Martín el "Cagarruta"

Martín el "Cagarruta"

Las enormes ruedas del coche de Martín apisonaban la gravilla de la carretera de entrada al pueblo.

 

La pintura del enorme vehículo fue encerada tantas veces que si tenías la mala suerte de mirarlo mientras le daba el sol quedabas irremediablemente ciego para siempre.

 

El paso lento, mortecino, parsimoniosamente estudiado, debía dar tiempo a todos los habitantes de aquel villorrio de asimilar su vuelta.

 

Y es que no volvió un cualquiera.

 

Regresaba Martín, el hijo del “Cagarruta” y lo hacía victorioso.

 

Hijo, nieto, biznieto, tataranieto…. y así hasta Adán y Eva, de labradores sin tierras.

 

En el pueblo decía con sorna que sus cuatro abuelos se habían muerto sin haber probado jamás un filete.

 

Lo que por cierto no se alejaba excesivamente de la realidad...


El resto de la historia la contaré en el email que enviaré el miércoles.


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