Medición de Impacto: Cómo mejorar y crear valor a largo plazo
Durante este mes, en mi oficina (la Fundación IES ) recibimos una linda noticia: nuestra iniciativa de Servicios Empresariales con lente de género ( Tú consultorio empresarial ) tuvo su primera evaluación de impacto (luego de 4 años de operar) a cargo de 60 Decibels y los resultados hicieron que hinchemos el pecho de orgullo: casi 8 de cada 10 empresarias que participaron de la evaluación dijeron que su calidad de vida mejoró gracias a los servicios recibidos.
Más allá de los resultados obtenidos, este tiempo estuve reflexionando sobre el impacto que las empresas generar y la forma de medición y quería compartir algunas reflexiones acá.
Poder medirse y compararse
No es necesario profundizar demasiado en la importancia de medir. Basta con recordar el viejo dicho: “lo que no se mide, no se mejora”. Medirnos es la única forma de saber cuánto hemos avanzado en el camino que nos hemos propuesto. Pero, ¿cómo podemos saber si estamos en el camino correcto? Para esto es necesario algo más que medirnos: necesitamos compararnos. Y acá, nos enfrentamos a un problema que no podemos resolver por nosotros mismos: la necesidad de tener estándares de medición y una base de comparación. Es decir, poder medirnos todos con la misma vara y saber donde estamos respecto al resto. Y, mucho me temo, este es uno de los puntos flacos de nuestro ecosistema: necesitamos convenir en formas estándares de medición y compartirlas de formas que todos podamos compararnos. Es más, me animaría a decir que contar con esto (estándares de medición y bases comparativas) es una manera de medir la madurez de un ecosistema empresarial.
Pensar en los públicos
Otra reflexión importante es sobre la necesidad de compartir los resultados de la evaluación. Si haces algo y nadie lo sabe, es como si no lo hubieras hecho. Personalmente, me ha costado, pero con el tiempo aprendí que “no solo hay que poner el huevo, también hay que cacarear”. Por supuesto, esto es más fácil cuando los resultados son positivos.
Pero, una vez trascendido el ego, volvemos a la idea de que no sólo nos medimos para nosotros, existe (o debería existir) un público al que esta medición le interesa. De manera general, este público podrían ser tus clientes o tus inversionistas (actuales o potenciales). Y lo que sea que estamos midiendo, debería importarles. Y acá aparece, otra vez, la necesidad de tener medidas comparables.
El impacto y la generación de valor
Un buen amigo siempre me dice: “muy bonito todo, pero ¿quién paga la cuenta?”. Esta pregunta es crucial cuando hablamos de mediciones de impacto, ya que no son baratas. Y son aún más costosas cuando se exige que sean fiables, comparables y útiles para diferentes públicos al mismo tiempo.
Hacernos esta pregunta nos lleva a pensar más allá de la medición del impacto y se enfoca en el impacto mismo. ¿Quién está dispuesto a pagar por este impacto? (y por lo tanto, en pagar por medirlo).
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Para mi una manera de empezar a respondernos esto es empezar a preguntarnos sobre la relación que hay entre el impacto que generamos y la forma en que generamos valor para nuestros clientes (o de forma más general, para los stakeholders). Y creo que acá es necesario agregar un factor fundamental: la visión de largo plazo. Sin una visón de largo plazo, me temo, no tiene sentido hablar de generación de impacto (y menos aún, sobre como medirlo). Y para poder sostener el impacto que generamos en el tiempo, es necesario poder encontrar un vínculo claro con la forma que la empresa genera valor, pues sólo así este impacto podrá ser sostenido en el tiempo. De más está decir que la empresa debe ser, además, rentable. Pues si no, no hay manera que pueda sobrevivir en el tiempo.
Casi para terminar: un reciente estudio de Morgan Stanley (mayo 2024) preguntó a grandes corporaciones de Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico cómo las prácticas de sostenibilidad afectan su estrategia corporativa a largo plazo. El 53% de las empresas encuestadas considera la sostenibilidad como una fuente de creación de valor, y el 32% la ve como una fuente de creación de valor y gestión de riesgos. En total, el 85% de las empresas ven la sostenibilidad como una oportunidad para crear valor.
Y ya para cerrar, cuatro links que, si el tema te gustó, me parece te podrían gustar:
El sistema IRIS+ es uno de los estándares de medición en la Inversión de Impacto
Si el interés está en microfinanzas y cómo medir su impacto, CERISE+SPTF es un buen punto de partida
Empresa dedicada a la medición de impacto social. Tienen, además, una muy linda estética (demostración, que no todo en la vida son números) .
Empresa, latinoamericana, especialista en monitoreo y evaluación, inversión social y gestión del conocimiento.
Si el tema te interesa y quieres seguir hablando sobre él o hay algo que me quieras comentar puedes dejarme un mensaje acá abajo o escribir a jvargas@fundacionies.org