NO ME VOY DE MI ENTORNO COLOMBIANO
Colombia es un país diseñado para la corrupción, la guerra, la segregación social y la pobreza extrema, donde la democracia es un instrumento de sometimiento del pueblo, los impuestos sean robados, la violencia inspire los ideales de progreso y del dinero fácil, la discriminación se soporte y el abandono de las poblaciones vulnerables sea una verdad oculta.
Pero, con la esperanza de llegar al punto de tener sensaciones de que es vital un giro dramático para el mejoramiento en la construcción de una verdadera república, de un verdadero conjunto de progresos y anhelos que permitan una convivencia social armónica, constructiva y tolerante, actuando efectivamente sobre las leyes y reglamentos, redactadas por unos pocos desde las esferas de la élite, desconociendo la verdadera esencia de un estado democrático. El cambio debe venir desde las bases sociales: la familia, los colegios, las universidades, los sindicatos, las industrias, los medios, los banqueros, en fin.
Si vivo en un barrio organizado, con iglesia, centros de salud, tiendas y supermercados, buenas vías, servicio de bus, zonas de recreación, una Junta de Acción Comunal a disposición, viejotecas cerca, biblioteca virtual a disposición, vecindad respetuosa, buenos servicios de las Cajas de Compensación Familiar, Escuelas y Colegios públicos y privados, entonces diré que soy un afortunado social. Si además tengo conexión familiar permanente en vivo y en directo, estudios suficientes para un trabajo digno, o con pensión suficiente para los gastos familiares y ahorro necesario, con amigos y amigas para relaciones asiduas en grupos recreativos, viajes, festejos, eventos, paseos, aeróbicos, entonces diré, también, que soy una persona socialmente completa y satisfecha.
A tal efecto, no me entusiasma, ni interesa, ni atrae, ni estimula salir a otros países en busca de aventuras, de reconocimientos ya obtenidos, de trabajos que no aportan mayor valor a mi vida, de ingresos innecesarios o riqueza que me aleje de mi tranquilidad, goce, felicidad personal, familiar y social que ya tengo.