Mediando con la Cenicienta
¿Qué hubiera pasado con el zapato de cristal de la Cenicienta si ella y su familia hubieran acudido a mediación en lugar de pelearse por ir a la fiesta del príncipe para casarse con él? Pues que posiblemente nunca habríamos conocido al Hada madrina ni la Cenicienta se habría calzado los zapatitos de cristal.
El conflicto
La madrastra de Cenicienta se siente insegura en su segundo matrimonio y vuelca su frustración sobre su hijastra Cenicienta. Las hermanastras tienen envidia de Cenicienta porque es más guapa y más lista y no han tenido oportunidad de establecer unos vínculos afectivos con ella. El padre está siempre un poco ausente y no se da cuenta del conflicto que tiene en casa, aunque sí percibe que las relaciones no son tan buenas como deberían. Cenicienta es demasiado joven; no sabe gestionar sus emociones ni decir que no sin sentirse culpable, así que prefiere apechugar con lo que le mandan y evitar el enfrentamiento.
La mediación
Suponiendo que el padre y la madrastra se hubieran puesto de acuerdo en que tenían un conflicto con sus hijas y ellas entre sí, tendrían que haber encontrado un buen equipo de mediadores (o sea, nosotros) para hallar la solución todos juntos.
La familia al completo habría participado en las sesiones de mediación, incluso aunque las hijas hubieran sido menores, dado que eso es posible con el consentimiento de sus padres. Probablemente tendríamos que haber organizado una sesión conjunta y al menos dos por separado, para abordar la situación de manera independiente con cada grupo generacional. Eso facilitaría que los padres se expresaran con libertad sin tener a sus hijas delante y que ellas también pudieran manifestar sus sentimientos y su visión del conflicto sin cortapisas.
Casi con toda seguridad habríamos necesitado recurrir a la comediación, dada la complejidad de las relaciones de esta familia y la cantidad de personas implicadas en las sesiones de mediación. La presencia de dos mediadores facilita que se puedan desarrollar las dinámicas de trabajo con mayor fluidez y que no se pierdan los detalles de la información que las personas suministran durante la hora que suele durar cada sesión. ¡Atendiendo al cuento, las hermanastras serían un filón!
Una buena apuesta en este caso habría sido recurrir a técnicas de comunicación no violenta, pensando, sobre todo, en el mantenimiento de la paz familiar una vez terminada la mediación.
El acuerdo de mediación
El acuerdo de mediación alcanzado habría satisfecho a todas las partes:
· Las hermanastras de Cenicienta habrían conseguido más paga para comprar ropa bonita y salir los fines de semana, de manera que su foco de atención no estaría sobre el príncipe y su fiesta.
· La madrastra de Cenicienta habría comprendido que su marido la quiere sin establecer comparaciones con su primera esposa y se habría sentido más segura de sí misma y de la posición de sus hijas, así que habría rebajado la tensión con su hijastra Cenicienta
· Cenicienta habría dejado de encargarse de las tareas más penosas del hogar y estaría manteniendo una relación estupenda con el príncipe, a cuya fiesta podría haber ido sin problemas.
· El padre de Cenicienta habría alcanzado la paz hogareña y una relación mucho más satisfactoria con su segunda mujer, gastando un poco más de dinero en sus hijastras, un precio más que asumible porque habría servido para que su esposa se sintiera más feliz y cargara menos las tintas en Cenicienta.
Lo mejor de todo es que la solución la habrían alcanzado ellos solos... Sin necesidad de varita mágica. ¡Colorín, colorado, este cuento se ha acabado!