estamos un poco sordos y ciegos (o sesgados), y actuamos muchas veces de formas automáticas

Esta experiencia me hizo darme cuenta que, sin pretenderlo, las metodologías de innovación no son más que prácticas que "deberíamos" aplicar en nuestras vidas, explorando siempre, y lo más importante, estando presentes, alerta y abrazando el cambio.

Me hace reflexionar sobre la importancia de estar siempre conscientes del momento presente, de no olvidarnos de quiénes somos, desde nuestros propósitos más íntimos hasta nosotros como colectivo. Que ser adultos no significa olvidar esa capacidad de maravillarse con lo simple o evidente. Los invito a dejar de lado el piloto automático y a desaprender para volver a aprender del mundo y dejarse llevar.