Matelssa y Karibik ejemplos colombianos de marcas propósito

Matelssa y Karibik ejemplos colombianos de marcas propósito

Las dos marcas colombianas nos dan un modelo del mercadeo del espíritu y refrescan la industria con sus proyectos. Una revolucionaria invitación a evolucionar como consumidores. 

Me he encontrado con Matelssa y Karibik dos conceptos que, al verlos en operación, inmediatamente me transportaron a un escenario internacional del marketing de moda. Mi satisfacción fue mayor al saber que las dos marcas son colombianas, que representan la creatividad y el trabajo de empresarios que le apuestan al conocimiento del marketing del espíritu.

Puedo suponer que para estas dos compañías fue difícil y casi una locura comenzar proyectos de moda en nuestro país, en un momento en el que son múltiples las ofertas y los bajos precios de los productos que vienen de Asia, el viejo continente y Norteamérica. También, por la competencia con las tradicionales marcas locales, que atienden el exigente segmento juvenil en Colombia. Estoy seguro de que más de un economista amigo les advirtió a estos emprendedores, sobre las proyecciones de la crisis en el sector textil y la confección que, entre otras cosas, nos cuestiona sobre la actitud arribista que tenemos frente al producto nacional. Nos preguntamos entonces, ¿cómo nuestras ideas pueden triunfar a pesar de las predicciones más pesimistas? 

Imagino que el reto inicial de Matelssa y Karibik fue diseñar un concepto tan sólido que pudiera soportar todas estas variables del sector y adicionalmente, dar una lección de innovación. Romper el molde, fue lo que hicieron, para iniciar la conversación con su público, conectarse con ellos y compartir su visión de un mundo mejor. 

Hasta ahora, las marcas tradicionales de moda seguían haciendo mercadeo de los años 50´s. Continuaban desestimando a su segmento, ofreciendo ropa y accesorios colgados en una buena exhibición de vitrina, con unos descuentos inimaginables que llamaban al consumo. Se preguntarán si estas estrategias son válidas. Claro que lo son y lo seguirán siendo. Sin embargo, no son coherentes con el nuevo marketing. Ese que hoy le gusta y prefieren nuestros clientes, el mercadeo del espíritu.

Fue aquí donde Matelsa y Karibik vieron la oportunidad de hacer algo que marcara la diferencia. Definieron propósitos para sus marcas y empezaron a construir conversaciones inteligentes con sus jóvenes consumidores, en las que socializan ideales e invitan a generar acciones concretas.

Conectarse, es hablarles a estos jóvenes en su mismo idioma y lograr que se sientan identificados en alguna situación, con una frase o una imagen de algún momento cotidiano. Es abordar temas a los que son sensibles, como la situación ambiental del planeta, la inclusión laboral de personas con habilidades especiales, la diversidad, el comercio justo, la legalización de las drogas, la alimentación saludable, el deporte, el rechazo al maltrato animal, entre otros. Parte de la clave para construir un sincero vínculo con quienes les compran, ha sido hablarles de frente y sin tapujos. 

Sus licencias creativas más relevantes están fundamentadas en la sencillez y en la personalidad de la marca. Por ejemplo, Matelssa no hace vitrinas, ni tiene avisos en sus locales comerciales, de hecho, sus tiendas son a puerta cerrada. En el interior de sus tiendas no hay maniquíes y no aplican la venta cruzada en sus recorridos. No puedo imaginar las múltiples anécdotas al respecto y la interpretación errónea de peatones y vecinos al ver entrar y salir jóvenes sonrientes de locales con fachadas sencillas y poco llamativas. Está claro, los únicos que saben qué pasa al interior son sus clientes, que salen con cara de felicidad porque adentro tuvieron una gran experiencia de compra. 

Por otro lado, Karibik inquieta a su competencia, pues sabe que sus consumidores son jóvenes digitales a los que los mueven las causas sociales y por esto implementó una app que permite encontrar la tienda Karibik más cercana, comprar online, seguir las novedades en las redes sociales y ganar puntos por compras, que se pueden redimir en bonos de compra o cupones de donación a fundaciones de protección animal.

Es de resaltar que las dos marcas implementan la omnicanalidad. Sí, le apuestan a la unión entre el mundo digital y el mundo offline. Sus conversaciones en redes sociales son fluidas, funcionales, un claro ejemplo de interacción y una guía de gestión para los más expertos.

Una marca es lo que la gente piensa y siente sobre lo que una empresa / producto o servicio, hace y significa.

Finalmente hay que reconocer que en tiempos de crisis estos conceptos son los que salvan cientos de empleos y muestran empresas con niveles de calidad y compromiso envidiables. Las dos marcas están lejos de vender ropa, tienen un compromiso y mucho más que eso, son líderes de opinión, pues las marcas propósito enseñan y visualizan una sociedad más educada y éticamente renovada.

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