¿ Me espían ? Parte III
Uno se plantea si realmente se encuentra bajo la mira de algún tipo de espionaje en algún momento de su vida, pues como mencione anteriormente, por algún lado le llega a uno un indicio de que es posible que así sea.
Lo lamentable del caso es que uno, de alguna forma, ayuda a ser espiado, pues uno va dejando señales que pueden ser aprovechados para que otros consigan información de uno.
Hoy en día la tecnología es muy eficaz en aprovechar el comportamiento predecible de las actividades personales, pues los artículos electrónicos nos acompañan en muchas de las actividades diarias.
Sin embargo, también quien quiera obtener detalles de nuestra vida puede hacerlo a la vieja usanza, que consiste en obtenerla de lo que uno va desechando, y es directamente de la basura, pues uno va botando objetos, papeles, comida, etc., y de ahí se va armando información de los hábitos personales. Este método también se aplica a las empresas, donde se desecha mucha documentación.
Otra forma es mediante el seguimiento físico, cuestión que, se debe hacer con un equipo de personas para no ser percibido por el objetivo el seguimiento. Además, existe un buen porcentaje de probabilidades de no poder hacer el seguimiento en todos los lugares por donde se mueve el sujeto y también el que se pierda el contacto por cuestiones que no se pueden controlar, como el tráfico.
Es factible durante el seguimiento, que puede prolongarse por muchos días, se tomen fotografías y/o videos de los lugares que visita, de la gente con la que se reúne, se logre captar sus conversaciones. Todo esto ayuda en obtener más información, y es posible que otras personas con las que se reúne sean objetos de seguimientos circunstanciales.
Sin duda lo más inquietante es la factibilidad que uno tenga intervenido el lugar de trabajo, la casa o el vehículo, sitios en los cuales uno habitualmente pasa tiempo y donde se genera mucha información. Pero lograr tener acceso a esos lugares por la persona que vaya colocar un equipo no es nada fácil y se requiere de mucho ingenio, del tiempo adecuado para instalarlo y que quede imperceptible.
Es muy factible bajo ciertas circunstancias que alguna persona allegada a uno sea quien necesita obtener la información, pues pleitos de divorcios, herencias, manejo del negocio familiar, son disparadores de esta necesidad. Esta persona tiene todo a su favor pues puede ingresar y tener el tiempo suficiente para colocarlo el mismo o acompañarse por un especialista.
Luego están los medios de comunicación, pues el teléfono, bien sea por cable o por celular, o las computadoras es lo más apetecible por la gran cantidad de datos que se pueden obtener a través de estos.
El término usado para hacer que un medio tecnológico se vuelva una herramienta para la obtención de información es el de colocarle un “implante”. Este implante puede hacerse por componentes electrónicos, por programas difíciles de detectar o por la unión de ambos.
Lo interesante es que hoy en día es muy fácil de conseguir equipos de espionaje que son simples de colocar y de usar, que vienen en una amplia variedad de presentaciones y funciones como la de grabar el audio, tomar fotografías o videos empleando sensores de movimiento, que pueden transmitir a distancias cortas o almacenarlo en micro memorias.
De igual forma existen dispositivos muy sofisticados, programas muy elaborados, los cuales no son muy fáciles de conseguir, son de un costo elevado, los cuales son implantados a personajes de muy elevado interés mundial, bien sea por razones económicas, de mercado, fabricantes, políticos, científicos o delictivos.
Estos son motivos y condiciones que, al momento de realizar una búsqueda, se deben tomar en cuenta, pues quien es el objetivo representa que tipo de tecnología y cuánto dinero posiblemente se deba invertir para lograr el cometido y se arriesga en perderse si se detecta.
En otra entrega estaremos hablando sobre las diferentes tecnologías usadas para lo que se llama inteligencia y contra medidas electrónicas.